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Seokjin deja escapar un resoplido en cuanto Namjoon abandona la recámara para irse al encuentro con Yoongi.

Solo esperaba que el pálido no fuera a abrir la boca. Después de todo él había cumplido con su parte y lo mínimo que esperaba es que Yoongi hiciera lo mismo.

Aún cuando la ausencia de Namjoon era un factor que afectaba su estado de ánimo, Seokjin opta por intentar dormir.

Estaba agotado y no iba a lograr nada permaneciendo despierto.

Con suma pereza extendió su brazo para tomar la almohada perteneciente a su esposo, a la cual se abrazó y olfateó hasta quedarse lentamente dormido.

[.]

Desorientado, Seokjin se despierta debido a una molesta e insistente melodía que se repetía una y otra vez. Enciende la luz y trata de dar con el origen del ruido, pero este se detiene casi al instante.

Refriega una de sus orbes antes de parpadear seguido y suspirar aliviado ante el silencio reinante. Ya se disponía a cerrar nuevamente los ojos y regresar al mundo de los sueños cuando su adormilado cerebro parece despertar súbitamente, haciéndolo consciente de que el ruido desconocido provenía de su teléfono.

Se levanta de sopetón y tiene que sentarse unos segundos debido a que todo empieza a dar vueltas. Recordándole así -una vez más- que levantarse con premura mientras estás embazado no es una buena idea.

Una vez el mareo pasa, se pone en pie y va en busca de su celular, la pantalla encendida muestra una llamada perdida y varios mensajes. Frunce el ceño al no reconocer el número  por lo que pasa inmediatamente a los mensajes y vaya la sorpresa que se llevó al leer el contenido de estos.

Sus orbes se expanden de la sorpresa.

¿Acaso Yoongi había logrado en unas horas lo que él no pudo en esos meses?

Rápidamente devuelve la llamada, pero esta no es contestada.

Tenía que ser una maldita broma.

Jin va hacia el closet de donde saca una muda de ropa al azar y se la coloca mientras devuelve nuevamente la llamada.

Nada.

--¡Maldita sea! -exclama antes de colgar para luego salir apresurado de su habitación con toda la intención de ir a reunirse con el remitente de los mensajes.

--¿Señor? -llama quien es su chófer nada más verlo cruzar la puerta de su recámara --¿Necesita algo?

Ante aquella inesperada voz el apuesto doncel da un respingo y tiene que ahogar un chillido agudo. Sus orbes se llenan de reproche y sus facciones se vuelven ceñudas. No hacía falta ser un genio para deducir que la presencia de aquel chico no era una mera coincidencia, sinó que era obra de Namjoon.

Si no tuviera tanta prisa se tomaría el tiempo de indignarse por aquello, pero justo en ese momento tenía algo más importante en qué gastar sus energías --Necesito que me lleves a un lugar, así que vamos. -dice mientras empieza a caminar. Necesitaba llegar a aquel encuentro y sin duda alguna iba a aprovechar que tenía a su chófer personal en frente.

--Lo siento. -este niega para desconcierto del castaño --El señor Kim me dió órdenes claras de cuidar de usted hasta que regrese.

--Puedes cuidarme mientras me llevas a donde necesito ir. -replica, importándole realmente poco las órdenes dadas por su esposo --¡Oye! -exclama cuando el paso le es cortado.

--No lo puedo dejar salir. -informa con su rostro impasible y un tono de voz sereno.

Seokjin enarca una ceja con impaciencia ante la osada actitud contraria.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora