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Tras una nefasta noche de extrañar a Namjoon y en la que apenas pudo pegar el ojo, Seokjin está más que dispuesto a regresar al lado de su esposo cuanto antes. Pese a esto, sigue reacio en su decisión respecto al bebé, por lo que se dedica a esperar a que sea el contrario quien de el primer paso.

Y es que no tenía duda alguna de que Namjoon iría pronto en su busca; porque, así como él, este tampoco soportaría la lejanía. Es quizás esta certeza uno de los motivos por los que el castaño se permite ser egoísta con sus decisiones, pues -aunque resulte pretencioso de su parte- tiene la seguridad de que Namjoon jamás soltará su mano, que sin importa qué, ellos se pertenecen y siempre estarán juntos.

No es hasta que el día transcurre dando paso a la noche, que el castaño siente como toda su confianza se tambalea un poco.

Contrario a lo esperado, no ha habido rastro alguno de Namjoon y eso es algo un tanto preocupante tomando en cuanta su situación.

Tamborileando los dedos sobre su pierna izquierda, Jin se dispone a tomar su celular. Tarareando pensativo antes de llamar al teléfono de casa como un método de saber si su esposo se encontraba allí. Cuando nadie contesta, decide llamarlo directamente a su celular. Contrariado tras no recibir respuesta, deja el teléfono a un lado y enciende la televisión para distraer su mente. Al final terminó quedándose dormido y despertando en la madrugada, donde revisó su celular y descubrió con pesar que su llamada aún no era devuelta.

No pudo retomar el sueño, así que aguardó hasta que fuera de mañana y volvió a intentar comunicarse nuevamente, obteniendo el mismo resultado. Para ese entonces, estaba lo suficientemente preocupado como para llamar a la oficina de Namjoon, donde su secretaria le avisó que este se había ido de viaje fuera del país a primera hora del día anterior y que, con la prisa, había dejado su celular.

Si bien fue vergonzoso tener que recurrir a un tercero para saber el paradero de su propio esposo cuando se supone el debía ser el primero en saber donde estaba, Seokjin almenos pudo estar tranquilo ahora que había una explicación del porqué Namjoon no había ido aún por él.

Pero este alivio se fue convirtiendo en molestia a medida que los días pasaban y seguía sin tener noticias del más alto.

¿Acaso su secretaria no le había notificado de su llamada? Y aun si fuera el caso, ¿Qué tan ocupado podía estar que ni siquiera se tomaba la molestia de mandarle un mensaje de texto? ¿Qué significaba aquella dejadez tan inusual?

Para cuando recibió su anhelada llamada telefónica ya había transcurrido más de una semana. Namjoon solo mencionó haber encontrado sus llamadas, disgustando en sobremanera a Seokjin por el poco interés mostrado tras esos días de no verse ni hablarse.

La conversación fue tensa, desencadenando una nueva discusión llena de reclamos y en la que ninguno de los dos mostró indicios de querer solucionar lo de su separación. Al final, Seokjin había terminado lanzado su teléfono celular contra la pared, dando por terminada la llamada.

Más cabreado de lo que jamás había estado en toda su vida, recogió sus cosas y abandonó aquel hotel que había diezmado considerablemente sus ahorros y se trasladó a uno más económico, pero que estaba mucho más alejado del centro de Seúl.

Una vez compró otro teléfono celular, se puso en contacto con Ken para ver la posibilidad de encontrar otra agencia de modelaje, puesto que necesitaba ingresos antes de quedarse sin un solo won. Lastimosamente para él, su antiguo representante le informó que había sido trasladado a Londres y que desde allí no podía hacer mucho, pero sí le había ofrecido enviarle algo de dinero, el cual Seokjin rechazó antes de bromear con irse a vivir a la ciudad europea solo para volver a ser su cliente. Si bien aquello había sido dicho para aligerar el ambiente, la respuesta de Ken lo tomó completamente desprevenido, principalmente porque Jin sabía que su ex-representante no bromeaba cuando le ofreció comprarle el boleto de avión.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora