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Namjoon se encaminaba a paso veloz hacia la heladería una vez concluido su horario de clases y tras haber burlado, nuevamente, al chófer de la familia.

Esta vez iba solo, ya que tanto Yoongi como Hoseok se habían marchado a casa alegando que no tenía caso ganarse un nuevo castigo solo por un tonto helado.

Estos, antes de marcharse, le habían aconsejado acabar ya con esa locura de ir tras el apuesto doncel que daba claros signos de no querer verlo.

O al menos ese era el mensaje que daba tras haber dejado de ir a la hadería hace más de una semana.

Sabía muy bien que se estaba comportando como un desquiciado, incluso él mismo no entendía porqué rayos no pasaba simplemente el renglón y se olvidaba de Seokjin.

Después de todo, no es como si no tuviera de donde elegir para llevar a cabo su cometido.

Y, sin embargo, allí estaba él. Con la loca y absurda esperanza de que ese día sí lograría dar con el castaño. Ni siquiera estaba siendo racional y aún así no era capaz de retroceder.

Para su suerte o desdicha, se topó con la grata sorpresa se que el doncel sí había ido ese día a la heladería.

Sintió un inesplicable revoloteo en su estómago que atribuyó inmediatamente a lo nervioso que empezaba a sentirse al ver nuevamente las bonitas facciones del temperamental chico.

Sin perder el tiempo, se adentró al local e inmediatamente ubicó la mesa de los hermanos Kim, presenciando el momento exacto en que los ojos del doncel menor repararon en su persona; por lo que, movido por su propio instinto, se acercó hasta la mesa.

--Hola. -saludó una vez frente a los jóvenes, quienes le dedicaban distintas miradas. Taehyung lo miró con inocencia y Seokjin...

¿Era idea suya o le estaba disparando dagas con sus ojos?

--Vamos, Taehyung. -sentenció de inmediato Seokjin, levantándose de su asiento e indicándole a su hermano imitar su acción.

--No, por favor. No se vayan. -pronunció con voz ansiosa el más alto al notar la clara intención del otro de retirarse; aclarándose la garganta momentos después tras notar la desesperación que transmitían sus palabras --Me gustaría hablar contigo, Seokjin.

--No tenemos nada de que hablar. -recibió por respuesta de quien ya se encaminaba a la salida.

Soltando un resoplido que denotaba frustración, salió de la heladería para ir tras el terco doncel.

--Jin, espera. -pidió con voz firme y algo demandante, logrando todo lo contrario a su petición, ya que Seokjin optó por apresurar el paso, por lo que se vio en la necesidad de alargar los suyos al punto de que prácticamente estaba corriendo para alcanzarlo --Te dije que esperaras. -dijo con el mismo tono de voz que para nada agradaba al doncel mayor, quien había fruncido su ceño al sentir cómo era tomado de su brazo izquierdo con poca delicadeza.

Dicha acción representó la gota que derramó el vaso que contenía la escasa paciencia de Seokjin --¡Mantente alejado de mí! -ordenó antes de golpear con su rodilla las partes nobles del contrario.

De la boca de Namjoon escapó un quejido de dolor que no fue capaz de conmover ni un ápice a Seokjin, ya que lo único que recibió de él fue una mirada burlesca antes de darle la espalda.

Se mordió el labio inferior en un intento de que no salieran más sonidos vergonzosos de su boca, sintiendo sus ojos acuosos pero negándose rotundamente a dejar escapara ni una lágrima.

No iba a permitir que su virilidad descendiera ni un peldaño más.

--Bueno, creo que ya se hartó. -murmuró Taehyung, dedicándole una mirada de disculpa antes de darse la vuelta y dejándolo completamente solo con su agónico dolor.

Apenas conteniendo los tenues alaridos que se formaban en su garganta y que pujaban por salir, sintió a su cuerpo derrumbarse con poca gracia hacia el suelo, adoptando una posición casi fetal mientras las traicioneras lágrimas empezaban a brotar de sus ojos.

El extraño cuestionamiento de si ese chico en verdad era un doncel logró colarse en su cerebro.

Porque ¡diablos que golpeaba duro!

***

Al día siguiente en la escuela, Namjoon disfrutaba de la misma cotidianeidad de siempre. Decidido a mantenerse física y mentalmente alejado de cierto castaño golpea bolas.

--Me voy a sentir muy solo cuando ustedes dos se vayan al extranjero. -comentó con un poco de desgano Hoseok, luego de que él, Namjoon y Yoongi rieran a carcajadas por algo que el último había dicho.

--Ya, no te pongas sentimental, Hobi. - dijo el pálido, colocando un brazo en el hombro contrario --Aún faltan varios meses para que nos vayamos.

--Además, te reunirás con nosotros cuando también te gradues. -agregó Nam con una sonrisa.

--Aún así, pasarían dos años antes de que eso ocurra. -protestó el chico de brillante sonrisa.

--Pues podrás disfrutar de ser el único rey de la escuela por dos años más antes de ir a tomar posesión de tu nuevo trono en la universidad. Te prometo que tendremos el lugar listo para tu llegada... ya sabes a lo que me refiero. -prometió el más alto de los tres, dedicándole una mirada traviesa.

--Ya déjate de tus cochinadas, Namjoon. Parece que solo piensas en sexo. -intervino Yoongi, golpeando a su mejor amigo en el hombro.

--No sé que pasa con ustedes. Somos jóvenes, hay que disfrutar todo lo posible antes de que las responsabilidades nos consuman.

--Hablas como si fuéramos a dejar de ser adolecentes de la noche a la mañana.

--Quizás no, pero ciertamente los años pasan muy rápido. Te aseguro que antes de que nos demos cuenta estaremos casados y agobiados de tanto trabajo. -respondió Namjoon al comentario de Yoongi.

--Estoy de acuerdo con Nam. -asintió con una sonrisa Hoseok.

--¿Y por qué parece como si lo anhelaras? -cuestionó su primo, recibiendo un encogimiento de hombros como respuesta.

--Bueno, tampoco es como si fuera algo de lo cual podríamos escapar. -meditó Namjoon --Por eso es que digo que tenemos que disfrutar ahora que podemos.

--Sí, sí, lo que digas. Ya vámonos que acabó el receso.

--Tú tampoco podrás escapar del matrimonio, Yoongi. -exclamó en dirección al pálido que ya se disponía a abandonar la mesa.

--Eso ya lo veremos...

***

Tras llegar la hora de la salida, los tres mejores amigos caminaban a la par hacia donde aguardaban sus chóferes.

--Los voy a distraer mientras te escapas, Nam. -ofreció Hoseok, dando varios pasos hasta los dos hombres uniformados.

--No es necesario, Hobi. Me voy a casa.

--¿Acaso ya no irás tras el doncel? -cuestionó con asombro Yoongi, para quien ya era un hecho que el más alto asistiera sin falta a la dichosa heladería, pese a las múltiples veces que tanto él como su primo le aconsejaron desistir de la idea.

Y es que ellos eran conocedores de la personalidad obstinada del otro, a quien era casi imposible hacer cambiar de opinión cuando una idea se le metía a la cabeza.

--No. Ya me harté de ser golpeado. -contestó con simpleza, dejando algo contrariados a los dos restantes.

--Espera... -pidió Yoongi --¿Te volvió a golpear? -preguntó con diversión en la voz, haciendo gruñir a Namjoon.

Para Yoongi era casi imposible imaginar que un doncel fuera capaz de lastimar físicamente lo suficiente a su amigo como para que este desistiera de su idea de conquista.

O quizás era otro tipo de dolor...

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《Akina》

Mi Terco Doncel 《NamJin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora