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En el momento en que Namjoon notó la intención del otro de pegarle al bonito doncel, se encaminó a paso veloz hasta donde estaban ellos --Será mejor que no te atrevas a ponerle un dedo encima. -espetó con voz grave, recibiendo la mirada confundida de ambos chicos.

--¿Quién demonios eres tú? Será mejor que te metas en tus propios asuntos, amigo.

--¿Ah, sí? -cuestionó con rostro sombrío, dando un paso más en dirección a aquél sujeto que al parecer reconsideró su postura pues, una vez notó su mirada asesina, optó por marcharse de allí.

--Está bien. No tienes que preocuparte por él, dudo mucho que vuelva a molestarte. -dijo en dirección al chico de hermosas facciones.

Seokjin, que hasta ese momento se había quedado absorto ante la imponente presencia del recién llegado, sintió a su corazón revolotear cuando este le sonrió, dejando ver dos coquetos y muy marcados hoyuelos en ambas mejillas. Tuvo el impulso de tocarlos pero se contuvo, recordándose a sí mismo que no debía confiarse sin importar cuán apuesto fuera su supuesto salvador ya que, a juzgar por el uniforme que este llevaba puesto, pertenecía a la misma clase social que el otro y, en su opinión, todos eran de la misma calaña.

--Pude haberme encargado solo de él. -pronunció el castaño para asombro de Namjoon que aún continuaba embelesado con sus razgos faciales.

--Si, bueno. De nada. -alcanzó a decir cuando Jin le dió la espalda, dispuesto a marcharse de allí.

Lo observó hacer una seña en dirección a otro chico mucho más joven, saliendo luego con prisa del local.

--¿Sabes quiénes son? -cuestionó Hoseok que se había acercado hasta él.

--No. Pero planeo descubrirlo.

***

Los siguientes días, Namjoon asistió a la misma heladería sin falta alguna, abordando a Seokjin e invitándolo a salir pese a todas las negativas de este.

--Vamos, Jin, acepta al menos que te invite a un helado. -insistó por cuarta vez en el día.

--Ya te dije que no. -renegó --Y deja de llamarme Jin que no te he dado la confianza de hacerlo.

--No entiendo porqué eres así conmigo. Solo quiero que nos conozcamos. -dijo con tono herido e intentando apelar a la simpatía del otro.

--No me interesa conocerte y deja de hacer pucheros porque te vez ridículo. Ya estás grandecido para eso. -riñó Seokjin, para quien era cada vez más imposible mostrarse reacio ante la cercanía del más alto. En honor a la verdad, debía admitir que disfrutaba de los intentos del apuesto y varonil chico. Si hasta sentía a su corazón latir de manera desenfrenada cada vez que este estaba cerca.

Sin mirarlo siquiera, se giró para ir en busca de sus preciados helados.

--¿Crees que debería rendirme? -cuestionó un poco desganado Nam en dirección a Taehyung que lo miró confundido --Parece que en verdad no le agrado.

--No creo que sea así. -contestó Tae luego de meditarlo unos segundos --Si mi hermano en verdad te quisiera lejos, ya habría logrado que lo dejaras en paz.

Ante estas palabras, Namjoon pareció recobrar toda su seguridad y entusiasmo inicial --Tienes razón. Solo debo insistir hasta que me acepte.

--O se harte y termine golpeándote con lo primero que tenga a mano. -agregó inocentemente el menor, recordando la vez que su hermano casi noqueaba a un muy insistente chico que se negaba a dejarlo en paz.

--¿Qué tanto platican ustedes dos? -cuestionó el doncel mayor con cara seria y dos helados en mano.

--Quiero invitarte a una fiesta, será esta noche. -dijo un visiblemente entusiasmado Namjoon, extendiendo hacia el castaño mayor un papel con una dirección y una hora escrita.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora