Capitulo 33: Una Habitación Oscura

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Sabiel

Despierto confundido en una habitación oscura, siento la vieja sensación de pesadez en manos y pies, la sensación de estar encadenado. Mi ojos se acostumbran poco a poco a la oscuridad y noto que no estoy solo. En la habitación hay alguien mas, noto por su pesada respiración que esta dormido. Intento moverme para despertarlo pero ni se inmuta con el sonido de las cadenas.

-¡Hey!-digo casi gritando-pssssss

El tipo se mueve como tambaleándose sobre una silla y se frota los ojos.

-¡Vuelve a dormir!- me ordena

-No hasta que me digas por que estoy aquí

-¡Ah!, ¿Es que no lo sabes?- dice en tono burlesco

-De saberlo no te estaría preguntado- digo irritado

-A bueno, en ese caso te refrescare la memoria- Al decirlo se levanta de la silla y enciende una lampara, mis ojos se cierran por la sensibilidad a la luz

El tipo es muy alto y de piel morena, tiene facciones rudas casi sin darme cuenta se acerca y me lanza un balde con agua helada.

Me estremezco de frio y dolor mientras suelto un grito agudo.

-¿Que rayos te sucede?- replico

-Es para que estés mas fresco ah y tu memoria también- dice riendo malvadamente a su pésimo chiste

-Resulta mi querido amigo que nos mentiste a todos, nos engañaste, Tessa te investigo ella se entero de que trabajabas para los Zlan en la mansion, tu estuviste allí y lo ocultaste todo este tiempo

Mis recuerdos no están muy claros del todo pero los veo uno tras otro en una película de cámara lenta. La mansion, los Zlan. Aquella noche en la que todo se derrumbo. Se llevaron todo de la casa. Yo me escondí detrás de un mueble que dirigía a un sótano. No salí por 2 días hasta que vi que era seguro, y al salir me encontré con la mujer con los lunares en el cuello que me gritaba como loca, sin saber que ese día perdería mi libertad. Pero seguía sin entender por que ellos, ¿Eran malos? ¿Habían cometido algún tipo de crimen?

-Parece que alguien ya esta recordando

Me estremecí al recordarla. Zoeimi, su piel pálida, ojos miel y cabello café, su sonrisa, su mano huesuda que se entrelazaba con la mía y sus divertidos poemas sobre el escusado. Me dolía el no estar cerca de ella, y me destrozaba el alma el pensar no volver a verla. Habíamos dicho que huiríamos juntos y yo seguía ilusionado con la idea de hacerlo realidad. Sin este hospital ni estas personas. Pero no seria así, al menos no por lo pronto. no podia hacer nada encadenado ya que el solo moverme un centímetro me lastimaba. No seria capaz de salir de esta de ninguna manera.

Día tras día todo era igual, me despertaban con baldes de agua fría y me daban poca comida que consistía en una sopa insípida y pan viejo aun que no me quejaba, sabia que era peor no comer nada. Mis días volvieron a ser como eran antes mucho antes de conocer a Zoeimi, mi piel parecía recordar las cadenas y acostumbrarse de nuevo a ellas. Seguido me moría de frio y tiritaba hasta quedarme dormido. Pasaban los días y las semanas y ya no me importaba nada. No podia salir ni aun que lo intentara con todas mis fuerzas.

Pero allí muy segura y calientita estaba Ella. En un rincón de mi mente al que nadie podia acceder. Yo la protegía en ese rincón y pensaba que ella estaba tranquila en su habitación preguntándose a donde había ido yo o si la había abandonado. Ella me mantenía con vida. La posibilidad de volver a ver sus ojos miel me hacia renovar las fuerzas que pensaba haber perdido. Luchaba día con día para mantenerme despierto y cuerdo por que sabia que volvería a verla o eso quería creer...

El Silencio De Su VozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora