XXXIV

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Mis amores, hacer calculos contables duele. No me salen esos putos numeritos, termine esa tarea y ahora pasare a Literatura y despues HACER UN RESUMEN.

Ya quiero vacacioneees.

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Vivian

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En algunos momentos de mi vida he sentido el sentimiento de que nunca debí de hacer algo.

Ahora solo me arrepiento de haber tenido algo con Gary.

Es simple, de nunca haber tenido algo con Gary nunca hubiera tenido a las gemelas y nunca esto hubiera pasado.

No me malinterpreten, las amo a las dos pero en algunos momentos de tu vida solo deseas nunca haber cometido algo.

Desde pequeña siempre supe que esas niñas iban a hacer un problema para mí, más Chelsea que Charlotte y no estuve equivocada.

Chelsea es como la reencarnación de todo lo malo en mí y Charlotte es todo lo contrario, dulce y cariñosa. Como Gary.

Una era egoísta, rencorosa y astuta.

Otra, solo buscaba el beneficio de todos.

—¿Vivian?

Levante la vista para ver a Gary teniéndome una taza de café, solo quedábamos nosotros dos despiertos.

Admiraba a Chelsea, cuando Gary le dio las noticias solo se desmayó y cuando despertó solo empezó a llorarle a Gary de que vendrían por ella. No se interesó ni un momento en que estaría pasando con Charlotte.

Estaba orgullosa pero al mismo tiempo no soportaba todo esto.

Sí. Mis sentimientos son muy contradictorios.

—¿Por qué no duermes un poco? –Ofreció a lo que negué con la cabeza –Nada va a pasar mientras duermes

—Claro, porque tienes a Chelsea sana y salva justo aquí. Puedes dormir. Ve, no quiero ni siquiera hablar.

El solo suspiro en respuesta

—¿Por qué eres así? Se supone que tienes dos hijas y debes cuidar de ellas.

—Tres –murmure antes de tomar un sorbo del café –Tengo tres hijos, Gary y solo una me aprecia. –dije amargamente

—Te lo mereces. Lamento decírtelo de este modo pero te lo mereces. Solo a ti se te ocurre abandonar a dos de tus hijos y solo te daré un consejo.

—A ver, habla. –le inste a lo que el suspiro por un segundo

—No abandones a Charlotte porque en ese momento te quedaras sin hijos.

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Aunque mi hija estuviera desaparecida tenía que trabajar, era un ultimátum de mis jefes. En las últimas semanas había pedido muchas licencias y permisos, equivalente para dos años aunque lo habían dejado pasar no debería de ser tan irresponsable.

Sorpresivamente tuvieron misericordia y me pusieron a publicar en la página de internet fotos de los lugares que están en venta, además de hacer llamadas para confirmar las visitas.

Mire a mi alrededor y capte que todo estaba vacío, era hora de almuerzo pero no tenía ganas ni siquiera de tomar agua, así que seguiría trabajando para ver si podía irme lo más rápido de aquí.

Tome el mouse y moví el cursor hasta la carpetas de imágenes para saber cuántas faltaban pero este de momento se congelo.

Intente pulsar cualquier letra pero no se podía hacer nada.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora