Revenge

XXIII

Holaaa mis bebés ¿Cómo están?

Aquí les traigo un capitulo con bullying para la Charlie.

¡¡He estado pensando en hacer un grupo de la muy amada red social!! WHATSAPP.

Así que si quieren estar me envían el número con el código del país EN MENSAJE PRIVADO.

Nos leeremos abajo

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Chelsea

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Parpadee confundida mientras ahorraba el suspiro de pesar para no preocupar a mi padre quien tenia varios días aquí sin irse de mi lado.

En pocas palabras si soltaba ese suspiro empezaría a preguntarme preocupado si me duele algo o que si me siento bien.

En respuesta me duele mucho el brazo y me siento como si me habían arrollado quince elefantes, un oso me hubiera tomado como rasca encías y un hipopótamo me ha tomado como almohada para dormir.

Y lo mejor de todo, no recuerdo nada.

—Pequeña —llamo papá haciéndome parpadear sacándome de mis pensamientos —Iré por algo de comer ¿quieres algo?

Negué con la cabeza a lo que el asintió y luego de darme un beso en la frente salió de la habitación.

Siento que me voy a ahogar, no recuerdo que ha hecho la patética yo para irse con voluntad propia a la casa del enemigo y la puta.

Podría estremecerme si no estuviera soportando este dolor ¿es que a estas enfermeras les pagan para que no usen los calmantes?

Cerré los ojos mientras hacia un esfuerzo de recordar cualquier cosa que me haya hecho ir a Virginia pero nada interesante a excepción de un nombre que escuche a Vivian diciéndolo.

Elliot.

—Mi vida apesta —gemí en un susurro mientras contaba mentalmente para ver si podía dormir o algo pero nada

Mire el techo sin ganas de hacer nada hasta que escuche unos toques en la puerta, no tenía ánimos de visitas que sonreían tristemente al ver que no recordaba la última vez de haberlos visto así que no respondí.

Pero esta persona era insistente.

Yo era más insistente así que no dije nada y seguí viendo el techo.

Mire a la puerta cuando vi que esta estaba siendo abierta y fruncí el ceño, furiosa al encontrarme con el enemigo.

Aunque muchos la llaman Charlotte o Charlie.

—¿Qué quieres? —pregunte furiosa al ver que cerraba tras de ella y se acercaba lentamente —No te acerques  más y responde la pregunta.

Mi yo malvada empezó a bailar de emoción al ver que se quedaba congelada y sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas.

Eso, sufre… te lo mereces por perra.

—Yo… vine... —empezó a decir pero luego se quedó callada examinándome con la mirada

—Déjame adivinar —murmure mientras ponía mis dedos en mis labios dándole un matiz de misterio al asunto —Vienes a ver si estoy lo suficientemente bien para poder golpearme.

Ella negó con la cabeza rápidamente compungida de que hubiera dicho las palabras.

—No Chels, yo vengo a despedirme. Mañana me iré a Virginia.