Revenge

XXII

No podía decir palabra, en pocas palabras estaba en shock.

Mamá conducía un Lexus negro por las calles de Florida mientras tanto yo intentaba salir del shock. Había decidido que era hora de descansar luego de que el doctor revisara minuciosamente a Chelsea lejos de mi madre y yo.

Por qué luego de resolver quienes éramos nosotras empezó a entrar en pánico.

—¿Cómo esta Chelsea? —pregunto mamá una vez papá salió de la habitación con una cara horrible, sabía que no eran buenas noticias

—Ha perdido la memoria, cree que tiene dieciséis así que ha perdido los recuerdos de casi dos años.

—Supongo que no fue agradable ver a tu némesis y a tu mamá —murmure una vez mamá estaciono frente una casa color crema de tres niveles y grandes ventanales.

Creo que era gigante por dentro.

—No te preocupes linda. Chelsea va a recuperar su memoria con el tiempo y recordara las mejores semanas con su hermana. ¿Sí? —pregunto a lo que no tuve de otra que asentir

La mujer exótica resulto ser Megan, la nueva esposa de papá y el chico resulto ser Darren, el hermano favorito de Chelsea.

Creo que mamá está un poco furiosa porque al parecer esta Megan duro un largo rato en la habitación de Chelsea y nunca escucho un grito de largo como lo hizo cuando ambas estábamos en su habitación.

Mamá camino hasta la puerta mientras cruzábamos por un camino hecho de cerámica para que no caminen por las hermosas flores del jardín y toco el timbre.

Esperamos unos minutos hasta que vimos a Darren sosteniendo una caja de leche.

—Pasen, están en su casa —sonrió haciéndonos espacio a lo que me sentí incomoda

Estaba siendo egoísta con el mientras tanto él era amable conmigo y con mamá.

Soy una perra.

—Gracias Darren —sonrió mamá cariñosamente mientras entraba como si fuera dueña de su casa

Lástima que esta no es donde jugaba con mis muñecas Barbie y corría al sótano para golpear a Chelsea

—No es nada ¿quieren algo de cenar? Estaba preparando sopa —nos ofreció y asentí

Quería ahogar las penas y si tenía que ser con comida que así sea.

—Síganme —nos sonrió y en eso nos dirigió hacia la izquierda donde encontramos una cocina que brillaba como si nunca la hubieran usado, en la estufa estaba una cacerola donde supongo que cocinaba la sopa —Tomen asiento donde quieran ¿quieren algo de tomar?

Bien, este chico se pasaba de servicial y no quitaba esa tímida sonrisa de su rostro

—No gracias. Huele delicioso —murmure haciendo que sus mejillas se colorearan

—Gracias señorita —dijo con una sonrisa y empezó  sacar tres platos soperos —¿Cómo esta Chels? No tengo noticias de ella desde que vine para acá

—Ha perdido la memoria —murmure en tono seco —Según papá ha perdido casi dos años de recuerdos.

Escuche como se rompió uno de los platos y mire a Darren un poco espantada pero este estaba pálido como el papel

—Lo siento —se disculpó mientras negaba con la cabeza avergonzado —Es que me tomaste desprevenido.

Mamá no decía palabra

—No te preocupes ¿estás bien? —pregunte preocupada al ver que daba un gran paso hacia atrás haciendo que el cristal resonara contra la cerámica