CAPÍTULO 3

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Zack.

—Lo arruine.

—No lo arruinaste— dijo Anthony recuperándose de un ataque de risa que le dio inmediatamente después de haberle contado lo que pasó ayer en el gimnasio.

—¿No?

—Claro que no, tal vez solo la asustaste, dime ¿a qué chico de nuestra edad o de cualquier otra edad se le ocurre decir algo como eso o que esperabas con eso? ¿Qué corriera a tus brazos? — volvió a inundar el pasillo con su risa tan escandalosa. Después le lance una mirada tan afilada que lo hizo callarse de golpe.

Me siento tan avergonzado con ella, sólo a mí se me ocurre decir ese tipo de cosas ¿Qué estaba pasando por mi cabeza? Lo dije porque la verdad creí que su reacción sería buena, pero Anthony tiene razón, aquí no es como en las películas dónde terminas de decir algo así y la chica corre a tus brazos. Qué tonto.

—Tal vez ya no lo recuerde Zack, tranquilo. Estas exagerando— intenta calmarme.

—Eso espero.

En el castigo ella lucía diferente, no me saludó, no me dirigió la mirada, todo el tiempo estuvo ese silencio entre nosotros, lo sabía, lo arruine.

Y así continuo el día siguiente y el siguiente, hasta el jueves. Llegó y me saludó como si nada, tal vez ya lo olvidó, no le tomaré mucha importancia.

Nos encontrábamos limpiando las tribunas cuando minutos antes de que nuestro tiempo de castigo se cumpliera, "nuestro" silencio se interrumpió por el timbre de su móvil.

—¿Sí? — respondió.

Continúe haciendo mi trabajo, ignorando por completo su conversación por teléfono porque sería una falta de respeto quedarme ahí a escuchar.

—¿Entonces no vendrás por mí? — la escucho decir molesta—. Vete al diablo idiota.

—¿Estas bien? — pregunté preocupado.

—Sí, no te preocupes.

—¿Segura?

—Que estoy bien— dijo en un tono golpeado.

—Bien— me di la vuelta y seguí limpiando con un trapo húmedo los asientos para no seguir metiendo la pata.

—Zack... Disculpa— ella deja trapear y ahora se encuentra viéndome.

—No te preocupes, está bien.

—Es que... Ethan, ¿lo ubicas?

—Claro.

Es alto, más que yo y no parece ser muy listo.

—Dijo que pasaría por mí y yo le dije que sí, pero acaba de llamarme para decirme que no vendrá porque tiene una fiesta muy importante a la cual ir— pone los ojos en blanco—. Idiota.

Concuerdo absolutamente con ella. Puede que esta sea mi oportunidad. Voy hacer esto mejor que la última vez, para no equivocarme tendré que cuidar mucho las palabras que digo. Un momento, acabo de recordar que...

—Jade, pero, ¿tú no tienes un auto?

—Sí, pero se lo preste a Andrew.

—Entiendo, bueno... Si tú quieres yo te puedo llevar a tu casa.

—No, no Zack, yo veré como irme.

—No, insisto.

—No quiero molestarte, que tal si queda lejos de donde vives.

No tiene idea de que vivo justo enfrente de ella, de que prácticamente soy su vecino. Aún no se lo diré, que sea una sorpresa.

—No hay problema, en serio.

TENÍAS QUE SER TÚ #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora