Zack.
Pasamos por varias calles llenas de tiendas, una tras otra hasta que por fin nos detenemos en una de ellas. Gracias al cielo que lo hicimos porque ya me estaba cansando de que el aire me estuviera golpeando en la cara y de que me estuviera alborotando aún más el cabello.
—Sígueme— dice Melanie bajando del auto.
—¿Qué hacemos aquí Melanie?
—Dime Mel, y tú sólo sígueme.
Entramos a una de las tiendas en donde solo vendían ropa para hombre de muchas marcas, caras, por cierto. Mel entro a lo que parecía ser su hábitat natural y comenzó a ver y tomar camisas, pantalones y chaquetas para luego pasármelas.
—Toma, pruébate estas.
—¿Qué? — rueda los ojos ante mi pregunta.
—Tienes que lucir bien para ir a esa fiesta y no ser devorado.
—Pero yo...
—Ve, vamos, no hay tiempo que perder— no deja que termine la frase y me arrastra hacia el probador.
Puede que lo que diga tenga sentido, sin embargo, me parece tonto que lo primero que tomen en cuenta al conocer una persona sea la forma en la que se ve.
Tengo un gran problema con esta ropa, ninguna de las camisas que me ha dado Mel me gusta, todas tienen estampados raros, tomo una al azar y al verme en el espejo no me gusta.
—¿Quieres salir ya Zack? — escucho a Mel decir del otro lado de la puerta.
—Nada de aquí me gusta— respondo molesto.
—A ver, quiero verte algo puesto.
Salgo del probador y extendiendo los brazos para que pueda ver lo horrible que luzco.
—No está mal.
—¡No me gusta!
—Bien, busquemos algo más.
Después de estar buscando por más de diez minutos por toda la tienda me decido por una sencilla y linda camisa blanca.
—¿Qué tal esta Mel?
—¡Sí! Nada mal.
Después miro lo que cuesta y la dejo de inmediato en su lugar.
—¿Qué sucede? — Melanie me mira extrañada.
—Nada, es solo que yo... yo no traigo el dinero suficiente.
Ella se acerca en donde está la camisa y la toma.
—No te preocupes por eso, yo me haré cargo de todo— dice mientras me extiende la camisa.
—No Mel, no puedo aceptarlo.
—Ve a probarte esto y cállate.
La acepto y vamos de regreso a los vestidores. Ahora sí, me gusta lo que veo en el espejo, se siente bien, me siento cómodo, solo espero que a Jade también le guste.
—Hey Zack, sal.
—¿Sí?
Me asomo por el vestidor y veo a Melanie sosteniendo una muy bonita chaqueta café de piel, frente a mis ojos.
—Pruébate esta— me la entrega y ahí mismo me la pruebo.
—¡Me encanta! ¿A ti no? — pregunta emocionada.
—Sí.
Claro que sí, jamás había tenido ropa de este nivel y mucho menos me había sentido así de... apuesto.
—Ya está, vamon... espera.
—¿Qué? — pregunté preocupado por la expresión de su rostro.
—Te hacen falta unos zapatos y un pantalón.
—No, no Mel ya no. Con esto es suficiente.
—Entra a cambiarte.
Entro al probador a base de empujones y me cambio la ropa, ya no quiero más. No sé lo que haré para pagarle a Melanie todo lo que ya compro para mí.
—¿Listo?
—Sí. Oye Mel te prometo que te pagaré todo en cuanto pueda.
—Basta Zack, no me debes nada. Ahora vamos por esos zapatos.
Antes de que pueda responderle algo, se adelanta y entra a la tienda de enfrente. Veinte minutos más tarde salimos, yo con unas botas cafés que combinan bien y unos pantalones con tirantes incluidos que ha escogido Mel; y ella con un vestido morado que es sencillo pero lindo.
Caminamos un par de calles más para ir a comer algo antes de irnos, la comida definitivamente la pagaré yo.
—Mel.
La llamé cuando ya habíamos terminado con la comida china que decidimos comer.
—¿Sí?
—¿Por qué haces esto? — en serio quisiera saber, porque nadie te regala cosas así de la nada.
—Porque me importa Jade y sé que ella quiere que te acepten para que los dejen de molestar, entonces se me ocurrió que podía ayudar. Ya te lo dije, eres importante para ella y quiero que sea feliz.
—¿Qué me acepten? — eso nunca pasará, es muy difícil cambiar la forma de pensar de una persona, aunque en el fondo deseo que este caso sea la excepción.
—Ahora tu cabello, ¿cuánto tiempo te toma tu peinado de Justin Bieber?
—¡Mi peinado no es de Justin Bieber! y no me toma nada— exclamé.
Ella comienza a reírse con fuerza.
—Hay que hacer algo, andando.
Cruzando la calle en la que nos encontrábamos, había una peluquería a la cual Melanie entró y yo la seguí, ¿qué diablos piensa hacerme? Esto ya es demasiado.
—¡Hola Marco!
Mel se acerca a saludar al hombre robusto con unas tijeras en la mano, parece simpático.
—¿Vienes por un corte? — le pregunta Marco.
—Oh no, es para mi amigo.
—¡Muy bien! Por favor toma asiento—me indica que me siente con una sonrisa y yo lo hago—. ¿Cómo será?
—¿Qué nos recomiendas Marco?
Después de que Marco examinara mi cabeza por un rato. Al fin nos dijo lo que haría.
—Voy a recortarte un poco ese flequillo, a los lados, atrás te daré forma y lo peinaremos hacia arriba.
—¡Perfecto! Todo tuyo.
—No estoy seguro.
—Silencio Zack, comienza.
Después de un largo rato por fin termina, es el peluquero más lento con el que he estado, pero debo de admitir que ha dejado genial mi cabello, justo como dijo que lo haría.
—Increíble Marco, gracias. Hora de irnos Zack.
—Sí— tome las bolsas de las compras y salimos.
—¿Sabes? tu corte sigue teniendo parecido con el de Justin Bieber, para que no te sientas mal— bromea cuando ya estamos dentro de su auto y ambos sonreímos.
—Muchas gracias por todo Mel.
—No hay de que, ahora, ¿te llevo a tu casa?
—No creo que sea buena idea, ya sabes, Jade vive enfrente.
—Cierto, ¿entonces?
—A la escuela, ahí dejamos mi auto.
—Pero ¿en dónde te vas a cambiar?
—En el estacionamiento.
—¿Seguro?
—Sí.
Por supuesto que no, pero no tengo otra opción.
—Bien, entonces andando que queda poco tiempo.
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TENÍAS QUE SER TÚ #1
JugendliteraturDestino. Suerte. Coincidencia. Un castigo... Puede ser lo que hizo que las vidas de Zack Reynolds, un chico que vive ilusionado y Jade Wood, una chica que pensaba en todo menos en el amor, se encontraran. Provocando un torbellino de emociones en am...