TENÍAS QUE SER TÚ #1

CAPÍTULO 14

Jade.

Realmente no quiero subir a esos botes, nunca me han brindado ninguna confianza, pero él se ve tan emocionado que es imposible decirle que no. Siempre me preguntaré como puede existir alguien tan tierno como él.

Nos pusieron chalecos salvavidas y nos empujaron hacia el agua, genial, ¿cómo se rema? Observo que Zack tampoco tiene idea y hace lo mejor que puede o al menos lo intenta, comienzo a reírme.

—¿Qué? — pregunta.

—Lo haces terrible.

Él ríe.

—Entonces ayúdame— me ofrece uno de los remos y lo imito, eso solo me hace reír más fuerte, tiene una risa hermosa es casi igual a una de mis canciones favoritas.

— Por qué anoche te peleaste con el capitán del equipo de baloncesto?— pregunto para cambiar el tema.

—¿Era el capitán de baloncesto? — dice con sorpresa.

—Sí.

—¡Vaya! ¿En qué me metí?

Deja de mirarme y se lleva las manos a su cabeza frustrado.

—Ya dime.

—Lo que pasó es que cuando salí de la casa, él estaba brincando sobre mi auto, estaba enojado así que le dije que se bajara y se fuera. Él respondió que no y dijo "¿qué me harás?" Entonces, lo jalé de su camisa para tirarlo, se molestó, me lanzó el primer golpe, pero se encontraba tan ebrio que fue fácil esquivarlo.

—Y luego continuaron.

—Él después me empujó y ambos caímos.

—Y le abriste el labio...

—¡¿Lo hice?!

Asentí.

—¡Oh no! Eso significa que después él y todo su equipo va a golpearme.

—Tranquilo, eso no pasará— espero que no y si intenta tocarle un cabello, primero tendrá que pasar sobre mí.

—De acuerdo.

Se ve tenso, me acerco para besarlo y eso lo pone mejor.

—¿Y quién era la chica a la que le dijiste que se alejara de mí? — pregunta sonriente.

—¿Stacy?

—Ajá.

—Stacy— la zorra.

—Oh claro, que gran explicación Jade— me rio de su sarcasmo.

—Bien, te lo diré.

Al menos la versión resumida...

—Te escucho.

—Cuando yo recién entre a la escuela, Stacy iba en último año y desde entonces ella siempre ha querido tener todo lo mío— incluyendo a mi ex novio.

—Ya entendí, por eso te pusiste así cuando me habló.

—¿Así? ¿Así cómo?

—Ce-lo...—deja la frase al aire y comienzo a reír.

—No, no— me mira de una forma divertida, no puedo con toda su ternura—. Espera.

—¿Qué?

—¿Eso significa que eres mío? — sus mejillas comienzan a tener un tono carmesí y no creo que sea por el sol.

—Ah... solo si tú quieres — y sonríe, como solo él sabe hacerlo.