Jade.
—¿Lista señorita Wood? — pregunta el entrenador—. Creo que ha tenido el tiempo suficiente para practicar.
—Oh claro— respondo mientras me acomodo la playera del uniforme.
—¿Entonces? Quiero ver.
Tomo la cuerda entre mis manos y comienzo a hacer lo que Zack me enseño "Así es como debes tomar la cuerda" sus palabras resuenan en mi cabeza, sonrío y me ruborizo al recordar el contacto de sus manos sobre mis piernas.
Tenía razón, esto no era tan difícil, subo por toda la cuerda sin problema y en menos tiempo del que esperaba, después de tocar la campana escucho la voz del entrenador.
—¡Bien hecho Wood! Iré a entregar tu nota al director. Reynolds ayúdala a bajar.
Pero no es necesario que me ayude. Una vez en el suelo corro y me lanzo hacia él rodeándolo con mis brazos.
—Gracias, gracias.
—Aún no me lo agradezcas. Falta ver los resultados.
—Cierto— aunque presiento que irán bien.
—Hay que irnos.
Pasamos el resto del día en el supermercado comprando lo necesario para el campamento. Y por fin ha llegado el día, podremos tener un momento para relajarnos, divertirnos y podre dejar de pensar por un momento en los resultados de mis exámenes.
Nos dirigimos a un pequeño bosque a las afueras de la ciudad, este año decidimos cambiar de lugar, a uno que al parecer está más lejos. Disfrutábamos del silencio, yo en especial, además de la fresca corriente de aire, cuando el timbre de mi teléfono lo arruinó.
—¿Qué paso?
—¿En dónde van? — pregunta Louis.
—Un auto detrás de ustedes dah...
—Pregúntale a Zack sí aún tiene combustible.
—Por supuesto que sí— respondo al verlo por mi cuenta y no consultarle.
—Hecho. Ya no vamos a detenernos.
—Sí— ruedo los ojos—. ¿Seguro que nadie quiere venir con nosotros?
—No. Vamos bien. Adiós.
Y cuelga antes de que pueda decir algo. Sé que no van bien, no estoy segura de cuantas personas puedan caber en un Beatle, pero siete no es la respuesta. Creo que no fue buena idea la de usar el auto más grande que teníamos, que es el de Zack, para llevar las cosas del campamento, quitamos los asientos de atrás para hacerlo y creo que una mejor idea hubiera sido conservarlos para que algunos vinieran aquí menos apretados.
—¿Cómo van ellos? — pregunta Zack.
—Como sardinas.
Él comienza a reír.
Después de algunos minutos decidimos poner algo de música, y cuando Zack una vez me comento que le gustaba la música clásica no pensé hasta qué punto podía llegar a ser clásica. Creo que me quede dormida entre Bethoven, Bach, Mozart, ¿por qué su música tenía que durar tantos minutos? Aunque Zack se saltara algunas canciones de esos personajes y fuera alternando con su música de los ochentas y noventas no evitó que cerrara los ojos por un momento.
—Está bien, ya puedes poner lo que quieras.
—¿Qué? ¡No! Quiero seguir oyendo el concierto cinco de Mozart— me burlo, él rueda los ojos y cambio la música.
—¡Oh! ¡Canta conmigo! — le digo cuando comienza a sonar la canción que lo he tenido escuchando por dos meses.
—No...
—¡Vamos!
Comenzamos a cantar y a reír porque somos pésimos cantantes, sin embargo, aprecio demasiado los momentos que son como este, donde actuamos simples y no nos importa que nos vean o que nos escuchen mientras nos tengamos el uno al otro.
A solo unos kilómetros de llegar a nuestro destino, la camioneta comenzó a detenerse.
—¿Qué paso? — pregunto preocupada. No por favor ¿es en serio que justo ahora debía detenerse?
—No lo sé— responde Zack desconcertado.
Empezó a revisar todo hasta que encontró el problema...
—Ya no hay gasolina— dice—. Debí decirles que nos detuviéramos en esa última gasolinería que pasamos.
No puedo creerlo, como no pude darme cuenta, yo vi esa raya que indicaba combustible lleno, ¿o no? Tal vez ya necesité anteojos.
—¿Qué pasa Jade?
—Es mi culpa Zack. Lo siento—
—No, claro que no. Es mi culpa, debí verificar que todo estaba en orden.
—No, es que cuando Louis me pregunto que, si tenías combustible suficiente, yo le dije que sí en lugar de consultarte.
Él comienza a negar con la cabeza de un lado a otro, está molesto o quizás disgustado, sé cómo lo molesta no tener las cosas bajo control. Estoy a punto de volverme a disculpar cuando escucho su risa surgir.
—¿Qué?
—Nada— responde entre risas—. No pasa nada así que no pongas esa cara.
— Qué cara?
—De preocupación, como si lo que me acabaras de decir fuera tan grave.
—¿Y no lo es?
—No. Creo que tengo un poco de gasolina en la cajuela. Ya sabes, de emergencia— sonríe y se acerca para darme un beso en la mejilla.
Eso libera una presión que comenzaba a tener en el pecho. Juntos bajamos del auto y llenamos el tanque, bueno, yo solo mire porque me daba miedo hacer algo mal y arruinarlo. Después de que todo estuviera en orden, llegamos a nuestro destino.
—¡Vaya! ¡Llegaron! — exclama Andrew.
—Creímos que se habían quedado en el motel que pasamos— dice el gracioso de Anthony y todos se ríen.
—¡Son unos tontos! — les gritamos Zack y yo al mismo tiempo.
—Ya, ya— Anthony intenta calmar las cosas.
A veces no sé si me agrada o lo odio y si él piensa de la misma forma que yo. Como sea, que comience esto.
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TENÍAS QUE SER TÚ #1
Teen FictionDestino. Suerte. Coincidencia. Un castigo... Puede ser lo que hizo que las vidas de Zack Reynolds, un chico que vive ilusionado y Jade Wood, una chica que pensaba en todo menos en el amor, se encontraran. Provocando un torbellino de emociones en am...