XIV

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—¿Sabés que es lo que yo pienso? —pregunta, muevo la cabeza para decir no. Escucho lo que me quiere decir —Por tipas como voz es que el mundo es una mierda, sos una estúpida. Tengo ganas de partirte la cara ¿cómo se te ocurre decirle al tipo que no lo querés cuando andas babiando por él? En lugar de cerebro que tenés ¿paja acaso?

—Él tiene novia y ella no merece sufrir.

—¿quién te nombró a voz la madre Teresa de Calcuta para andar sacrificandote por todos? —Me gusta su sinceridad —Entonces que él se case y viva feliz mientras vos sufris como una condenada. Pensas en otros pero que hay de vos, quien se va a compadecer de tu sufrimiento porque déjame decir que no todos son tan buenos como vos.

—Lo amo y por eso quiero que sea feliz, conmigo tal vez nunca lo sea.

—No se si prenderte una vela o prenderte fuego por pendeja ¿qué dijiste? <Si amas algo déjalo libre, si regresa fue tuyo si no nunca lo fue>
No me vengas con esas mamadas de personas que se escudaron bajo eso para nunca luchar por alguien, por Dios que deseo darte una bofetada ¿vas a dejar que se vaya con la otra así nada más? Yo que vos me robo al novio —Me quedo escuchando todos los insultos que esa chica me quiera hacer, yo le conté ahora me aguanto.

Antes de seguir un móvil suena, no es el mío, ella saca uno de su bolsa y responde —Debo irme parece que hay problemas.

—Falta mucho para salir.

—No, pero en la entrada está el problema —La chica corre frente a mí y le sigo el paso. Llegamos a donde hay un grupo reunido, parece una pelea. Ella olvida mi presencia  y se hace espacio entre todos, se pierde dentro de los chicos.

Narrador omnisciente

La chica llega a donde están los involucrados en la disputa. Ve al hombre que sostienen entre tres mientras otro le golpea el abdomen —¿ustedes nunca se cansan de ser unos malditos cobardes?

—Llegaste guera —exclama una chica del otro lado del grupo.

—Si ¿tenes un problema con eso?

—Aquí mi único problema sos vos.

—Es una pena que no puedas hacer nada para solucionarlo.

Azul necesitaba saber que era lo que sucedía, se acerca cautelosa,  no puede ser el golpeado es Mauricio.

—Guera, deja de intervenir en todo.

—¿Traía dinero?

—Si.

—¿Ya se lo quitaron?

—Ya.

—Entonces dejen que se vaya.

—No tan rápido guera, queremos acción, aquí la beba te lleva ganas. Vos peleas contra ella y te devolvemos al riquillo, si no lo haces  mira lo que vamos a hacer con él —La chica cierra los ojos, la imagen de la muerte de su madre llega a su mente. Las navajas la ponen nerviosa. Ve a el hombre mal herido y a la pelirroja junto a él. Toma un respiro y dice —Está bien.

Entrega su chaqueta y gorra a uno de sus amigos se recoge el cabello en una cola y observa a la otra con desprecio. Azul se asusta nunca ha visto una pelea callejera. La otra chica intenta dar un puñetazo al rostro de la guera, está esquiva el golpe y termina siendo ella la primera en golpear. Se voltea y la toma del cabello, todos gritan y apoyan a su favorita.

La guera al sentirse sometida por el cabello, golpea con una rodilla el abdomen de su contrincante  haciendo que esta  pierda el equilibrio, aprovecha para lanzarla al suelo y una vez subida encima de ella suelta puñetazos sin medida, pierde todo tipo de  juicio hasta que se acercan para quitarla sobre la otra. Algunos reciben golpes de parte de la chica —Ganaste de nuevo, Felicidades. Toma tu premio —dice lanzado a Mauricio sobre ella.

Ella Es Un Tormento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora