VII

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Narra Azul

Debo de reconocer que Maximiliano es una gran persona el hecho de traerme almuerzo fue un gran detalle de su parte. Llego a mi casa me doy un baño seco mi cabello no tengo ganas de cenar Naty me lleva un vaso de leche y un sándwich -gracias Nati no te hubieras molestado no era necesario.

-para mí no es molestia mi niña sabe que lo hago con mucho gusto porque la quiero.

-lo se eres tan linda conmigo -digo al tiempo que me llevo el sándwich a la boca.

-quiero saber algo niña.

-pregunta lo que quieras.

-¿Cómo está eso que le gustan las mujeres?

-Naty a ti no te puedo mentir, fue una broma a Bárbara a mí me gustan los hombres -digo terminando el sándwich, luego me bebo el vaso de leche.

-lo sabía mi niña pero por qué esa necedad de mentir en algo como eso.

-fue solo por hacerla enojar  -digo mientras voy al baño a lavarme los dientes.

-muy mal echo de su parte Azul.

Regreso a la habitación -Naty puedes hacerme piojitos como cuando era niña.

-claro mi niña -acomodo mi cabeza en sus piernas mientras seguimos hablando.

- yo sabía que le gustaban los hombres.

-y ¿Cómo estabas estás tan segura?

-me he dado cuenta la manera en que ve a Maximiliano.

- lo veo como a cualquier persona.

-vamos mi niña a mí no puede mentirme la conozco demasiado bien ¿Qué pasa con Max?

-No pasa nada.

-la verdad.

-esta bien Maximiliano es guapo.

-solo eso.

-si acaso hay algo más.

- es lo que me gustaría saber, él le gusta.

-si Maximiliano me gusta, por supuesto que no, es un malhumorado como Bárbara ¿a quién le puede gustar alguien así?

- vamos niña  basta con  aceptarlo.

-no lo acepto porque el no me gusta es muy feo.

-hace un momento dijo que estaba guapo.

- Esta bien Naty lo acepto Maximiliano me gusta un poco, pero solo un poquito casi nada justo así  - digo dejando una pequeña abertura entre mi dedo índice y el pulgar.

-ve que no costaba nada aceptarlo- dice sonriendo después de un momento el sueño me vence.

Despierto con la luz de los rayos del sol me froto los ojos dormí de maravilla, hago mi rutina de todos los días voy a la oficina saludo a los guardias y a las personas que encuentro en el camino Aurora está ya en su lugar le indico que pase a mi oficina, ella me sigue, revisamos la agenda le pido confirmar unas citas el día se pasa rápido Aurora me informa que saldrá a comer, cinco minutos después tocan a la puerta  -adelante -digo, nuevamente Maximiliano está en la oficina.

-Hola  -me saluda con una sonrisa.

-Hola ¿qué haces aquí?

-vine para ver si podemos almorzar juntos -dice dejando las bolsas sobre el escritorio.

-¿Qué pasaría si yo dijera que no?

-bueno creo que no tienes opción- dice.

-acepto con una condición -digo.

Ella Es Un Tormento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora