Max condujo hacia su hogar, la vida le sonreía después de todo. Tomó sus artículos de limpieza e ingresó a la ducha, debía quitarse el olor a cementerio que su ropa desprendía, dejó que el agua mojara su cuerpo y como en una especie de cine todas las imágenes guardadas en su cerebro empezaron a reproducirse. Empezaba un recuento de todo lo vivido junto a su chica pelirroja, desde que siendo una niña logró llamar su atención por esa mirada llena de ternura que tenía.
Su encuentro debajo de aquel árbol, su regreso ya siendo toda una mujer, inconscientemente sonrió al recordar la escena en la estación de policía. Azul sabía la manera de hacerlo enojar, a él le parecía la mejor del mundo, pasaron muchas cosas para que ambos aceptarán lo que sentían. No fue fácil sobre todo porque para él la diferencia de edad pasaba mucho, pero no contó con que cuando el amor llega no se puede huir de el.
Después de un largo tiempo salió de la ducha, es smoking estaba impecable, sonrió ya no con tristeza, sino con verdadera felicidad. Empezó a vestirse, justo en ese momento sus amigos tocaron a la puerta —¡Amigo no podíamos faltar, felicidades! —Max agradeció el gesto a sus amigos aunque permanecía molesto por lo sucedido la noche anterior, tremenda cosa que hicieron. Según ellos solo querían recordar viejos tiempos.
—Vamos profe ya olvide lo de ayer, fue solo una broma.
—Si profe, solo querríamos recordarte cuando fuiste secuestrado en tu despedida de soltero.
—Pero ustedes no son Azul.
—Yo si quería parecer ella, por eso llevaba peluca —Sus amigos estaban locos no cabía duda, solamente a ellos se les ocurrió jugarle esa mala pasada.
La noche anterior
Max se sorprendió al ver todas aquellas cervezas, se suponía que sería una reunión tranquila, no deseaba beber fue mala idea aceptar que sus amigos organizarán su despedida de soltero, viniendo de ellos era esperar lo peor y eso pasó. A las once de la noche llegaron unas bailarinas quienes prestaron su show bailando muy provocativas ante él, pero el no podía sacarse de la cabeza aquel día cuando sin saberlo Azul bailó para el novio.
Siempre terminaba pensando en ella, porque sus amigos eran tan llenos de vida como Azul. Tomó una cerveza y se alejó del bullicio necesitaba pensar, bebió un sorbo y todo se volvió borroso, se desmayó en el acto para despertar al día siguiente atado de manos y pies en una cama. Max abrió los ojos pero solo deslumbró una cabellera roja con la poca luz que entraba no veía muy bien —¿Azul? —dijo, no recibió respuesta. Hizo un gran esfuerzo para arrastrarse hacia la silueta que seguía frente a la ventana.
Cuando estaba por acariciar el cabello, tremendo susto que se lleva al escuchar un —¡sorpresa! —Que salió de la boca de Cristobal. Quería matarlo y si los otros chicos no lo hubieran impedido su amigo sería un cadáver en ese momento, después de lo ocurrido decidió hacer una visita al cementerio.
Max salió en compañía de sus amigos rumbo a la iglesia donde se realizarían dos ceremonias; su boda y el bautizo de Milagros. La broma estaba olvidada y una nueva etapa empezaba en su vida.
Bárbara por su parte se encargó ella personalmente de los preparativos, como siempre era una gran anfitriona y todo debía quedar perfecto, por lo mismo no dejó que nadie más vistiera a la pequeña Milagros quería hacerlo por su cuenta. La bebé se veía preciosa con su pequeño vestido blanco, la mujer pasó un cepillo por el poco cabello rojizo de la niña. Le llevó un tiempo tener todo listo, pero lo consiguió, minutos después con ayuda del chófer subió al auto.
Le costó trabajo asimilar que nunca más volvería a caminar, al principio pensó que era un castigo por lo mal que se portó con Azul y de ser así se lo merecía. Con el tiempo se dio cuenta que fue una buena causa, nunca sintió arrepentimiento de haberlo echo. Llegaron a la iglesia, adornos blancos todo había quedado perfecto, nada podía salir mal, sentó a la pequeña en sus piernas y juntas entraron al templo.
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Ella Es Un Tormento
AcakAzul hija del socio mayoritario de una de las inmobiliarias más reconocidas, su padre murió cuando ella tenía doce años, su madre nunca se hizo responsable de ella, la mandó a un internado lejos del país. Azul guarda en su memoria, las traiciones de...