Extra II

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Aquella noche Bárbara llegó a la inmobiliaria, tenía un mal presentimiento cosa rara en ella. Por lo general no creía en esas cosas, pero no podía sacar esos malos pensamientos de su cabeza. Los agentes de la policía rodeaban el lugar, a escondidas entró por la puerta trasera, al encontrarse a Aurora fue ella quien le informó lo que sucedía. Corrió escaleras arriba hasta llegar a la azotea una vez allí escuchó todo lo que Irving decía.

Ese hombre no podía salirse con la suya, entró lo más rápido posible justo antes de que él halara el gatillo. Un grito salió de sus labios antes de servir como escudo para Azul quien perdió el conocimiento debido a la impresión. Terminó desmayada en los brazos de Max mientras Irving se lanzó al vacío dejando un enorme tristeza en el corazón de su hijo no hubo tiempo de lamentaciones porque a su esposa se le adelanto el parto. La ambulancia llegó, la vida de Bárbara prendía de un hilo mientras que Milagros luchaba por nacer.

¿Podía cambiarse una vida por la otra? Azul sangraba demasiado y no reaccionaba, al llegar al hospital las dos fueron intervenidas de emergencia. Mientras una se convertía en madre la otra anhelaba poder vivir para resarcir el daño causado, debía ser escuchada porque estaba arrepentida y no fue en ese momento, sino desde antes de estar en esa situación. Vio pasar toda su vida en una pantalla, había cometido muchos errores ¿merecía una segunda oportunidad? No quería morir.

Después de una hora de estar en el quirófano los médicos extrajeron la bala, pero algo quedó mal. Su vida iba a ser diferente. Azul por su parte permanecía inconsciente, su mente volaba fuera del alcance de los médicos, ella misma se vio caminando de la mano de su padre a quien se aferraba para no dejarlo ir. Era como una niña que pensaba que si lo tomaba fuerte de la mano él nunca se alejaría, pero el tiempo de Sebastián terminó debía aceptarlo, eso no significaba que dejaría de doler su ausencia.

Sebastián como el padre amoroso que fue siempre le dio los mejores consejos y le hizo ver la importancia de volver, a veces nos aferramos tanto a algo y no necesariamente lo necesitamos es mucho más complicado. Azul lo entendió cuando él le enseñó a su bebé. Despertó antes de ser ingresada a la sala de operaciones, no recordaba a ciencia cierta lo sucedido, pero se sintió feliz al ver que Max no se movió de su lado ni un solo instante.

A Max le dolía  la muerte de su padre, sin embargo debía ser fuerte porque su familia lo necesitaba. Mantuvo la mano de su esposa entre las suyas hasta que su pequeña bebé nació. Ahora ambos formaban parte de una familia ya no se sentían tan solos, pues se tenían el uno al otro y a su hija.

La mirada de los nuevos padres se iluminó, ella vio los ojos de su bebé y eran idénticos a los de su padre. Max no creía tanta felicidad que sintió y estaba tan seguro de dar su vida por ellas. Milagros lloró y fue la sensación más maravillosa que hayan experimentado jamás, pues no era señal de muerte, sino de vida, una que apenas empezaba. La enfermera le dio la oportunidad a Max para ser él quien cortara el cordón umbilical y después limpiar a su bebé.

Azul fue llevada a una habitación, segundos después le llevaron a su hija, se abrazaron los tres. Sus amigos esperaban ansiosos poder conocer a su bebé, pero eran conscientes que no podían interrumpir ese bello momento los nuevos padres disfrutaban su dicha. El primero en entrar fue Mauricio quien tenía horas de haber arribado al país, tenía pensado pasar una temporada fuera de ese lugar, él también tenía ciertos traumas que superar, aunque aquel hombre parecía tenerlo todo no era completamente feliz.  Los lujos que se daba no llenaban su vida, sino todo lo contrario cada día la encontraba menos interesante, hacia feliz a muchos con sus bromas, sin embargo su alma anhelaba algo mejor que encontrar al final de la jornada una casa vacía.

Entró a la habitación y sintió mucha alegría por su amiga, también imaginó una vida así al lado de alguien que fuera capaz de entender su dolor. Abrazó a Azul para felicitarla  a Max le brindó un apretón de manos, luego tomó en sus brazos a su ahijada. Siguió Aurora, los amigos de Azul y por último el nuevo abuelo quien no podía creer el cambio radical que sufrió su vida en tan poco tiempo. Todos elogiaron la belleza de Milagros quien con su mirada inocente obtuvo la simpatía de los presentes.

Ella Es Un Tormento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora