— ¿Jimin? — Llamaron suavemente.
Escuché la voz lejana, dentro de mis sueños. Me removí suavemente al sentir una mano en mi hombro y sobar suavemente para despertarme. Abrí los ojos poco a poco, cegado por la luz, antes de reincorporarme lentamente tallándome los ojos.
Tuve que parpadear repetidas veces al ver a Min Yoongi sentado en el borde de mi cama con una sonrisa que no me dio buena espina. Observé el entorno confundido antes de clavarle la mirada mientras me cubría más con las blancas cobijas de mi cama.
— ¿C-cómo entraste? — Pregunté un poco asustado. ¿Qué mierda hacía Min Yoongi en mi cuarto?
— Tu madre me conoce, no fue tan complicado que me dejara entrar. — Sonrió mientras se acercaba a mí y quitaba unos mechones de cabello de mi rostro. Sentí un escalofrío ante su contacto. — Además, ¿por qué faltaría en este día tan especial para ti?
Abrí mis ojos completamente asombrado y lo observé fijamente. ¿Cómo lo sabía?
¡Yo jamás se lo había dicho, hasta donde recuerdo! No, seguro me estaba jugando una broma y era una coincidencia o alguien le había dicho. ¿Taehyung? Quizás se enteró por Jungkook.
— ¿D-día especial? — Pregunté para confirmar mis sospechas.
— Sí. — Él finalmente dejó de tocarme. — Feliz cumpleaños, Jimin.
Me mantuve en otro largo silencio mientras aguantaba la respiración. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras yo bajaba la mirada viendo mis manos.
— Así que lo sabes... —Susurré.
— ¡Claro! — Él sonrió suavemente. — ¿Quieres un poco de pastel? Está en la cocina, después podemos irnos juntos al instituto, no te preocupes.
Esperen... ¿Qué?
No pude siquiera pronunciar una palabra porque Yoongi ya me había jalado fuera de la cama, tomándome del brazo y tirando de él para guiarme por los pasillos.
Conforme sentía su calor ir llenando mi cuerpo esto me resultaba cada vez más extraño. Yoongi no actuaba así, él... él no era esa clase de persona dulce que iría a despertarte para tu cumpleaños. Algo iba mal.
— Yoongi... — Llamé pero él me ignoró. — ¡Espera!
— No, el pastel te espera al igual que tu mamá, vamos. — Él me observó con una linda sonrisa antes de entrar a la cocina.
Me zafé suavemente de él cuando llegamos, todo estaba completamente oscuro y silencioso.
— ¿Yoongi? — Volví a llamar preocupado.
— Cierra los ojos. — Llamó desde algún lugar en la oscuridad.
Mordí mis labios con preocupación pero finalmente obedecí a su orden. Cerré mis ojos esperando con paciencia lo que sea que fuera a pasar. Sentí que Yoongi me tomó de los hombros para guiarme hasta que sentí la superficie de la mesa chocar conmigo.
Escuché unas pisadas y un poco de movimiento hasta que finalmente mi vista se volvió ligeramente rojiza, dándome a entender que las luces ya estaban prendidas.
— Ahora sí, ¡abre tus ojos!
Los abrí viendo un pastel de chocolate frente a mí con unas velas en forma del número "18". Esbocé una pequeña sonrisa al ver el fuego tambaleándose de izquierda a derecha y unas hermosas letras hechas de chocolate blanco diciendo "happy birthday, Jimin".
— ¿Te gusta? — Preguntó Yoongi colocándose detrás de mí.
— Luce muy rico, gracias. — Sonreí un poco. — ¿Pero y mi mamá?
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