Jeon Jungkook había dormido toda la tarde, intentando sentirse mejor para finalmente llegar a casa. Por suerte, logró recuperarse más rápido de lo que esperaba y durante el camino de regreso escuchó atentamente todo lo que Min Yoongi le decía acerca de la fiesta.
— Ya lograron contarme todo lo que pasó ayer, quizás así aclares tus dudas. –
Comenzó Yoongi con voz fría, haciendo que Jungkook solo asintiera con su cabeza débilmente.
— Te escucho. — Habló en voz baja.
— En efecto estuviste tomando mucho, hicieron juego y mucha conversación. — Comenzó Yoongi. — Taehyung te pidió acompañarlo por unas cosas después de un tiempo, en el piso de arriba fue donde te besó.
Jungkook sintió su corazón acelerarse nuevamente y sus mejillas enrojecer. No quería emocionarse, pero saber que se besó con el chico que más amaba y odiaba en este mundo le hacía sentirse extraño. Una mezcla de emociones que lo confundía y a la vez le agradaba, era extraño y enfermo, pero le gustaba.
— No tengo muchos detalles, pero fue un buen beso por lo visto. — Yoongi mantuvo la vista al frente. — Pero estabas muy ebrio, resbalaste por la escalera y vaya golpiza que te diste.
— Mierda, ¿en serio? — Jungkook abrió mucho sus ojos.
— Estabas mareado, cayéndote y azotándote contra todo. Un chico trató de aprovecharse de ti pero no lo dejaron, no supimos exactamente quien fue. — Yoongi relamió sus labios. — Taehyung te encontró en el patio y te llevó a la habitación a que durmieras un poco ya que Jimin no contestaba su teléfono. Era muy de madrugada.
— Eso explica muchas cosas... — Susurró Jungkook. — P-pero el chico no logró hacerme nada ¿verdad?
— Solo fueron jalones y tirones, no llegó más lejos. Quizás aquello explique el dolor de tu cuerpo, pero no te preocupes, no fuiste violado.
— Gracias...realmente comenzaba a preocuparme.
Yoongi se mantuvo en silencio aún más frío que el anterior. Se mordió la lengua para no decir nada más y dejar las cosas como estaban. No iba a arriesgarse a decir algo de lo que se arrepentiría, aunque eso no pasaría, pero era mejor dejar las cosas como estaban en lugar de seguir dándole vueltas. No más preguntas, que Jungkook se quedara con esa versión y punto.
— ¿Del uno al diez, que tanto te duele el cuerpo? — Preguntó Yoongi Minutos después. –Diez es que necesitas ir a un hospital y uno que no sientes absolutamente nada.
— No estoy seguro, quizás un cuatro o cinco. — Jungkook negó con su cabeza.
— ¿Más específico? — Preguntó Yoongi.
— Me duele, si y es incómodo. Me pesa el cuerpo y lo siento duro, pero aún es soportable, no es como para tirarme al suelo y gritar, pero si como para estar largas horas acostado.
— De acuerdo. — Yoongi asintió. — Eso era todo lo que necesitaba saber, gracias.
— En la siguiente calle da vuelta a la izquierda. — Jungkook se acomodó. — Te diré cuando debas dar vuelta después.
Yoongi asintió y siguió conduciendo en absoluto silencio. Jungkook observaba todo a través de la ventanilla preguntándose aún él por qué la amabilidad de Yoongi. Era cierto que era su responsabilidad lo de la fiesta, pero a cualquier persona (a excepción de Jimin), le hubiera importado poco y no le haría caso. O quizás lo llevaría a la casa sin importarle que sus padres lo regañaran.
Pero no, Yoongi lo había sacado de la ciudad, dado medicinas, cuidado, dado cobijo y muchas cosas más. Y no mentiría, Jungkook estaba eternamente agradecido pero él por qué no le cabía en su cabeza. Pero bueno, conociendo a Min Yoongi no le diría nada más y preferiría olvidar el tema, así que mantuvo su boca cerrada hasta que fe depositado en la entrada de su casa.
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