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No me considero especialmente fanático de los aviones por diversas razones. Entre ellas, mi miedo a las alturas, que era la principal. Tampoco me gustaban las turbulencias, era inquietante sentir el avión moviéndose de un lado a otro, rechinando desagradablemente y creando un aire de tensión entre todos. El simple hecho de pensar que estabas a miles del metro del suelo ya era aterrador, y, pensar que en cualquier momento podría caer y matarte, era más que suficiente para que me jurara no entrar a uno.

Claro que tarde que tempano me iba a tocar subirme a uno, y este día fue ese día que tanto odié que llegara.

Observo de reojo a Yoongi con sus maletas en completa tranquilidad, su madre se encuentra hablando con una chica para entregar las maletas y platicando de cosas que no comprendo. Observo nuevamente el entorno, hay muchas personas paseándose con maletas a ruedas, muchas personas vistiendo de forma extravagante, otras más abrigadas, parejas, familias, gente solitaria... hay realmente de todo.

Me balanceo suavemente sobre mis pies y cambio el peso de mi pierna, cansado de estar parado. Me había tenido que levantar a las cinco de la mañana para que cogiéramos el vuelo de las siete y media. Me resultaba impresionante como aún en la madrugada el aeropuerto podía estar lleno de gente.

— Vamos chicos, en el ala B podré comprarles algo de desayunar. —Habló la madre de Yoongi viéndonos a ambos mientras guardaba unas hojas en su bolsa. —Una vez en el hotel ya podrán comer todo lo que quieran.

— No se preocupe, señora Min. —Sonrío palpando un poco mi maleta. —Yo traigo dinero, puedo comprarme algo mientras tanto.

— Eres un encanto, pero déjame invitarte. De no ser por tu madre no estaríamos en este país, mucho menos en mi excelente trabajo y Yoongi y Taehyung en el colegio. Es lo menos que puedo hacer para mostrar lo agradecida que estoy. —La señora Min me sonríe, pero Yoongi se mantiene inexpresivo. —Anden, en una hora llega el avión.

La seguimos en silencio. Yoongi apenas me ha dirigido la palabra desde que fueron a recogerme. Yo me había quedado en los asientos traseros jugando con mis dedos y platicando con la señora Min mientras Yoongi observaba por la ventana. Después hicimos nuestro largo recorrido por el aeropuerto, pero él seguía en su gélido silencio. ¿Estará enojado?

— Ma. —Habla él finalmente cuando llegamos, captando la atención de la susodicha. Bueno, al menos no ha perdido la lengua. — Jimin y yo iremos al baño, ¿puedes guardar nuestras cosas?

— Claro, aquí estaré sentada. Los espero. —Ella sonríe y toma mi maleta.

¿Yo quería ir al baño?

Yoongi comienza a avanzar y por instinto lo sigo, corriendo un poco para colocarme a su altura. Lo observo de reojo pero él mantiene la vista al frente sin siquiera voltear a verme. Entramos a los baños que se encuentran ocupados por dos hombres más que nos observan de pies a cabeza antes de seguir en sus necesidades.

Yoongi se acerca a ellos y comienza a bajar el cierre de su pantalón, a lo que yo volteo a otro lado. Siento la mirada de los hombres sobre mí y la presión se vuelve tanta que yo también me acerco a forzarme a orinar, aunque realmente no tenga ganas.

—Estás algo callado... —Hablo finalmente evitando a toda costa ver a Yoongi, pero sé que me escucha. — ¿Todo bien?

— No puedo decir muchas cosas estando mi madre cerca. —Contesta él. — Tratándose de ti, claro.

No sé si tomarme eso como algo ofensivo, así que me limito a finalizar a lo que vine supuestamente a hacer. Acto seguido ambos nos dirigimos al lavamanos, encontrándonos finalmente solos.

01001001 01101110 01101110 01101111 01100011 01100101 01101110 01110100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora