—¿Jugando a dos bandos?—repito su pregunta estúpida. Mi cara de sorpresa no podría ser más evidente. Intento escapar de entre de sus manos pero él no se mueve ni un poco.—Quítate.—mirarlo a los ojos y tenerlo tan cerca afecta a todos mis sentidos, pero no voy a dejar que me acuse de algo que él está haciendo.—¿Qué? ¿Acaso quieres volver corriendo con tú amiguito?
—Mira quien habla.—pongo mi mano en su pecho para empujarlo e irme, pero él acaba teniendo el control sobre mi brazo y lo pone sobre mi cabeza. No quiero ni imaginar que pensaría Jack si nos viera ahora mismo. Damián baja su rostro hasta la altura del mío y me besa en los labios. Solo me da un solo beso en los labios y vuelve a apartarse sin soltar mi brazo. El pequeño contacto hace que quiera más, pero este ni es el momento ni el lugar.—Si alguien está jugando a dos bandos, entonces eres tú Damián.
Recuerdo las palabras de Jack.
Llevan un tiempo.
Esas palabras logran hacer que recupere el poco sentido que me queda. Si quiere poner las cartas sobre la mesa pienso sacarlas todas. Frunce el ceño y yo me pongo de puntillas para alcanzar el lóbulo de su oreja para morderlo y depositar un beso en su cuello. Cuando siento que su agarre se afloja sobre mi brazo, lo aparto. Llevo mis manos hasta el cuello de su camisa y lo bajo hasta que esta a mi altura. Cara a cara lo miro, la lujuria en ellos es evidente, estoy segura que también en los míos, pero me voy a aguantar. Finjo que voy a besarlo, pero vuelvo a su cuello.
—¿Cómo puedes estar deseando follarme cuando tu novia está en la mesa esperando por ti?—lo empujo lejos de mi y me mira sorprendido.—Aquí eres tú quien juega a dos bandos, yo estoy soltera y si me apetece ir con mis amiguitos, lo haré.—paso por su lado pero no me permite dar ni un solo paso más antes de volver a estamparme contra la pared. Pone mis dos brazos encima de mi cabeza y una sonrisa burlona se forma en su rostro, pero se borra al instante cuando levanta la cara y pone sus ojos en los míos. Forcejeo pero él ni siquiera se inmuta. Acerca tanto su rostro hasta el mío que tan solo nos separan milímetros.
—Así que esto era.—descansa su frente sobre la mía y roza sus labios con los míos. De verdad está tomando las cosas a la ligera y con calma después de que le acabo de decir que conozco su mentira. Me gustaría decir que aparto mi rostro, pero mis labios mueren por su contacto, por más mínimo que sea. Nunca he deseado tanto a alguien, como lo estoy haciendo ahora mismo. Intento acercar mis labios más a lo suyos, pero se aparta.—Te sientes mal porque mi supuesta novia está aquí, pero estas muriendo por basarme, al igual que yo.
Paso por alto sus primeras palabras y me centro en la ultimas, las cuales consiguen enterrar toda mi culpa y pensamientos racionales. Muero por besarlo. Me zafo de su agarre y paso mis manos por su cuello para acercarlo hasta mi, hasta que no nos separa ni un solo centímetro. Nuestras respiraciones se mezclan, él lleva sus manos hasta mi cintura. Sé lo que estamos haciendo, es como si estuviéramos jugando a ver quién pierde el control antes y besa al otro. Él ya me ha hecho perder el control en muchas ocasiones, no pienso ceder.
ESTÁS LEYENDO
Shameless
Romance¿Qué pasa si el mejor sexo de tu vida acaba siendo tu jefe? Selena vive en la ciudad con su mejor amiga, su vida consiste en compaginar sus estudios con su trabajo. Nada del otro mundo, pero cuando el hijo del dueño del cabaret en el que trabaja, Da...