S I E T E

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Hace cuatro años:

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Hace cuatro años:

Recuerdo todo de aquella noche, por desgracia. Era mi cumpleaños, iba a cumplir dieciocho estaba muy feliz y mi madre también. Habíamos preparado una tarta entre las dos, coloqué la mesa y esperé a que mi madre saliera de la cocina para cortar la tarta. Estaba tan contenta, había llegado a la mayoría de edad, mi madre estaba orgullosa, aunque no lo parezca, en el siglo veintiuno sigue siendo difícil ser madre sin una figura paternal, un marido, presente. Mi figura paternal si que existe, pero viene a casa una vez cada dos años y suele estar borracho en alguna parte del mundo, deambulando y gastando dinero que necesitamos para vivir. Mi felicidad duró poco, unos hombres llamaron a casa y tiraron a mi madre al suelo, yo corrí a su lado. Empezaron a registrar toda la casa y buscar a gritos a mi padre. Les grité y uno de ellos me tiró al suelo. Empezaron a coger todos los objetos de valor, eran pocos, muy pocos. Al parecer mi padre tenía una buena deuda con ellos y se negaba a pagar, como no lo encontraban a él no les quedó otra que aprovecharse de mi madre y de mi, con amenazas lograron que aceptáramos pagar la deuda, fue fácil aceptar, su amenaza fue clara: nos das el dinero o tu preciosa y virgen hija lo pagará con su virgen cuerpo. Me sentí asqueada ante las palabras de ese hombre viejo, mi madre por instinto se colocó delante de mi para protegerme de sus miradas de lujuria, pero él la apartó.

—Au revoir dulce Selena, no sabes lo mucho que deseo que no podáis pagar la deuda del gilipollas de tu padre.—sujetó mi barbilla con sus dedos y miró mi cuerpo con lujuria, yo aparté la mirada asqueada. Mi madre le gritó que me soltara, él hizo caso después de segundos que me parecieron horas. 

Mi madre y yo nos dejamos caer al suelo, nos abrazamos y ella acarició mi pelo, ninguna dejó de temblar. Ni siquiera me levanté de mi sitio cuando Sam llamó a la puerta cantando cumpleaños feliz. Nunca tuve ningún sentimiento hacia mi padre, ni amor ni odio, siempre me era indiferente, lo toleraba y ahí acababa todo, pero en ese preciso momento sentí algo hacia él y no fue odio, fue asco.

 Nunca tuve ningún sentimiento hacia mi padre, ni amor ni odio, siempre me era indiferente, lo toleraba y ahí acababa todo, pero en ese preciso momento sentí algo hacia él y no fue odio, fue asco

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Actualidad:

Selena.

Me vestí lo más rápido que pude. Mis manos no dejaron de temblar en el proceso y a pesar de ello intenté hacer el menor ruido posible para no despertar a Damián, lo último que quiero es darle explicaciones. Las palabras de Malcom habían sido precisas y claras, o pagaba el resto de la deuda de golpe o él venía hasta aquí para llevarme con él. Estaba claro lo que iba a pasar, yo no tengo ni la menor forma de conseguir cien mil euros de golpe. Limpio las lágrimas de mis ojos y abro la puerta. Me quedo quieta en mi sitio cuando veo quien está ahí.

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