V E I N T E

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Selena. 

—¿Selena?

—¿James?

La sonrisa se borra de mi rostro. James, mi ex-novio, se encuentra frente a mi con un traje y un vaso de champagne en la mano. Sus ojos me hacen saber que está tan sorprendido de mi presencia aquí como yo de la suya.

—¿Qué...Qué haces aquí James?

—Eso tendría que preguntarte yo. ¿Qué haces aquí Selena?—se acerca a mi hasta pararse junto a mi alrededor de la mesa.

—No te incumbe. Creí que te habías mudado a otra ciudad. 

—No rechazaría una invitación como esta ni aunque estuviera en Alaska.—bebe un trago de su copa y parece pensar sus próximas palabras.  

De qué conocerá él a la familia de Damián. Me aguanto mis dudas y mi curiosidad, lo último que apetece ahora después de encontrármelo es hablar con él. Quisiera ser la chica guay que no le afectó para nada la ruptura, pero no soy así. James me hizo mucho daño. Bueno sí después me acosté con Damián y se me pasó por un par de horas, pero después mi corazón volvió a doler. No lo amaba tanto como ahora amo a Damián, lo que me hace pensar en la intensidad del dolor que sentiré si Damián y yo lo dejamos. Aparto la horrible idea de mi mente y empiezo a buscarlo entre la gente, dijo que iba a buscar algo para beber, porqué tarda tanto. 

—El tipo con el que estabas antes ¿Era Damián?—pregunta y atrapa mi atención de inmediato.

—¿De qué lo conoces? 

—Cosas de familia.—vuelve a hacer una pausa.—Como ahora estamos hablando supondré que no lo has leído aún mi carta ¿Verdad?.—intento recapitular con mi mente y finalmente lo recuerdo. Me dio una carta cuando supuestamente se iba a mudar, la carta estará en algún lado del cajón llena de polvo. 

—¿Porqué iba a leer tu carta? Estará reciclándose en alguno de los basureros del país.—miento y veo como sonríe en forma de burla.

—Veo que sigues sin saber mentir.—ruedo los ojos ante sus palabras y paso de llevarle la contraria. ¿Dónde estás Damián, por el amor de Dios?.

—Además qué podrías haber escrito en esa carta como para que no quiera volver a hablar contigo, cosa que no quiero.—espero una respuesta pero no la obtengo.—¿Pusiste que me habías puesto los cuernos? Tranquilo, eso ya lo sé.—está vez ríe de una forma genuina aunque su expresión final es triste y contrasta con lo que solía ser su personalidad, según mis recuerdos James jamás ha estado triste, al menos no en mi presencia, por lo que esa expresión es nueva para mi.

—Yo jamás te he engañado, ni una sola vez.—claro, y yo te creo. 

—James, por el amor de Dios, eso ya no me importa, no me cuentes cuentos ahora.—veo a Damián acercarse entre la multitud y sonrío internamente.

—Si algún día lees la carta, antes de hacer cualquier tontería llámame a este número.—deja una tarjeta de presentación con un número de teléfono entre mis manos.—Hasta pronto, Selena.—se va y me deja con un tanto de curiosidad por la carta. Hasta nunca.  Le digo en mi cabeza.

—¿Quién era?—Damián llega hasta mi y deja junto a mi una copa.

—Es...un compañero de la universidad.—la mentira sale rápido de entre mis labios, realmente es una media mentira. Cojo la copa y bebo una buena cantidad.

—Despacio, sino se te va a subir muy rápido.

—Es que está muy rico.

—¿Ah si?—una sonrisa seductora se dibuja en sus labios y yo ya no puedo apartar la mirada de ellos.—Déjame probar.—se acerca peligrosamente a mis labios y aguanto la respiración hasta que veo a su madre a lo lejos y vuelvo a mi misma y  lo aparto rápidamente.

ShamelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora