E P Í L O G O

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Cinco años después.

Todo ha cambiado. Toda mi vida ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos y toda yo. Todo menos mi corazón, que sigue igual de herido y cerrado desde ese día. Creí que sería Damián quien traería problemas a mi vida, y ha sido. Ha traído el problema de amarlo y el dolor de dejarlo. Ha traído la esperanza, los sueños y el coraje, pero también la decepción y el dolor de perderlo todo. Dejo de mirar el cielo y pongo mi taza de café sobre el escritorio. Elle llama a la puerta antes de entrar. 

—Señorita Selena, estos son los balances que pediste ayer por la—Oh Dios ¿Hoy tampoco has dormido?

—¿Se nota? Me he puesto una buena cantidad de corrector esta mañana.

—Se trata de calidad, no de cantidad. Debería probar el producto del anuncio, es muy bueno—deja la carpeta con las hoja encima de mi mesa para sacar el corrector del anuncio de la marca de la que nos vamos a encargar—Te lo dejo aquí con los balances.

—Gracias Elle.

—Para eso estoy. Por cierto, ¿vendrás a comer con nosotros hoy?—Elle pregunta con indecisión y como si supiera mi respuesta, me sabe mal por ella. Literalmente se me han acabado todas las excusas y ya no me queda nada.

—Claro, avísame cuando vayáis a salir, os llevo en mi coche.

—¡Eres la mejor! Llámame si me necesitas.

Paso la mañana revisando los balances, el mercado en el que se centra la marca, las ideas y el presupuesto que tienen. A la hora de comida Elle y el resto del equipo vamos en mi coche hasta un famoso restaurante de carne. Al principio parecen incomodos de estar conmigo, pero son tan extrovertidos y jóvenes todos que se les pasa rápido e incluso hablan mal de Olive, la directora del departamento, en mi cara. 

—¿Habéis oído hablar del nuevo cliente?

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—¿Habéis oído hablar del nuevo cliente?

—¿Ese que así alto y que parece un queso?—pregunta Elle a la chica. Para hacer caso omiso a su conversación enciendo la radio, pero no funciona.

—Dicen que esta soltero.

—Que va, yo he oído que estaba saliendo con una supermodelo.

—¿La que dicen que se acostó con el jugador de fútbol?

—¿No era el DJ de la discoteca más cara del país?

—¿Os queréis callar?—les grita su amigo—Por personas como vosotras existen los rumores.

De la nada empiezo a reír y todos callan para mirarme sorprendidos. Agradezco que el ataque de risa me haya dado con el semáforo en rojo y no con el coche en movimiento.

 —Lo siento, es que acabo de tener un dejá vu.

—Señorita Selena, tienes una risa preciosa, nunca te habíamos oído reír—.Elle es así, dice lo primero que se le pasa por la mente sin darle muchas vueltas y en parte es por eso por que puedo decir que me cae medianamente bien, o quizás que le tengo un poco de cariño, o un poco de envidia. Le devuelvo una sonrisa sincera a través del espejo y sigo conduciendo.

Por la tarde en la oficina organizo todos los documentos y las propuestas para llevárselos a Olive. Entro en ascensor e inconscientemente inhalo todo el aroma que haya en el. Este aroma me recuerda a alguien, me recuerda a él. Despejo mi mente rápido antes de que sea demasiado tarde y vuelvo en mi misma. Salgo y camino hasta la oficina de Olive, porqué todo el pasillo huele a él. Por alguna razón todo mi corazón se acelera y un sentimiento de ansiedad se posa en mi estomago. ¿Qué es lo que te pasa ahora, por el amor de Dios Selena? 

Abro la puerta y lo primero que veo no es Olive, si no que una figura masculina que esta de pie y de espaladas a mi. Reconocería esa espalda entre un millón... No. Es imposible. 

—Olive pareces ocupada, te veo en otro momento.

—Que va, justo te iba a llamar. Él es nuestro nuevo cliente, el señor Damián.

Con sus palabras él se da la vuelta y por un segundo rezo para que no sea él y a la vez para que lo sea. Aprieto la carpeta contra mi y contengo la respiración, los latidos de mi corazón van a mil y la sensación de ansiedad no hace más que aumentar. Él se gira por completo hacia mi y el golpe seco de la carpeta cayendo al suelo hace eco por todo el despacho.

Dios mío, es él. Es él. No ha cambiado mucho, su pelo ahora está un poco más largo y se ha dejado un poco de barba, físicamente no parece haber cambiado mucho, pero sus ojos... sus ojos sí que han cambiado, ya no me mira como antes. 

Se acerca a pasos lentos hacia mi y en vez de levantar la mirada para mirarle, la mantengo en el suelo, me duele y me da vergüenza mirarlo después de todo el daño que le he hecho. Él se agacha delante de mi y coge la carpeta que se me ha caído, se levanta y me la da. 

—Encantado de conocerte señorita Selena, soy Damián—quiero decir algo, como por ejemplo nos conocemos, porqué haces esto, pero entonces recuerdo mis palabras "simplemente haz como si nunca me hubieses conocido"—Olive ha hablado maravillas de ti.

¿Olive? ¿Porqué las formalidades conmigo y no con ella? ¿ A ti que te importa Selena por Dios? Mi segundo pensamiento y sentimiento es el arrepentimiento, debería haber usado ese corrector que me dejó Elle. De todos los escenarios en los que nos imaginé encontrándonos, este no era uno de ellos.

Da igual, no dejes que la situación te gane Selena.

Eso, debería mostrarme fuerte y confiada, la apariencia es un cincuenta por ciento confianza.

Pero... no tengo confianza.

Da igual, podemos fingir.

Eso es. Puedo fingir.

Aclaro mi garganta, lo miro directamente a los ojos y estrecho con fierza su mano .

—Encantada, señor Damián. 

 

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Hola, ¿cómo habéis estado? Hemos llegado al final de Shameless, espero que os haya gustado y os pido perdón por este años y pico en el que he sido de todo menos constante con la historia, ha sido un tiempo duro pero gracias a todos a los que habéis decidido vuestro tiempo a leer la historia de Selena y Damián.

❤️

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