¿Qué pasa si el mejor sexo de tu vida acaba siendo tu jefe?
Selena vive en la ciudad con su mejor amiga, su vida consiste en compaginar sus estudios con su trabajo. Nada del otro mundo, pero cuando el hijo del dueño del cabaret en el que trabaja, Da...
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Jack.
Ver a la chica que me gusta besando a mi hermanastro en este momento no es el escenario que esperaba encontrarme, aunque qué podía esperar, nunca fui la primera opción de alguien. Siempre he sido el por si acaso de las personas y esta vez supongo que no va a ser diferente. Salgo de ahí y le mando un mensaje a Selena diciendo que me ha surgido algo importante. Pienso y pienso, pero no consigo encontrar el momento exacto en el que me empezó a gustar, lo que me da miedo es pensar que me podría gustar solo porque le gusta a Damián.
—Siempre me lo quitas todo.
Recuerdo esas palabras, se las dije todas la veces que pude hacerlo, pero ¿Y si soy yo quien está siendo así ahora?
—Es la primera vez que siento que puedo tener algo ¿Y tu pretendes quitármelo?—le escupí las palabras.
—¿Algo?—bufa—Selena para mi no es un algo.
—¡Eres un hipócrita, siempre fuiste un hipócrita! ¿Cómo puedes seguir siendo el mismo después de todos estos años?—le reproché sacando toda mi furia.
—Esta vez es distinto, ella...—empezó a buscar las palabras—...ella es especial para mí.—una risa involuntaria sale de mi boca.
—¿Seguro que tú también lo eres para ella?—cuando solté esas palabras se acercó hasta mi para agarrar el cuello de mi camiseta y mirarme con ira. Levantó su puño pero al final pareció controlarse. Me soltó y dió pasos hacia detrás.
—No vuelvas a provocarme.
Saco de mi cabeza los recuerdos del momento en el que Damián apareció en la puerta de Selena. Damián es una persona con un temperamento tan frágil, que solo hace que quiera retarlo cada vez que tenía la oportunidad.
Me apoyo en la pared y saco un cigarrillo, siempre llevo uno solo conmigo y este lo llevé durante varios días. Supongo que la situación merece un calmante. Mientras me fijo en el humo que sale de mi boca, pienso en como creí que Selena empezaría a sentir algo por mi después de haberla ayudado. Soy un idiota. Mentiría si digo que la ayudé sin unas pequeñas segundas intenciones, pero todas esas intenciones desaparecieron ahora.
Ahora que se que de verdad me gusta.
Si intento algo, se cómo acabará todo. La forma en la que se miraban, la manera en la que ella quería ir detrás de él, todo era tan obvio por más que lo intentarán ocultar. Le doy un golpe de rabia al cubo de basura que tengo al lado y el dolor hace que me arrepienta de inmediato.
—Sea lo que sea que te haya pasado, ese pobre cubo de basura no merece ser tu saco de boxeo.—una voz femenina habla detrás de mi y cuando en doy la vuelta me quedo quieto en mi sitio.
—Cuánto tiempo.—es lo único que puedo decir después de unos largos segundos.
—Hola, Jack.—ella sigue pronunciando mi nombre de la misma manera.
