¿Qué pasa si el mejor sexo de tu vida acaba siendo tu jefe?
Selena vive en la ciudad con su mejor amiga, su vida consiste en compaginar sus estudios con su trabajo. Nada del otro mundo, pero cuando el hijo del dueño del cabaret en el que trabaja, Da...
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No iba a ser la otra, no está vez. Una persona que tropieza con el mismo error, se merece todos las consecuencias. Quizás no haya vivido lo de ser la otra en mi propia piel, pero llevo escuchando la historia de mi madre desde que tengo memoria, no de su propia boca, pero sus conversaciones con mi tías, el comportamiento de mi padre y sus lamentos cuando aún estaba, siguen presentes en mi mente. De cierta manera, pienso que todas las desgracias que estamos viviendo ahora son por eso, porque mi madre de cierta manera se quedó con la felicidad de otra persona. No voy a hacer lo mismo y espero que el sufrimiento que pasó mi madre me sea un ejemplo suficiente para no repetir la historia, espero. Sí, eso espero.
Se que tengo miedo de perderlo, pero no puedo perder a alguien que no es mío. A pesar de nuestros escasos momentos juntos, hay algo en él diferente al resto, algo más que una simple faceta, me pregunto si esa faceta misteriosa se la mostraría a Tiffany.
Para no caer en el mismo error, mi mente brillante ha sugerido hacer una lista de cosas que hacer y que no hacer para mantenerme lejos de él y su mundito.
1. No mirar sus labios. 2. Hablar solo cuando sea necesario. 3. No imaginar cosas. 4. Nunca quedarnos a solas. 5. Pon límites. 6. No mirar sus labios. 7. Mantener la distancia. 8. No mirar sus labios. 9. No mirar sus ojos. 10. No mirar sus labios. 11. No mirar sus ojos. 12. NO MIRAR SUS LABIOS.
Mientras más me centraba en recordame no mirar sus labios, más clara se volvía la imagen de ellos en mi cabeza. Pero había algo que me iba a ayudar si o si. Y por último:
13. TIENE NOVIA (una muy zorra)
Reviso la lista una y otra vez. Esto tiene que funcionar, si no lo hace no hay nada más que hacer. Siento un par de codazos en el costado y levanto la vista hacia mi compañera para ver qué quiere, pero ella señala con la cabeza hacia la profesora.
—Señorita Selena ¿Se puede saber que está haciendo en vez de atender?—abro los ojos como platos y pienso en que decir.
—Hum...y-yo estoy tomando apuntes.
—Bien cuando acabe la clase quiero ver esos apuntes.—asiento. ¿De dónde vas a sacar esos apuntes idiota?.
Empezaría a hacerlos ahora pero en ningún momento me he entrado de lo que ha dicho. Estiro mi pelo y me peleo conmigo misma internamente. Apoyo la cabeza en la mesa. Hay dos opciones; decir la verdad o escabullirme. No, nunca, escapar jamás. Puede que siempre me este escapando de Damián y los problemas, pero tengo que afrontar las cosas, al menos alguna vez en la vida. El timbre suena y todos salen corriendo menos yo. La profesora me lanza una mirada fría y penetrante esperando a que baje para enseñarle mi apuntes. Piensa Selena, piensa. Recojo mi mochila y aclaro la garganta mientras bajo, tu puedes, yo puedo. Mientras estoy bajando alguien se pone delante de mí y deja una funda en mis manos. James. Así ha sido últimamente, así fue cuando estábamos juntos y cuando pasábamos de amigos a algo que no sabía cómo llamar.
