capitulo VII

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Vincent


La tomé en mis brazos para llevarla desde la carreta, a su dormitorio.

El gran Árbol era gigante, pero ella era liviana, yo era fuerte, y no dejaría que nadie más la tocara.

No después de todo lo que había pasado.

No después de que permití que la hirieran.

No después de que Eon había lanzado un ataque directo en nuestro territorio, y era el trono de mi señora, y ella misma, quienes estaban en peligro.

¿Si no podía mantenerla a salvo, al menos hasta que fuera reina, qué sentido tenía todo?

La dejé en su cama, acomodé su cuerpo.

Me acerqué para acomodar su cabeza.

Y lo sentí.

Un olor familiar.

Olor a flores.

El olor que había sentido hace unos días en mi habitación.

Ahora que lo volví a sentir, entendí porque me recordaba algo.

Era su olor.

Tocaron la puerta, y yo me senté en el sillón, que siempre estaba cerca de la ventana, y me quedé mirando la luna, mientras los criados y doctores iban y venían para atenderla.

No había sido grave, gracias a los dioses.

La herida no fue profunda, solo había perdido algo de sangre.

Estaba en la mitad de mis agradecimientos a mi padre, por cuidarnos desde la Tierra Eterna, cuando sentí que se movía en su cama.

Salté del sillón.

— Mi señora — me arrodillé a los pies de la cama.

— Hola Vini — dijo Sigrid abriendo los ojos, me miro con el ceño fruncido mientras se acomodaba en la cama. — Y tu qué haces en el suelo!?

Yo no me moví.

— Mi señora, por favor, perdóneme — bajé lo más que pude mi mirada — jamás debió ser herida, estaba bajo mi cuidado y le fallé —.

Se quedó en silencio, tanto tiempo que levanté la vista. Me seguía mirando con el ceño fruncido.

— Yo me puedo cuidar sola, Vini — dijo al fin con voz suave— tu me ayudas a cuidarme mejor. Ademas, eres mi general y cumpliste con tu trabajo. Mantuvimos a nuestros soldados vivos —.

Suspiró.

— Si lo más grave que tuvimos que lamentar fue mi herida y la pierna de Erall, entonces creo que nadie debería estar disculpándose — sentenció, levantando una ceja. — Puedes levantarte ya del suelo? Me siento como si estuviera muriendo —.

Obedecí, pero no levanté la vista.

— General Truelsohn — habló ella, con voz firme —Levante los ojos de suelo, y míreme cuando le hablo —.

Lo hice, y puse las manos detrás de la espalda.

— Bien. — siguió ella. — Hoy su señora ha decidido tomarse esta noche — acomodó las mantas de la cama — Aunque la herida no es grave, está cansada de cargar con el peso de este reino, en su hermosa cabeza — me sonrió con vanidad.

Yo me sonreí un poco, se que estaba tratando de cambiar el tema.

— Mañana — siguió — La Bendición irá en una misión, de visita, a nuestra querida dinastía Eon — se curvaron sus labios y luego agregó en un tono menos solemne— Avisale a Dary y a Camron. Erall puede quedarse.

Heredera de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora