Heredera de las sombras

Dary I

Mi madre tenía su rostro cubierto por sus manos, intentando no mirarme, intentando esconder su propia vergüenza.

Tengo sólo diez años y ya entiendo que todos a mi alrededor son unos cobardes.
Mi madre no sabe qué hacer conmigo, no quiere enfrentar nuestra realidad, que estamos abandonadas, que necesitamos ayuda. Le ofrezco salir a trabajar, en lo que sea.
Tengo habilidades, le recuerdo, pero ella golpea la mesa
Me dice que debo esconder mis habilidades, que yo debo esconderme.
Me dice que mi padre vendrá en nuestra ayuda, que todo mejorará.

Se que no será así.
Mi padre es el rey
Y yo soy fruto de un error.

*******
Mi madre me despierta una mañana, meses después. Dice que por fin vendrán a vernos desde el palacio.
Trata de darme un baño, de hacer que parezca “decente”.
Me pregunto mientras me peina y me arregla porque dice que vendrán desde el palacio, y no que mi padre es quien viene a vernos.

Cuando aparece la caravana entiendo porque.
Es solo la reina de Huncharuk.

Mi madre se tensa a mi lado y aprieta fuertemente mi mano.
Me obliga a hacer una reverencia.
Somos una familia de pocos recursos pero mi madre fue criada por una institutriz y fue muchos años parte de la corte. Así conoció al rey.
Y asi fue que nací yo.
Mi madre me explicó todo sobre cómo se hacen los bebés, en una noche de borrachera.
Un asco, si me preguntas a mi. Y no creo que alguna vez me guste hacer algo así.

-- Daryna! -- mi madre suelta una mezcla entre susurro y regaño, y me aparta de mis pensamientos.

Me encojo de hombros.
-- Que? -- digo, sin entender.

Mi madre responde entre dientes.
-- Su majestad te hizo una pregunta...
oh oh

Hago otra reverencia, sin levantar la vista
-- Disculpe, su majestad, estaba distraída.
Cuando por fin la miro, mi estómago se retuerce
Es hermosa, alta, su piel morena es reluciente, y su cabello oscuro brilla como las alas de un cuervo.
Pero hay algo, que no logro identificar, la forma en que su labio se tuerce, la manera en que sus ojos se oscurecieron apenas levanté mi vista hacia ella.
Si fuera mayor quizás diría que me odia, pero cómo podría odiarme?
Soy solo una niña y apenas nos conocemos hace un instante.

Me sonríe y es como si se hubiera puesto una máscara.
-- Está bien -- me dice, sin dejar de sonreír -- mis hijos también se distraen.
La palabra hijos llama mi atención.
-- Sus hijos... con.. el rey? -- pregunto, enredándome en las palabras.
Vuelve a tensarse y la máscara desaparece.
Mira a mi madre.
-- ¿Qué le has dicho? -- le pregunta, con rabia.
Mi madre estira la espalda.
-- La verdad.... -- su boca se tuerce en una sonrisa burlona, haciendo una pausa -- su majestad --
No se porque pero mi espalda también se endereza y me siento orgullosa de que le devuelva esas sonrisas desagradables.
La reina me mira, un largo rato, y luego vuelve a sonreír.
Creo que estoy empezando a notar cuando sonríe para algo bueno, o por algo malo.
No creo que esta sea una de las primeras.

-- Bien -- dice, la máscara vuelve a su lugar -- entonces no tendrás problema en que me la lleve, verdad?
Mi madre toma mi brazo y me esconde detrás de ella.
-- No es necesario, su majestad -- su voz tiembla un poco, y sus manos también -- sólo necesito un poco de ayuda para cuidarla, para alimentarla. Jamás seríamos una molestia, jamás buscaría hacerle daño a Costel...
Traga aire, como si de esa forma pudiera devolver las palabras a su boca.
La reina baja lentamente las manos a sus costados.
Mi madre baja la vista, toda la tensión desaparece de sus hombros y cierra sus ojos. Una mano va a su pecho, como si quisiera que la reina entendiera que las palabras salen de ahí.

-- Jamás buscaríamos hacerle daño a su majestad --
Admiro a mi madre por creer que las palabras que salen de ahí valen algo para el resto.
-- Bien -- dijo la reina, y apuntó un dedo hacia mi -- pero ella viene conmigo.