Heredera de las sombras

capitulo XXIX

Sissi

No se cuanto tiempo llevo con la cabeza enterrada en su pecho, con mis brazos rodeando su cintura, pero tengo que saber que es real.

He tenido sueños tan extraños, todos sobre el.

Aun no se si este momento es uno de ellos.

Me aparto para mirarlo de frente.

Me mira fijo, agachando la cabeza, y luego sonríe.

— Hola — dice.

Mis rodillas ceden y siento que me alcanza a sostener.

Caigo de todos modos y me derrumbo en sus brazos.

Lloro, una mezcla de llanto y de risa y algo que jamas habia sentido.

Todas las emociones juntas.

— De verdad estas aqui? — pero es el quien está preguntando. No yo.

Levanto la vista y me seco las mejillas.

Asiento y rodeo su cuello con mis brazos.

Detrás de nosotros Dary está llorando y siento que Vincent abre uno de sus brazos para que se una.

Cuando ella llega corriendo, nos rodea a ambas en un abrazo y yo suelto un brazo para acogerla tambien.

Nos enredamos los tres en lagrimas y calidez.

— Los dejaré solos — dice el rey, detrás de nosotros.

No volteo a verlo.

Dary también se levanta.

Aprovecho para soltarme.

Vincent se levanta del suelo y ofrece una mano para ayudarme a ponerme de pie.

Dary se seca las lagrimas y anuncia que también nos dejara solos.

Ahora somos solo nosotros dos.

Pero rompo a llorar nuevamente y caigo sentada sobre la cama.

Se arrodilla frente a mi, con dificultad y estira una mano para secar mis lagrimas.

Intento respirar.

No he dicho una palabra en todo este rato.

No se por donde empezar.

Pero lo miro.

— Perdoname — le digo.

Arruga la frente.

— Debí venir antes pero pensé que .... — no logro decirlo.

Pensé que estaba muerto.

Asiente entonces y toma mis manos.

— Por un momento lo pensé también — me responde — todo se volvió tan oscuro y frío. No se cuantos días llevo aquí, recuerdo que me trajeron pero no recuerdo nada mas. Perdóname por no haberte avisado que estaba bien. Cuantos días han pasado? — me pregunta.

Tampoco lo se.

— Demasiados — respondo.

Me paso una mano por la cara y me desespero nuevamente.

— Pensé que estaba sola, Vincent, pensé que me habías dejado sola.

Frente a mi, Vincent se estremece.

Sacude la cabeza.

— Lo siento.

Esta vez, me rio entre las lagrimas y miro al techo.