capitulo XV

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Sissi


Erall me ayudó a subir a Vincent a mi caballo, y juntos cabalgamos a la mayor velocidad que fuera posible, hasta que pasamos la frontera y entramos en territorio de Sjöberg.

Ayudé al General a bajar y lo llevé a un rio que había cerca.

Lo acerqué al agua y esperé a que bebiera un poco, para ayudarlo a sentarse en la orilla.

— Podrías quitarme las botas? — me dijo, su voz raspada, casi susurrada.

Asentí, sin ánimos de responderle. No era capaz ni de perturbarlo con mi voz.

Levanté una de sus piernas con delicadeza y retiré una de sus botas. No hubo problemas.

Su otra pierna estaba estirada, tiré lentamente de la bota y pude ver que su rostro se contraía en una mueca de dolor.

— No tienes que ocultarlo — le dije.

Me miró, los ojos levemente aguados.

— No tienes que ocultar tu dolor conmigo, Vincent — expliqué.

Dejé las botas cerca y me acerqué a él, sentándome a su lado. Pasé un brazo por sus hombros y empujé suavemente su cabeza, para que descansara en mi hombro.

Dejó caer su peso en mi.

Su mano buscó mi mano y yo apreté la suya en respuesta.

Sentí que comenzaba a temblar, su respiración agitada.

Hasta que su cuerpo comenzó a convulsionar, acompañando las lagrimas que caían por su rostro.

Apreté mas fuerte su mano para resistir mis propias lágrimas, mientras escuchaba sus sollozos.

Rodeé su cuerpo con mis brazos y lo apreté lo mas cerca de mi que pude.

— Se lo que se siente — confesé, entre lágrimas — sé lo que estas sintiendo, tu sabes que lo sé. Por eso entiendo que necesitas llorar y gritar y destruir todo.

Estuve un buen rato sosteniéndolo, mientras botaba todo el dolor que tenia dentro.

Después de unos momentos tomó una gran bocanada de aire, y pasó una mano por su rostro.

Noté que sus manos estaban sucias. Todo su cuerpo estaba sucio.

— Quieres que te ayude a entrar al agua? — pregunté.

Levantó su rostro y me miró.

Lo había extrañado tanto.

Estaba demasiado cerca ahora.

A pesar del dolor, a pesar de la rabia, seguía viendo tanta bondad en sus ojos, tanto cariño hacia mi.

Le sonreí y besé su mejilla.

Sentí un leve sonido de diversión que salió de él.

Sonrió y apoyo su cabeza en mi hombro de nuevo.

— Estoy demasiado cansado para entrar al agua, Sissi.

Se alejó un poco y aproveché para girarme. Los demás habían establecido un campamento.

Dary estaba mirándome con sigilo, y yo sabia porque.

Volvi a mirar a Vincent.

— Vini? — le dije, nerviosa.

Se sobresaltó y me miró sonriendo.

— Extrañaba esa palabra — me respondió.

Intenté sonreír de vuelta, pero estaba asustada.

Heredera de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora