Sissi
Subí al cuarto lo más rápido que pude y detrás de mi Vincent se despedía de todos.
Solo quería estar en la cama antes de que empezara la tormenta.
Vincent apareció por la puerta unos segundos después y la cerró lo más seguro que se podía.
— Quieres que abra la venta....
— NO —dije, demasiado rápido, demasiado ansiosa.
— Bien — respondió con calma, y se sentó en la otra cama, dándome la espalda, y comenzó también a quitarse las botas.
Lo quedé mirando.
Ningún cuestionamiento.
— No vas a preguntar porque? — dije, con sorpresa.
Me miró y se encogió de hombros.
— Si tu no quieres, esta bien. — me dijo, con tono despreocupado.
Yo lo seguía mirando, con los ojos abiertos.
Se levantó para acercarse a donde había un poco de agua fresca, mientras se quitaba la camisa.
Lo seguía mirando.
No podía dejar de hacerlo.
No era que jamas lo viera así, solía entrar sin pedir permiso a donde fuera que estuviera.
Ni siquiera recordaba el día en que lo había conocido, yo apenas tenia dos años cuando nos unieron. Había pasado toda mi vida con él, todo esto no tenia nada de nuevo.
Pero se sentía como si lo fuera.
Me quedé observando, todas y cada una de las lineas de los músculos de su cuerpo, y no entendía el enorme contraste que habia en el.
Entre la persona tan cálida y buena que era, la persona que hoy había buscado una y otra vez que todos, incluyendo yo, nos sintiéramos cómodos.
Su empatía era una meta que yo jamas podría alcanzar.
Y por eso es que cada día entendía mas, porque los dioses lo habían puesto a mi lado.
Pero también, ahí estaba, el Principe Oscuro, cada músculo en su torso, extremadamente definido, bronceado bajo el sol de los diarios entrenamientos.
Era letal.
No tenia mis poderes, y era tan temido como yo.
Si no supiera quién era, me inspiraría respeto, incluso miedo, de solo verlo tan alto y fuerte.
— Que? — me dijo, me sobresalté y sentí las mejillas calientes. —Quieres que pida mas agua para ti? — preguntó.
Negué con la cabeza.
— Ya estoy bien, y mi herida está limpia. — le contesté.
Un asentimiento, y de nuevo, ningún cuestionamiento.
Se metió a la cama y yo también lo hice en la mía.
Me quité los pantalones bajo las mantas y quedé solo con una camisa.
Escuchamos risas en la habitación de al lado.
Yo estaba acostada de espaldas, mirando al techo, cuando escuche la risa de Vincent a mi lado.
También estaba de espaldas, la cabeza apoyada en sus brazos.
— Tu no subiste con nadie hoy — le dije. Simplemente se me escapó.
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Heredera de las sombras
FantasíaLa Duquesa del silencio es la heredera al trono de la dinastía Sjöberg. La pequeña Sigrid ha crecido para convertirse en una mujer sedienta de sangre y venganza, y no habrá limites para ella, cuando la salvación de su pueblo, y quienes ama, esten en...