Sexto Acto.

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Hola a todos, ¡al fin les traje la actualización del FanFic! Tardé bastante escribiendo esto porque cambié totalmente una escena que ya había escrito previamente... a última hora... además de que construir esta parte fue algo complejo. Anyway, ¡disfruten el capítulo!

LOS PERSONAJES DE LOK NO ME PERTENECEN.

Nuestra historia sigue.

Sexto acto: Viaje, tercera parte. El Pantano.

Con ese día cumplían una semana y dos días de viaje y eso solo indicaba que estaban a nada de concluir con la travesía. Les faltaban tan solo dos lugares más para terminar aquella aventura: El pantano dónde vivía una gruñona maestra tierra que era una leyenda viviente y el hogar natal de la joven Avatar y de la viuda del ex-Avatar. Antes de dirigirse hacia el pantano el equipo Avatar decidió descender momentáneamente a un pequeño pueblo de la República Unida Tierra para mandar una carta con sus avances a cierto nómada aire que de seguro estaba ansioso por no tener noticias del grupo, Tenzin a veces parecía el papá de todos. Después de redactada la carta, la mandaron y subieron en Pecas, quien con una orden se elevó por lo cielos. Korra era quien dirigía al gigantesco bisonte en el vasto mar azulino, estaba despejado y el aire fresco le acariciaba la morena piel. Sus amigos venían en la parte trasera hablando sobre el pequeño Ryou quien se había acomodado en el cuello de Asami. «Asami...», pensó la Avatar al ver a su novia, sonreía y acariciaba al dragoncito con cariño, en su mente se repetía la escena observada hace dos noches atrás. Desde aquel incidente la ingeniero no había tenido algún otro ataque de nauseas, pero si había sufrido algunos cambios de humor que mantenían a la joven maestra de los cuatro elementos algo preocupada. Desvió su vista e intentó concentrase en el camino, cuando todo acabase obligaría a Asami a ir con Katara para que la revisara, y si tenía que cargarla, lo haría.

La joven ingeniero charlaba con sus compañeros, eran bromas acerca del pequeño dragón que parecía estar pegada, literalmente, a ella. Reía con los chistes, pero muy en su interior algo no cuadraba bien, sentía ascos de vez en cuando y cansancio, y eso le preocupaba. Quizá estaba a punto de pescar un resfrío o algo semejante y eso le mantenía alterada, además de que en ocasiones su humor cambiaba drásticamente, sobre todo cuando estaba a solar con Korra. Suspiró cansada, en su mente unió los síntomas sentidos sumándole que últimamente su mente no dejaba de fantasea con tener un momento de intimidad con su pareja y otras cosas nada inocentes que le provocaban leves cosquilleos en su abdomen, después de analizar todo concluyó que el motivo sería su periodo mensual. Podía ser una ingeniero, novia de la Avatar, mujer de negocios, líder de la ahora renombrada empresa Industrias Futuro y otros cargos, pero seguía siendo una mujer con todo lo que implicaba y, a veces, lo odiaba. Si su temor se hacía realidad, no iba a poder moverse con total libertad si algo pasaba, a esto había que agregarle el posible dolor que conllevaba que su matriz no estuviese esperando un descendiente. No iba a ser la experiencia más botina del mundo, como siempre.

Pasaron un rato volando, todo era aburrido y ya nadie hablaba. Bolin se había dormido, Mako se concentraba en pulir su placa de detective con su nuevo apellido, Asami alimentaba a Ryou con pequeños trozos de carne seca y Korra solo miraba con monotonía su camino mientras portaba un puchero. Las circunstancias indicaban que el resto del viaje iba a ser igual de tedioso. Pero algo pasó. Pecas sintió algo, como si alguien lo llamase y, tan rápido como lo era un bisonte volador, dio media vuelta y empezó a descender con gran velocidad. La Avatar de aferró como pudo a las riendas de Pecas, su cara se contrajo y un grito salió de su garganta inconscientemente. Bolin despertó sobresaltado y se agarró de su hermano, quien a su vez, se agarró de la orilla de la silla para montar del gran animal. Asami tomó entre sus brazos al pequeño dragón quien parecía disfrutar del viajecito movido, la pobre ingeniero cerró los ojos y empezó a emitir gruñidos guturales en señal de queja, si eso seguía así lo más probable es que regresara su desayuno en cualquier momento y si eso ocurría, sentiría mucha, pero mucha, pena por el par de hermanos que estaba tras ella.

Nuestra historia sigue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora