Décimo Quinto Acto

5.4K 227 325
                                    

Hola a todos, ¡al fin actualización! Las demoras de esta entrega están especificadas en la sección dónde hago mis comentarios, pero el principal fue que mi EverNotes (que es lo que yo uso para almacenar los borradores y avances de mis escritos, ya que me gusta el sistema y se actualiza con mis dispositivos móviles) me ha estado fallando como nunca. Me borraba párrafos completos, me llegó a eliminar una cuarta parte del acto entero (lo bueno es que tenía un respaldo actualizado, así que no me inmuté). También quisiera que leyeran de antemano la sección de "DELIRACIONES DE LA AUTORA" pues ahí hay un anuncio que a más de uno le interesará pues tiene que ver con mi persona y con otro compañero autor que será revelado más abajo.

Ya, sin más, les dejo leer el Décimo Quinto Acto.

Escrito por: Zakuro Hatusne.

Editado por: Korrrasammii.

Nuestra Historia Sigue

Décimo Quinto Acto: Luz en la oscuridad.

Todo estaba en silencio, el único ruido que se podía escuchar era el del llanto incesante de Senna quien acogía entre sus brazos a sus pequeños nietos ahora huérfanos. ¿Cómo iba a liderar con aquello? Apenas hacía dos años había perdido a su esposo, a su compañero de vida y ahora le arrebataban a sus hijas. Así era, pues la sureña había acogido a la ingeniero como una más de su familia, un cariño especial surgió por ella desde el primer día en que se trataron, y aquel sentir fue creciendo aún más con los años, sobre todo en el momento más oscuro de su hija dónde vio los sentimientos que la mecánica profesaba para con Korra. Era un duro golpe, la única familia que le quedaba ahora estaba al lado de su difunto esposo Tonraq y ella se había vuelto a quedar ahí. Pero no. No debía rendirse. Tenía dos motivos muy fuertes para seguir adelante. Sus queridos Yasuko y Tonraq. Debía ser fuerte, por ellos, porque aquellos niños serían a los que aquella noticia les afectara más.

- Glan-glan, ¿dónde están mami Asami y mamá Kodda? - Volvió a cuestionar la mayor de los gemelos.

Senna se alejó un poco de sus nietos y secó como pudo sus lágrimas, sabía lo que debía decir, Korra y Asami habían tenido una plática nada amena sobre ese tema. Ambas sabían sus responsabilidades y las posibles consecuencias de éstas, pero aun así, ella tenía la esperanza de que jamás tuviese que usar aquel discurso.

- Niños... verán... - La mujer hizo una pausa para poder entonar su voz y que no saliera temblorosa. - Mami Asami y mamá Korra no volverán.

- ¿Peo, pol qué? Plometielon que iliamos a vel al tío abuelo Tenzin. - Se quejó el pequeño Tonraq haciendo un puchero similar a su madre.

- Yasuko... Tonraq... - La mirada de la mujer se ensombreció y, a pesar de que eso no fue desapercibido para los niños, no sabían que significaba aquella expresión. - Mami Asami y mamá Korra murieron.

Aquellas palabras congelaron parcialmente a los niños, tenían una idea de lo que era la muerte, la CEO de Industrias Futuro les había explicado algo acerca de ello cuando le preguntaron por primera vez dónde estaba su gran-gran Yasuko y sus abuelos Hiroshi y Tonraq, pero no sabían si ellas también podían morir, para ellos, aquello era algo que solo le pasaba a la gente grande o a las personas muy, pero muy, enfermas.

- Un hombre malo hizo algo que provocó que mami Asami y mamá Korra muriesen, así que ahora ellas están con su gran-gran Yasuko y sus abuelos. Pero no se preocupen, yo los cuidaré y no dejaré que nada malo les pase. - Se apresuró a decir la mujer de tez morena para darle algo de seguridad a sus nietos.

- o - o - o - o - o - o - o - o - o - o -

Tres días pasaron desde que la Avatar junto con su esposa habían sido dadas por muertas a pesar de que sus cuerpos no habían sido hallados aún. Todo había sido muy duro para todos, pero nadie sabía el mudo dolor que sentían los dos pequeños que gracias a esa pérdida habían quedado solos. Tonraq había parado de llorar y se volvió un berrinchudo de lo peor, cosa que el morenito no era, pues a pesar de que él destacaba por su comportamiento hiperactivo y su energía casi incesable, no era mal portado y jamás le había levantado la voz a alguien mayor que él o, lo más inaudito, peleado de manera seria con su hermana mayor, Yasuko, pues al no querer darle el peluche de un dragón que la ingeniero le había regalado a su hija cuando cumplió un año, éste se enojó y sin más arremetió contra ella. La pelea fue intensa, tanto que Senna tuvo que pedirle ayuda a una chica de la servidumbre para poder separar a sus nietos, en esa ocasión ambos terminaron con mordidas y rasguños, pues la mayor a pesar de haber adquirido un semblante más tranquilo de lo usual, no se dejaba mangonear y menos por su hermano menor.

Nuestra historia sigue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora