Décimo Noveno Acto

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Hola a todos, les pido una ENORME disculpa por la espera, pero como dije en mi comunicando anterior, no me sentía bien y, bueno, lo explicaré mejor en la sección: "Deliraciones de la autora". Sin más, les dejo el último capítulo de esta FanFic. Gracias a todos por su apoyo.

Nuestra Historia Sigue

Décimo Noveno Acto: Nuestro último acto.

Caos. Terror. Preocupación. Miedo. Todas esas sensaciones y muchas más se podían percibir en el palacio de la Nación del Fuego, flotaban en el aire con el único objetivo de entrar en los pulmones de todos y así invadir todo su sistema mediante su circulación. Soldados corrían con papeles en brazos que salían despedidos gracias al aire que éstos provocaba cuando iban de un lugar a otro a toda prisa, otros se estrellaban contra sus compinches por estar sumergidos en sus pensamientos o muy ensimismados en cumplir con alguna orden de un superior que les era de vital importancia ejecutar a menos que quisieran una reprimenda que tuviese como resultado una baja de salario o, peor aún, de rango. Los gritos no faltaban al igual que las maldiciones y otras que era mejor jamás escuchar, el estrés que se vivía en ese momento era horrible, como una tormenta que se descargaba en pleno día soleado o como un maremoto que atacaba a una pequeña isla sin aviso anticipado alguno. Era compresible, pues no todos los días te enterabas que sólo tenían dos o a lo mucho tres días para alistar todo, mover tropas, hacer un plan de contraataque y mucho, pero mucho, papeleo al igual que movimientos dentro de inteligencia.

La Avatar y su esposa se encontraban en la sala de reuniones del hermoso castillo de color igual al del rubí y la misma sangre que en esos instantes les hervía por la ira e impotencia, todos estaban al rededor de la enorme mesa central de madera de caoba en dónde anteriormente habían discutido sobre los traidores que ahora estaban en las mazmorras más sucias, repugnantes y lejanas de Ciudad Capital esperando sus respectivas sentencias después de haber confesado todo lo que sabían: Ellos eran un grupo relativamente nuevo que se encargaba de planificar todas las estrategias de guerra basados en la información que robaban, por esa razón los "Rebeldes", perdían constantemente en el frente. Después de un tiempo, aquel equipo dio a luz un plan que aterraría a cualquiera: Iban a engañar al bando enemigo haciéndoles creer que se estaban retirando, así se mantendrían por un tiempo para que posteriormente ellos atacasen a los tres lugares más importantes en cuestión política y estratégica del bando enemigo; La Tribu Agua del Sur, La Nación del Fuego y, claro está, el punto central y de mayor peso a nivel burocrático y donde yacían la esperanza de muchos, Ciudad República, dónde los cuatro reinos permanecían aún unidos y la cuna del tercer Portal Espiritual. Una vez tomados esos tres lugares bajo en nombre de "Las Fuerzas del Mañana", que el resto del mundo cayera sería relativamente fácil, pues aniquilando los lugares que más apreciaban, las esperanzas estarían perdidas y la rendición quedaría como el único escape para todos esos pequeños estados, y lo que no quisiesen colaborar, serían tomados a la fuerza.

La tensión se podía sentir en el aire, sobre todo por parte de la ingeniero y la Avatar quienes mantenían una conducta muy cortante, distante y algo arisca cuando la conversación pasaba de simples planes a una discusión algo mayor en comparación a como eran ellas normalmente en una situación así de delicada y sería, y era aceptable en esos momentos, pues a pesar de que la morena fuese la Avatar y la ojiverde miembro del equipo Avatar, seguían siendo humanas. Korra y Asami estaban ahí cumpliendo con sus deberes para con el mundo mientras que sus hijos estaban a unas cuantas puertas de ellas recibiendo curaciones, después de haber salido de la casa donde encontraron el plan de Akumi, Yasuko y Tonraq habían tenido nauseas, mareos y problemas para caminar debido a que de la nada sentían fuertes calambres en sus piernas o extremidades debido a que aún la carga eléctrica del arma con la que les atacaron seguía presente en su organismo, y no solo eso, cuando ambas madres quisieron ayudar a sus pequeños se percataron de las marcas rojizas que empezaban a aparecer en sus pieles y también de los horrorosos surcos color negro con rojo que tenían en las manos de donde borboteaba un líquido amarillento y un hedor emanaba de éstos. Por ahí había la electricidad había encontrado una salida después de recorrer todo el cuerpo de los hermanos por un buen rato y, si así tenían las manos no querían imaginar el estado en el que se encontraban las plantas de los pies de sus pequeños.

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