Décimo Acto

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Hola a todos, al fin vine con la actualización del FanFic... Espero no haberme tardado tanto... pero en serio, este es el acto más largo que he escrito en todo lo que lleva de publicación la historia. Quiero agradecer a todos esos lectores que a pesar de su inconformidad siguen aquí fieles a la lectura, pero aún más, a aquellos que están entendiendo los contextos y los contrastes de los protagonistas además de los que captan el mensaje que quiero dar con esto y captan mis sentimientos plasmados en cada palabra escrita aquí. ¡Son los mejores y espero les guste el nuevo acto!

Escrito por: Zakuro Hatsune.  

Editora: Korrasammii.

LOS PERSONAJES DE LOK NO ME PERTENECEN Y ESTO ES SIN FINES DE LUCRO, ES POR MERA DIVERSIÓN.

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Décimo Acto: Te amo.

El viaje fue algo incómodo, pero no lo suficiente como para hacerse notar a simple vista. Asami y Korra trataron de evitar el tema del embarazo a toda costa. Entre menos se tocara el tema, mejor para ellas. Trataron de apaciguar sus mentes planeando lo que iban a hacer apenas llegasen a Ciudad República, además de que deberían seguir sus rutinas diarias. Korra debía seguir asistiendo a reuniones, vigilar la ciudad, resolver problemas con los espíritus y demás. Asami, por su parte, tenía su compañía a la cual debía atender, bailes a los cuales asistir acompañada de su pareja, tratos que hacer, clientes que visitar, pero sobre todo, seguir trabajando en aparatos para modernizar y mejorar cualquier sistema de la cuidad, no por nada Industrias Futuro e Industrias Varrick's tenían casi total control sobre la metrópolis que el Avatar Aang junto con su equipo habían fundado. Ese era el plan y lo seguirían al pie de la letra hasta que tuvieran algún problema.

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Los espíritus son seres magníficos y poderosos que no conocen el significado de la palabra "imposible". Son esencias que son capaces de engendrar vida sin necesidad de unir sus puros y magníficos cuerpos en un acto tan carnal como lo hacía el humano. Korra y Asami sabían eso, por eso cuando se enteraron cómo había surgido el pequeño ser que ahora crecía en las entrañas de la ingeniero fueron incapaces de comprender en su totalidad aquella explicación dada por nada más y nada menos que el gran Wan Shi Tong, espíritu del conocimiento y cosa viva existente más inteligente del mundo cuyo único rival era la joven heredera Sato. La teoría que el búho les había revelado era extraña, no le encontraba agujero alguno.

Apenas arribaron a Ciudad República, la Avatar y su novia se encaminaron al portal espiritual para entrar a aquel mundo en el cual aún ningún ser humano, a parte de los allegados a Korra, se atrevía a dar un paso más allá. No tardarían, así que solo fueron con lo que tenían encima y con Ryou quien se negaba a dejar a Asami, al parecer el pequeñín también se percató del inusual estado en el que se encontraba su dueña y no quería alejarse de ella para cuidarla de cualquier mal. Apenas se dejaron atrapar por el brillo amarillento que el portal despedía con fuerza fueron trasladadas de manera instantánea a un mundo lleno de colores, brillante y con miles de seres que solo podrían existir en la imaginación de un niño pequeño cuya mente no había sido violada por ningún mal. Todo a su alrededor destellaba y trataron de tener en su ser sentimientos que contribuyeran con el ambiente, sentir miedo en ese lugar era sinónimo de perdición y ni que decir de alguna otra cosa más venenosa, acabarían mal así que mejor valía ser precavidas. Debían regresar ese mismo día si no querían que su pequeña aventura fuera descubierta.

Llegaron hasta la biblioteca y al espíritu que buscaban, el lugar estaba tal cual recordaban, suspendida en medio del bosque y pequeños zorros se metían con libros en el hocico que surtían de nuevo material al gran archivero espiritual. La Avatar tomó a su pareja con más cuidado de lo usual, flexionó sus rodillas y dio un salto gigante gracias a su dominio del aire. Apenas tocaron la cima, empezaron a descender como lo habían hecho la primera vez que estuvieron allí, pero a diferencia de aquella ocasión, no las tomó por sorpresa y la joven morena pudo reaccionar a tiempo para crear una burbuja de aire que haría su caída más leve y sin tantas turbulencias como la primera vez que cayeron precipitadamente por la entrada. Sus pies acariciaron con delicadeza el suelo y las ráfagas de aire que las envolvían cuan regalo navideño desaparecieron, sin embargo el contacto entre ambas no cesó ni un segundo, para lo que harían necesitaban sentir el apoyo de la otra, la cercanía de sus pieles les daba fortaleza y la seguridad necesaria para afrontar aquella nueva prueba que el destino les ponía enfrente.

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