MARATÓN 2/3
Martina.
- Te juro que me sentí tan chiquitita con la mirada que me dió en el Starbucks - suspiré.
- Lógico que te mire así, boluda - me contestó lo que ya sabía.
- Ya sé... - murmuré antes de sacar una cucharada del helado que María tenía agarrado entre las piernas.
- Igual no me terminaste de contar bien - me recriminó mi amiga. -. Tipo, me dijiste que cojieron, que fue de otro mundo, que quedaste loca y blah, blah. ¿Pero y qué más? ¿Dónde está la parte en la que dejan de hablarse, se pelean o lo que sea que haya pasado?
- Bueno - suspiré. Quizá ya era momento de hablarlo con alguien. -, lo que pasó fue...
2 meses atrás, Cariló.
- Lo que pasa en Cariló queda en Cariló - respondí en un murmuro. Tenía una de mis cejas ligeramente alzada y mi boca había dibujado una sonrisa en mi rostro sin que yo busque hacerlo, pero me daba igual, porque sí estaba feliz. Feliz, ansiosa pero también nerviosa.
Sin más, Gonzalo estampó sus labios sobre los míos, y, al igual que cada chape que nos dimos, el beso era desenfrenado y hasta un poco torpe, fiel evidencia de las ganas acumuladas que nos teníamos.
Sus manos acunaron mi rostro, no sé en qué momento quedé recostada sobre el capó y él apoyado sobre su antebrazo, quedando de costado a mí. Una de mis manos fue a parar a su nuca para repartir caricias ahí y un poco más arriba, en la parte rapada de su cabeza; la otra se coló por debajo de su remera y con la punta de mis uñas tracé caminos por su espalda. Mordí mi labio inferior cuando Gonza soltó un gruñido sobre mi boca, seguido de aquello se bajó del capó y me tendió la mano.
- Vamos adentro - murmuró. Agarré su mano y él tiró hasta que quedé casi en sus brazos. Sin poder evitarlo volvimos a juntar nuestras bocas, era como si fuesen los polos opuestos de un imán atrayendose de forma intensa y muy, muy fuerte.
Sus manos se dirigieron directamente a mi culo, dando apretones ahí. Sentí un bulto duro en mi estómago, lo que me hizo sonreír y, antes de separar el beso, tomé su labio inferior entre mis dientes y lo atrajeron hacia mí.
- Parece que alguien está listo para la aventura - murmuré luego de soltar su labio.
- Muy listo - respondió. -, solo espero que el lago esté preparado para recibirlo.
Solté una carcajada por lo que dijo, pero no duró mucho porque me calló con otro beso, uno bastante húmedo.
Tras unos minutos ya estábamos en los asientos traseros de su auto, ambos cuerpos completamente desnudos, yo sentada a horcajadas sobre él, su mini - no tan mini - yo listo para la acción, toda yo preparada para recibirlo.
- Forro - murmuré.
Gonzalo señaló la guantera del auto. Me di vuelta y me estiré para poder llegar, sabía que le estaba dando una buena vista de mi culo desnudo pero no me importaba.
- ¡Ay, boludo! - me reí cuando clavó sus dientes en la piel de mi culo. Agarré uno de los preservativos que habían en la guantera y volví a ponerme de frente a él.
Abrí el paquetito con mis dientes para después ponerle el forro, obvio que decidí ser mala y se lo puse muy lentamente.
- Si serás yegua... - se quejó haciéndome reír. Terminé de poner el condón y volví a ponerme a horcajadas sobre él, quien se acomodó en mi entrada y, sin necesidad de palabras, solo compartiendo miradas, me dejé caer despacio sobre él.
Compartimos un jadeo y, después de unos segundos en los que me quedé quieta para adaptarme a él, a su tamaño, empecé a moverme de arriba a abajo.
-
- Shhh - lo reté. -, mi familia está durmiendo, boludo.
- Bueno, tarada - susurró. -, si tus perritas vienen a saludarme yo las voy a saludar como se merecen, ¿qué clase de persona soy si no lo hago?
Me reí por eso y subimos despacio las escaleras, procurando hacer el menor ruido posible. De paso también porque sentía el cuerpo bastante agotado; después de dos sesiones en el auto cuando estábamos en el acantilado y una más cuando aparcamos fuera de mi casa, sentía que todas mis energías se habían consumido.
Llegamos a mi habitación y tiré mis zapatos por ahí antes de echarme de un salto en la cama. Gonzalo se quedó de pie mirándome y una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios.
- ¿Cuarto round?
Y así, procurando que nuestros gemidos sean lo más bajos posibles para evitar momentos incómodos con mi familia, fue que me dieron el mejor oral de la vida y que yo hice un pete del que me siento bastante orgullosa.
Actualidad.
- ¡NOOOOOOO! - gritó María haciéndome saltar de la silla. - ¿Me estás diciendo que sobre la cama en la que dormí la siesta ese día, y durante dos noches más, estaban los fluidos tuyos y de Gonzalo?
No pude evitar cagarme de risa con eso. - Y bueno, boluda, ¿qué esperabas si estábamos solos?
- ¡Flashé que iban a hacerlo solo en el auto o que el pibe se la iba a jugar pagando un telo, qué sé yo!
- Era el plan hacerlo en el auto una vez y ya, pero bueno, vos viste, la calentura.
Nos reímos un rato más hasta que me puse seria de nuevo, porque lo que seguía ya no era nada lindo ni divertido.
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BLURRED LINES • Bizarrap
Teen Fiction1er LIBRO DE LA SAGA BIZAxTINI. Donde Gonzalo y Martina dibujan una amistad con líneas muy difusas.