Epílogo.

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31 de diciembre.

Narrador omnisciente.

Martina se rió del chiste que dijo su primito de 7 años, más que nada por la ternura que le daba porque el chiste en sí era malísimo. Hacía más de media hora que los Stoessel habían terminado de cenar y ya se encontraban haciendo la sobremesa a la espera del tan ansiado año nuevo.

Francisco llegó casi corriendo hasta su hermana y le puso el teléfono prácticamente en la cara, sobresaltandola un poco por la sorpresa pero pronto una sonrisa enorme se dibujó en el rostro de Mar, idéntica a la que tenía Francisco.

— Andá, boluda, ¿qué estás esperando? — la animó su hermano mayor. Ella asintió y, totalmente convencida, se puso de pie y corrió hasta la entrada.

— ¡Mandamela! — le pidió a su hermano antes de salir de la casa y subirse a la camioneta de su papá para empezar a manejar hasta su destino.

Para su suerte las calles estaban vacías así que no se demoraría, pero era tanta su impaciencia que excedió un poco el límite de velocidad. Su mente iba pensando en aquel collage que su hermano le mostró, sin duda fue el broche de oro que su año necesitaba. Lejos de sentirse triste o traicionada, se sentía feliz y más ilusionada que nunca.

Tras unos minutos llegó a su destino. Tuvo que estacionar en la vereda de enfrente y casi en la esquina, pero poco le importó aquello. Verificó que Francisco le envió la foto y entonces, con una sonrisita en la cara, se bajó y caminó a su destino.

Gonzalo estaba charlando con su abuela sobre los planes que tenía para el nuevo año, los artistas con los que había mantenido contacto para futuras colaboraciones y algún que otro proyecto casi confirmado; lo llenaba de ternura y amor el hecho de que ella casi no entendía lo que le decía ni mucho menos conocía a los artistas que mencionaba pero mostraba muchísima emoción.

— ¿Y Mar? — me preguntó.

— Algún día vamos a hacer colaboración, eso tenelo seguro — Gonzalo dió un sorbo a su vaso de cerveza.

— No — se río su abu. —, pregunto que si a las 12 va a venir a saludar o vas a ir vos, eso suelen hacer las parejas.

Gonzalo sonrió con un poco de tristeza y dio un apretón cariñoso en la mano de su abuela.

— No somos pareja, nonita.

De repente el semblante de la viejita cambió a uno un poco triste, tenía una mirada desilusionada y es que definitivamente así se sentía. Desde que había conocido a la cantante soñaba que su nieto esté con ella ya que le parecía una mujer preciosa por dentro y por fuera.

— ¿Y qué esperás?

— Es complicado.

La anciana bufó y le dió un chuschón a su nieto mayor.

— Nada es complicado, Gonzalo, sino que nosotros lo hacemos así.

En eso el timbre de la casa sonó y entre todos se miraron. No faltaba ningún tío o primo, así que no se imaginaban quién podría ser.

Adrián se levantó y fue a atender, al regresar unos segundos después lo hizo con una sonrisa en el rostro.

— Gonza es para vos — informó y el corazón del chico dió un vuelco al imaginar quién podría ser.

Ante la mirada curiosa y los susurros de toda su familia, Gonzalo atravesó la casa hasta llegar a la puerta de entrada que estaba abierta.

Martina lo vio asomarse por el pasillo y mordió su labio inferior con nerviosismo. No sabía por qué estaba tan nerviosa, pero lo estaba.

— ¿Mar? — preguntó algo asombrado. No pudo preguntar qué hacía allí cuando la chica levantó su celular y le mostró lo que había en pantalla. Gonzalo miró varias veces las fotos y luego a la joven frente a él, estaba entre incrédulo y a la vez emocionado. — ¿Esto significa que...? — dejó las palabras en el aire y ella asintió sonriente.

— Sí, Juli — murmuró. —, el contrato de termina.

Martina bloqueó su celular, en el que estaba el collage con las fotos que un paparazzi le había tomado esa tarde a Sebastián besando a Danna Paola en la piscina de un hotel, y lo guardó en el bolsillo de sus shorts.

Los dos mantuvieron el contacto durante unos segundos que parecieron eternos, pero ambos tenían muchas cosas en su cabeza y muchas emociones juntas, pero sin duda había algo que coincidía en ambos y que era superior a todo.

El amor.

Y como si de dos imanes con polos opuestos se tratara, cortaron la distancia entre ellos y se fundieron en el beso más hermoso, dulce, apasionado y lleno de amor que jamás hayan dado. Los dos se amaban y se necesitaban más que a cualquier otra cosa, y finalmente, luego de las adversidades que habían pasado, tenían la oportunidad de estar juntos.

Al separarse ambos se miraron con la sonrisa más grande que pudo existir, él le tomó la mano para meterla dentro de la casa y juntos caminaron hacia donde la familia de Gonzalo hacía una cuenta regresiva para el nuevo año. Desde su silla, Noelia observaba feliz a su nieto mayor junto a la chica de sus sueños, a la dueña de su corazón.

Cuando dieron las 12 en punto, Gonzalo atrajo a Martina hacia sí para abrazarla fuerte, y con un beso sellaron la promesa que habían planteado con tan solo una mirada: se amarían fuerte, intensa y verdaderamente.

F I N.

Bueno, hasta acá llegamos con esta historia que, no les miento, me encantó escribir. Me inspiré al ver las pocas historias que hay con Gonza y también en el amor y la admiración que siento por él, lo que supongo es un factor importante en el hecho de que ame tanto Blurred Lines.
Espero que ustedes también la hayan amado y disfrutando tanto o casi tanto como yo lo hice al escribirla y releer los capítulos varias veces. Gracias por sus votos y sus comentarios, me hizo y hace muy feliz saber que mi "trabajo" les llega. ¡Millones de gracias!

Les recuerdo que en mi perfil podrán encontrar "psicología de un corazón • paulo dybala" y "luchi • dani ribba". Es muy probable que enlace la historia de Dani con otra en la que el protagonista sea Gonzalo, pero eso lo veré más adelante.

Una vez más, millones de gracias por acompañarme. 🖤

BLURRED LINES • BizarrapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora