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MARATÓN 1/3

4 meses después.

6 meses de noviazgo.

Gonzalo.

"Tini y Yatra arribaron a Bogotá entre besos y abrazos, ¡mirá las fotos!"

- Boludo, pará un poco de ver esas cosas - Martín apareció atrás mío haciéndome sobresaltar. Se sentó junto a mí y me quitó el mouse para cerrar esa ventana del navegador.

- Faltan solo seis meses... - murmuré más para mí que para él, pero algo escuchó porque me miró confundido. Solo negué con la cabeza restandole importancia.

- Dale, pa, no podés seguir así - me dijo antes de morder su tostada.

- La extraño, ¿qué querés que haga?

Después de la noche de mi cumpleaños Martina tuvo que empezar un mini tour por Latinoamérica por su trabajo como embajadora de Pantene, y después acompañó al colombiano a promocionar una canción en Miami. Por último, llegaron a Colombia para grabar el video de la canción que Mar había escrito y de la que tuvo que ceder los derechos por ese contrato de mierda. Hablábamos todos los días al comienzo, pero supongo que por las obligaciones empezó a ausentarse más y darle poca bola al celu, así que nada, tampoco insistía mucho porque no quería molestar.

- Si la extrañas mirá las fotos que tenés con ella, no las del colombiano este - Coscu señaló la pantalla con su cabeza y después suspiró. -. Gonzalo, necesitas... ¿sabés qué necesitas? Una joda con mucho alcohol y pibas.

Me reí un poco amargo. - Man, sabés que estuve con unas cuantas pero igual no me la puedo sacar se la cabeza.

Mi amigo iba a contestar cuando sonó el timbre. Se levantó a atender y yo me quedé sentado en mi silla viendo a algún punto fijo.

- Buenas - Francisco entró y me saludó, seguido de él apareció Bhavi con un sonrisa grande como siempre, contagiando alegría con su "holiiisss". Los saludé a ambos con un choque de manos. - Gonza, vení un ratito que tengo que contarte una cosita.

Me puse de pie y caminé junto a Fran hasta el fondo de la casa, ahí estaba Messi, el perro de Martín, mordiendo un juguete. Al igual que pasó con Mar, Fran cayó bien al toque y ya lo invitabamos a todo.

- ¿Qué pasó?

Él suspiró y se pasó una mano por el pelo. - Pasó que estoy apunto de irme a Bogotá a cagar a trompadas a Sebastián.

- ¿Le hizo algo? - pregunté al toque. Tenía todos mis músculos tensos.

- Físico no, al menos eso es lo que ella dice pero cada vez que hacemos videollamada tiene unas ojeras que ni cuando se va de tour mundial las tiene - suspiró. -. Psicológico sí, muchísimo. Se nota que el pibe no entiende que es una relación por contrato y más falsa la mierda.

- Pará, wacho, pero qué pasó - le pedí que me explicara un vez más.

- Martina me llamó anoche y estaba llorando, según lo que me dijo el tipo este le esconde el celular y le grita cosas horribles si lo usa estando con él, lo cual es casi todo el día porque no quiere que hable con nadie más, ni siquiera con su familia - Francisco bufó antes de patear una piedrita que había ahí. -. No voy a soportar más esto, me chupa un huevo que se me arme un bolonqui por ponerlo en su lugar, pero...

- Vamos a Bogotá - lo interrumpí.

- Y vamos todos - con Francisco miramos a la puerta que daba a la cocina y ahí estaba Bhavi. Tenía la expresión más serie que le haya visto desde que lo conocí.

- Ya me pongo a buscar vuelos - informó Martín antes de volver a donde tenía las computadoras.

- Nadie nos toca a la nena, n a d i e - Indra enfatizó lo último antes de meterse de nuevo a la casa.

(...)

Narrador omnisciente.

- Metele, pedazo de gil - Gonzalo apuró a Martín que venía a varios metros atrás de sus amigos. Tenía la cara marcada por la almohada del avión y los ojos todavía se le cerraban, así que iba tropezandose a cada rato con su valija. Coscu miró mal a Gonza y en eso se le enredaron los pies y se cayó de jeta.

Quizás en otro momento los chicos se habrían descostillado de la risa, pero aquel día no, estaban apurados y muy preocupados.

El Duki y Lit, que se habían sumado al viaje junto a Alejo, Valen, Thomi, María y Cami, dejaron sus valijas y trotaron hasta Martín para ayudarlo a levantarse. Uno agarró la valija del streamer y el otro el bolso de mano para aligerarle el paso.

Los seis amigos pararon una combi y Francisco indicó la dirección.

Martina estaba encerrada en la habitación de hotel que le había tocado. Tenía la mirada clavada en un punto equis del techo, su mente estaba en blanco y a la vez estaba llena de diferentes cosas, empezando por el hecho de que odiaba lo que estaba viviendo.

Hacían 4 meses desde que estaba en ese viaje, al principio fue entretenido, placentero y enriquecedor, porque tuvo tiempo para sí misma y se rodeó de gente hermosa; pero cuando tuvo que encontrarse con Sebastián todo cambió. Hubieron más agarrones y una que otra tirada de cabello, además de palabras horribles y prohibiciones. Y estaba cansada, no quería pelear y plantar cara porque cada vez que lo hacía terminaba con un nuevo moretón o un mechón de pelo caído. Ya no solo le caía el pelo por los agarrones sino también por el estrés. Sentía que iba a colapsar en cualquier momento.

Hacían cinco días que estaban en Bogotá y gracias al cielo ya estaban terminando de grabar el video. Le había costado mucho fingir felicidad en algunas escenas, pero se mentalizó en que cuanto antes lo logre, antes se iban a ir de ahí.

Pero Sebastián no planeaba lo mismo, y ya le había informado que pasarían las fiestas con su familia. Martina se quedó callada, repito, no tenía ganas ni fuerzas para discutir.

Sonaron tres golpes en la puerta y la argentina cerró los ojos con fuerza antes de contar hasta tres y levantarse para abrir. Rogaba al cielo que no sea el colombiano.

Cuando la puerta se abrió Francisco sintió a su corazón encogerse al ver las ojeras de su hermanita, el desastre que tenía en el pelo y los labios secos. Por su parte Gonzalo apretó la mandíbula al divisar unos moretones en los brazos de su mejor amiga, de su Mar.

Martina quedó en shock durante unos segundos ante la imagen de los dos chicos que tenía en frente. Sentía que estaba soñando o alucinando, quizá su tristeza y la necesidad de ellos era tan fuerte que su inconsciente la estaba engañando. Pero cuando sintió el abrazo de su hermano se dió cuenta de que no, no era así, todo era real. Finalmente dejó salir un sollozo antes de abrazar a Francisco con las pocas fuerzas que le quedaban. Observó a Gonzalo que estaba atrás de su hermano y entonces abrió uno de sus brazos para invitarlo al abrazo, que no dudó en aceptar.

Pasaron así unos cuantos minutos, solo se escuchaban los sollozos de Martina sobre los hombros de sus chicos favoritos, los dos que más la amaban y que la protegerían contra viento y marea. Los dos sentían ma rabia y la impotencia de haber permitido que esto pasara inundandolos por dentro.

- P-pasen - susurró ella al separarse de ambos. Los guió hasta la cama y ahí los tres se sentaron. Martina continuaba mirándolos totalmente incrédula de tenerlos frente a frente, ellos miraban con dolor su rostro demacrado y su cuerpo marcado. -. ¿Qué hacen acá?

BLURRED LINES • BizarrapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora