020.

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Martina.

Estaba con Sebas cenando en un restaurante de Puerto Madero, precisamente en Siga la Vaca. Yo no estaba de buen humor y era por dos motivos: el primero que Sebastián sabía que no como carne e intento evitar consumir productos animales y aún así determinó que iríamos a cenar en ese lugar; el segundo motivo era que ese día era el cumple de Gonzalo y yo aún quería darle un abrazo fuerte, el que no pude darle cuando fui a darle su regalo.

Para colmo Sebastián no dejaba de hablar de los números de sus canciones y cosas así, también se alababa mucho a sí mismo y no es que esté mal amarse y eso, pero él tenía los humos muy por los aires desde que su canción Traicionera había tenido cierto éxito. Yo le guardaba cierto rencor a ese tema porque gracias a eso es que los de la disquera nos hicieron fingir el noviazgo, porque pensaban que el estar conmigo lo ayudaría a crecer aún más.

Suspiré y asentí una vez más antes de dar un buen trago de vino. Hacía unos minutos que había dejado de escuchar lo que me decía, no era por grosera sino porque estaba saturada de lo mismo. Comí un bocado de mi ensalada, si es que se le podía llamar así a un poco de espinaca, rúcula y tomate cherry, según el restaurante era una ensalada gourmet, según yo era lo que les sobró.

Mi teléfono empezó a sonar y sentí una emoción enorme en mi cuerpo porque tendría una excusa para levantarme, salir a tomar aire y dejar de escucharlo un ratito. Vi el identificador y era Bhavi, se me hizo extraño pero con más razón quería contestar rápido.

- Disculpá, seguro es algo grande - me disculpé y me levanté rápido de la mesa para caminar hasta la salida. - ¡Indraulico de mi corazón, bomboncito hermoso! ¡No te imaginas lo que te estoy amando ahora mismo!

Se rió. - Wow, ¿de qué te salvé, Marinada?

- De la charla más aburrida del mundo con mi queridísimo novio.

- Bua, para la próxima pedí en la disquera que te den a unito entretenido - se ríe y yo también, aunque ambos sabíamos de que yo no quería esto y definitivamente no lo había pedido. -. Bueno, escuchá, loca, no es una llamada para ponernos al día.

- Lo suponía, a Bhaviboi no le gusta hablar por teléfono.

- Estás en lo correcto, así que por favor dejá de interrumpirme y deja que termine de hablar, la puta madre - me reí pero no dije nada más. -. ¿Por qué no viniste?

- ¿A dónde? - pregunté extrañada.

- Al cumple de Gonza, boluda.

- Rey, me parece que te olvidaste la parte de la historia donde me odia y por lo tanto ni me invitó.

- ¿Me estás jodiendo? Si te mandó un mensaje invitandote, estúpida, y hasta el visto le clavaste.

- ¿Vos me jodés a mí? ¿En serio te pensas que si me manda algo yo lo voy a vistear? - pregunté totalmente confundida pero obvia.

- Fijate en tu WhatsApp, recién me mostró y sale con las azules, changuita.

- A ver, pará, no vaya a ser que lo haya abierto sin darme cuenta.

Salí de la llamada sin cortarla y fui al WhatsApp, busqué el contacto de Gonzalo y no, el último mensaje era de hace casi tres meses atrás, eran los que le respondí antes de que me bloqueara.

- Negativo, campeón - dije cuando volví a la llamada. De repente de me vino algo a la cabeza, pero... ¿podría ser? -. Bhavi amor, ¿a qué hora fue el mensaje?

- No sé bien pero seguro fue a la madrugada después de escuchar tu regalo.

Y sí, sí podría ser. Apreté con mucha fuerza mis dientes y miré por el ventanal del restaurante a donde estaba sentado Sebastián, estaba sacándose una selfie. Sentí rabia arder por mi cuerpo.

- Ya sé qué pasó - murmuré. - ¿Están en lo de Gonza?

- Sí, venite, dale, el pibe hasta te compró esas hamburguesas que te gustan a vos - sentí los ojos arder por eso, no podía creer que hasta haya pensando en eso y yo casi lo dejo en banda culpa de un pelotudo.

- Sí, arreglo algo y voy. Gracias por llamarme, mi vida.

Corté la llamada sin esperar respuesta y entré a paso firme al restaurante.

- Escuchame una cosita - hablé por lo bajo pero bien firme, llamando la atención del colombiano. Su semblante cayó un poco a verme enojada. -, que sea la última vez que lees mis mensajes y encima tenés el tupé de eliminar uno sin decirme nada al respecto - abrí mi carterita y saqué unos billetes de quinientos para dejarlos sobre la mesa. -. Tomá, pagate lo que sea que hayas comido, esta ensalada del orto y el vino, de paso te alcanza para tomarte un taxi porque yo me llevo el auto. Chau Sebastián.

Agarré mis cosas y me fui casi corriendo porque quería llegar rápido hasta el auto. Tenía casi una hora de viaje hasta Ramos Mejía, y al ser viernes en la noche seguro habría muchísimo más tráfico que lo normal.

Estaba demasiado enojada por lo que Sebastián había hecho pero a la vez feliz porque Gonzalo me había invitado a su cumple.

Manejé acompañada por la música de la radio, tardé casi hora y media en llegar y tuve que estacionar casi en la esquina de la cuadra porque estaba lleno de autos.

- Bebo estoy afuera - le mandé un audio a Bhavi y me retoqué el labial antes de bajar y casi correr hasta el portón de rejas negro.

Gonzalo.

Entré a la cocina para darle un beso a mi abuela porque mi mamá ya la iba a llevar a su casa. Eran pasadas las 12 y mi abu suele dormirse a las 11, así que lógicamente estaba con mucho sueño.

En lo que estaba llegando hasta la puerta, donde mi vieja y mi hermanito esperaban a la abu, escuché algo que me dejó helado.

- ... hacía mucho que no te veía y me sorprendió un montón que no hayas estado en la cena, ¡ya me estaba asustando! - la voz de mi mamá seguida por su risa se hizo oír.

- Sí, bueno, tuve un pequeño percance pero digamos que ya lo solucioné así que aquí estoy - escuché a Martina justo cuando con mi abu llegamos al pasillo donde ellas se encontraban.

Sí vino, y qué hermosa está, la puta madre.

BLURRED LINES • BizarrapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora