12. Partida

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Pasaron dos meses y ya era momento de regresar a Colombia, habíamos tenido unas pequeñas vacaciones, mis maletas estaban listas, el vuelo salía mañana a primera hora. No volví a tener contacto con Erika, no porque no le quiera hablar, sino porque no me atrevo a empezar una conversación.

Mañana regreso a mi país natal y yo solo quiero tenerla a ella cerca, quiero oler su aroma, quiero ver su sonrisa, la quiero a ella.

— Papo, ¿terminó la canción de la que me habló la otra vez? — preguntó Isaza desde el marco de la puerta de mi habitación.

— Sí. — dije.

— ¿Nos la quiere mostrar?

— Sí, ya casi voy.

Isaza salió de mi habitación, yo tomé mi banjo y me dirigí a la sala con los demás.

— No les había dicho, pero escribí una canción.

— ¿De qué trata? — preguntó mi amigo de gafas.

— Presten atención y lo sabrán.

Tomé mi banjo y empecé a tocar las notas musicales. 

No llamé para pedir una canción
Pero para hablarle no tengo otra opción
Porque ella muy probablemente
Está escuchando y yo de frente
No me atrevo ni a empezar esta conversación

Yo, enamorado
y ella (no lo ha notado)
Quince minutos de fama por uno a su lado

Quiero que ella sepa que me enamoré
Que esté escuchándome
Y le lleguen por la radio mis besos al aire
Quiero que antes de que suene otra canción
o cambié la estación
Ella escuche por la radio mis besos al aire

Seguí tocando mi banjo, pero hacía falta algo.

—  En esta parte hace falta algo. — dije.

— Justamente iba a decir lo mismo. — dijo el menor de los Vargas.

— Y si ponemos unos oh oh. — dijo mi amigo de sombrero.

Volví a cantar lo que llevaba de la canción y calzaba perfecto.

Mis amigos me ayudaron a terminar lo que faltaba de la canción.

— Quedó brutal. — dijo Moncho esbozando una sonrisa.

— Ahora la parte más importante, ¿quién fue el motivo de su inspiración para esa canción? — dijo Isaza.

— Fue por Erika, ¿verdad? — dijo Martín.

— Odio que ustedes me conozcan tan bien, pero sí, es por ella.

— Vaya, que rápido se enamoró. — dijo Pedro.

— Ya saben que yo no creo en el amor a primera vista, pero es que desde el día del concierto, no sé, su valentía, su manera de ser, todo de ella me atrapó.

— ¿Entonces con la chica de Colombia no habrá nada? — preguntó Martín.

— No. — dije firme.

— Bueno, pues me alegro por usted, perro. — dijo Isaza.

Días después con Yisley y Erika.

Narra Yisley

Me desperté un tanto tarde y encendí mi celular, me di cuenta que los chicos de Morat ya habían regresado a Colombia, no me había enterado antes ya que no había estado activa en mis redes sociales.

Me levanté de la cama y fui a la habitación de mi amiga, quién seguía durmiendo.

— Eri. — toqué la puerta tres veces.

— Pasa. — dijo adormilada.

— Buenos días. — sonreí.

— Buenos días. — sonrió y se sentó en su cama.

— ¿Viste las historias de los chicos de Morat?

— No, ahora las veo.

Encendió su celular y las vió. 

— Ya regresaron a Colombia. — dije.

— Sacarán nueva canción.

— ¿Qué?

— Sí, subieron un adelanto.

— ¿Estás bien? Te noto un tanto apagada.

— Sí. — sonrió a medias.

— Erika, te conozco muy bien, estás mintiendo ¿Qué tienes?

— Es que, es Villa.

— ¿Hay algo de lo que no me haya enterado?

— No — dijo rápidamente — todo lo que pasó ya tú lo sabes, es solo que, se comportó muy lindo conmigo, sentí una conexión con él cómo nunca la había sentido con alguien más, ni siquiera con Julián me sentí así.

— Julián es tu ex, ¿verdad?

— Sí y como te decía nunca sentí esa conexión con alguien, pero ahora él se regresó a Colombia y no sé si lo vaya a volver a ver.

— Ellos vienen muy seguido a México, seguramente lo volverás a ver.

— Pero ¿y si no?

— ¿Y si sí?

— Es que, yo me estoy creando mil ilusiones y él había dicho que estaba empezando una relación con una chica de Colombia.

— Pero no habló más al respecto.

— Ya sabes lo reservado que es.

— Lo sé, pero si estuviera en una relación no te habría abrazado como lo hizo.

— En eso tienes razón.

— Lo ves, por cierto ¿qué adelanto sacaron?

— Esto, escucha.

No llamé para pedir una canción

— ¿Solo eso? — pregunté.

— Sí.

— Cambia esa cara. — dije.

— Es la única que tengo. — rió.

— Pero no siempre estás tan apagada. Mira, mejor hagamos suposiciones sobre que tratara la canción.

— ¿Y qué suposiciones vamos a hacer con solo una frase?

— Muchas.

— ¿Cómo cuáles?

— Posiblemente quiera enviar un mensaje a alguien, quizá por la radio, porque si te das cuenta en el vídeo están con audífonos y dicen "No llamé para pedir una canción" y ¿en dónde se piden las canciones? Exacto, en la radio.

— En youtube también, mira presionas donde está el micrófono, pides la canción y automáticamente sale la canción que pedí.

— Erika, no me ayudas. — dije y las dos estallamos en risas.

— Perdón — se contuvo la risa — mira mejor vamos a preparar el desayuno.

— Vamos.

Fuimos a la cocina y preparamos el desayuno juntas, poco a poco he ido aprendiendo sobre la cocina mexicana y no hemos vuelto a tener accidentes en la cocina, por dicha.

Terminamos de preparar el desayuno y pusimos los platos sobre la mesa.

— ¿Qué podemos hacer hoy? — preguntó Erika comiendo un pedazo de fruta.

— ¿Hay parques de diversiones cerca? — pregunté.

— Sí, ¿vamos?

— Super sí, hace un tiempo no voy a uno.

— Pues hoy será tu día de suerte.

Terminamos de desayunar y nos fuimos a bañar, las dos habíamos escogido algo casual, como el día que fuimos al concierto, pero sin la chaqueta.

Cuando estuvimos listas tomamos nuestras pertenencias y llamamos el Uber para que nos llevara hacia nuestro destino.

Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora