26. Los cuatro en casa

17 2 15
                                    


-Entonces ¿No te enojaras con Erika por haberme dado la carta?

- ¿Qué te digo? No sé si hizo bien o mal, pero ya lo hizo

- Pues si… Ya que ¿no?

- Así es

- ¿Puedo bañarme?

- Claro adelante, ahí está el baño. – Lo señalé – y ahorita para desayunar

- Gracias

Salió de la habitación, yo mientras empecé a acomodar la cama, y a aprevenir mi ropa para cambiarme. Martin regresó con su ropa y una pequeña mochila, donde traía sus cosas.

[…]

Me desperté y la mano de Erika estaba abrazándome, no podía creer que ahora estaba en su departamento, en su habitación, en su cama, entre sus sabanas y sus brazos. Así es como quisiera estar siempre, no me había dado cuenta que ella era todo lo que necesitaba para ser feliz.
Se veía tan tierna durmiendo y no pude evitar darle unos cuantos besitos en la cara.

-Se quejó- No aún no es muy temprano – se dio la vuelta y se tapó con las cobijas –

-reí- No sea floja, ya es tarde. Además tengo un plan – dije eso acariciando su mejilla –

- Volteo para verme de frente - ¿Qué plan?

- Me incorporé – No, no lo diré hasta que desayunemos

- Eres un tragón Villamil – frunció el ceño – Pero ya que me despertaste me levantaré

- Gracias por comprender

- se sentó – ¿Crees que lo hago por ti?

- Si ¿no?

- Pues no, no lo hago por ti.

- ¿Entonces por quién? – me hice el  ofendido-

- Tal vez por alguien más – dijo con una sonrisa –

- ¿Segura?

- Muy segura

- Entonces castigo

-¿Qué?

- Si

Comencé a hacerle cosquillas haciendo que ella quedara acostada en la cama, intentaba defenderse pero no podía, suplicaba que me detuviera y no lo hacia.

-Papo ya por favor – dijo entre carcajadas –

- Bueno ya te dejo, pero, pero mi me das un beso

- Asi, si – ella seguía acostada, así que me acerque a ella para besarla. Nos separamos después de que nos hizo falta el aire – Te amo… Ya me voy a bañar para que no se nos haga tarde

- Te amo. De acuerdo, después lo hare yo ¿Puedo?

- Claro que si

Se levantó y se fue al baño.

[…]

Martin y yo ya nos habíamos cambiado, yo estaba frente al espejo peinándome. De pronto él llegó y me abrazó por detrás, pasando sus manos por mi cintura, me dio uno que otro beso en la mejilla

-Yis, te amo mucho, perdóname

- Me voltee para verlo de frente, pase mis manos por su cuello – Te amo, pero, ¿Por qué pides perdón?

-Por si te he hecho llorar

- No pidas perdón y mejor desayunemos – le di un beso en la mejilla y salimos de la habitación –

Al llegar al comedor, mi amiga estaba ordenando la mesa, y al parecer el desayuno estaba listo.

-Hola, buenos días Eri – la saludé-

-Hola Yis, hola marto, buenos días ¿cómo durmieron?

- Muy bien gracias, y gracias por darnos su dirección – respondió Martin –

- No es nada

Me dirigí a la cocina por una manzana, iba entretenida en mi celular y no me fije en nada

-Buenos días Yis

- Buenos días ¿Villa? – voltee  a verlo sorprendida –

- Si, soy yo ¿Por qué?

- Aguarda – Salí de la cocina y tras de mi venía Villa con platos de comida –

-El desayuno esta listo – dijo el del banjo –

-Erika, ¿Por qué no me dijiste que Villa estaba aquí? – le pregunte a mi amiga –

- Creí que marto te había dicho

-No, había cosas más importantes que decir que Villamil, se me había invitado solo

- Ahora resulta –dijo ofendido Villa –  Pero bueno estoy aquí y dormí aquí

- Sonreí para mi amiga en forma de complicidad- Ahh dormiste aquí

- Bueno mejor  desayunemos – dijo Erika nerviosa -

Nos sentamos los cuatro, Eri a un lado de Villa, yo a lado de Martin.

-Chicos les tengo una propuesta – habló Villa –

- Villita ¿Ese es el plan? – dijo tiernamente Erika –

-Así es, podemos salir a dar un paseo, a comer o algo asi ¿Qué opinan?

- ¿Los cuatro?

- Si marto, solo los cuatro

Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora