22. Ahora que puedo hablar

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Narra Villamil

Me desperté y en la primer persona que pensé fue en ella, recordé que no tenía saldo suficiente.

— Isa, buenos días.

— Buenos días, pase ¿Habló con Erika ayer? — preguntó levantándose de su cama algo adormilado.

— No pude hablar con ella.

— ¿Por qué?

— Saldo insuficiente. — dije imitando la voz de la contestadora lo cuál provocó una risa de mi amigo.

— ¿Y quieres utilizar mi celular? — se cruzó de brazos.

— Lo quería decir de una manera más especial, por ejemplo: "Isaza, amigo mío, usted sabe que lo quiero mucho, por eso quisiera pedirle de favor que me preste su celular para hablar con la mujer que se robó mi corazón". De esa forma se lo quería decir, pero sí, ocupo que me preste su celular, por favor.

— Que cursi.

— ¿Me lo quiere prestar?

— Tome, y mucha suerte.

— ¿Le había dicho que es el mejor? Se merece el cielo, de verdad.

— Yo sé que merezco el cielo.

Sonreí para él y luego me dirigí a la habitación, marqué su número de teléfono y esperé a que contestara.

— Hola.

— Hola, Eri ¿cómo estás? ¿qué tal dormiste?

— Muy bien, ¿y tú?

— Bien. — mentí.

No había dormido bien, no había podido pegar el ojo en toda la noche, cada vez que lograba cerrar los ojos, aparecía ella, con su sonrisa, esa sonrisa que tanto me encanta.

— Ayer me quedé esperando tu llamada, no llamaste, por un momento pensé que simplemente todo acabaría.

— Te iba a llamar, pero no tenía saldo suficiente, por eso no llamé, perdóname, no vuelvas a pensar que lo nuestro se podría acabar, porque eso no pasará.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro? Quisiera tener tu seguridad, pero no puedo, ¿cómo puedes estar tan seguro? Cuando en el fandom piensan que regresaste con Gaby y nadie sabe de nosotros, ¿cómo?

Se estaba rompiendo frente a mí y me dolía verla así.

— Sabes que soy muy reservado, me gusta ser así, yo no planeé que Gaby viniera, como tampoco pedí que publicaran esa foto. Yo quiero mantener mi relación contigo en privado, sé muy bien lo que es estar al ojo público, y no quiero que te lastimen a ti o que lo nuestro se vaya a acabar por eso. Diremos que estamos juntos cuando sea conveniente, no ahora.

— Entonces todo lo haces por ¿cuidarme?

— Lo hago por eso, porque te amo, porque me enamoré de ti y porque no quiero que te dañen.

— Perdóname por todo lo que dije, nunca quise tratarte así. 

— No te preocupes, no sabías nada, y debí haberte dicho que posiblemente iría ella, pero es que Marto le había dicho a Lau que no la llevara.

— Ya no importa, te amo, Villa.

— También te amo.

CDMX, México

Narra Erika.

Me mostré vulnerable frente a él, no quería mostrarme así, como tampoco quería que me viera así, le había mentido, no había dormido bien, el día que salimos todos juntos se reproducía en mi mente, como si de imágenes se tratase, cada abrazo quería que fuera real y que él estuviera aquí conmigo, pero simplemente no se podía, nos separaban 3694 km.

Me levanté y salí de mi habitación, me encontré con mi amiga, al parecer tampoco había dormido.

— Buenos días. — la saludé y me senté junto a ella.

— Buenos días. — sonrió a medias.

— ¿Qué tienes?

— Martín me ama. — susurró mirando al piso.

— ¿Qué?

— Me lo confesó ayer, si se enamoró de mí, pero no puedo evitar sentirme culpable, él dice que no es mi culpa, pero aunque sea tengo una pizca de culpa.

— Él te dijo que no es así.

— Tú me dices que no es así, él dice que no es así, pero si lo es. Además, dijo que su suerte la usó en encontrarme a mí. — sus ojos se cristalizaron — Eri, esa es mi canción favorita, justamente porque la canta él, le pedí que no citara esa canción. — dijo con su voz entrecortada — Pero me dijo que quiere entrar en mi vida, quiere que seamos novios en algún momento, pero no puedo aceptar, solamente le pedí tiempo.

— Realmente lo dijo de corazón.

— ¿Y tú cómo sabes?

— El día que salimos todos juntos, la forma en que te miraba Martín, era única, te veía como si fueras la obra de arte más preciosa en todo el mundo, amiga, solo dale la oportunidad.

— No puedo, no ahora, no quiero sentirme vulnerable cuando estoy con él.

— Eso es lo que hace el amor, te hace sentir vulnerable frente a la persona que amas.

— ¿Por qué lo dices? — preguntó mientras se secaba sus lágrimas.

— Hablé con Villa, y mientras hablaba con él me mostré vulnerable, no quería que me viera así, no quería romperme frente a él, pero simplemente no pude, no pude evitarlo.

— Pero ¿arreglaron sus cosas?

— Sí, todo lo hizo por cuidarme y yo lo traté mal, me siento la peor persona por haberle hablado así.

— Tú no sabías nada del porqué estaba Gaby ahí.

— No lo sabía, pero si lo hubiera dejado hablar, si tan solo lo hubiera dejado no lo habría tratado así.

— Ya no te culpes por eso, que en un mes estarán aquí.

— Pero tú te vas en dos semanas.

— Lo sé, por eso serás la encargada de darle esta carta a Martín. — me la entregó.

— Aún falta mucho para que te vayas.

— Dos semanas se pasan muy rápido, y más vale que te la entregue ahora, porque probablemente me arrepienta más adelante, entonces estando en tus manos sé que hay más probabilidades que él la lea.

— Ya vengo, la voy a guardar.

Me levanté del sofá y me dirigí a mi habitación, guardé el sobre en mi mesita de noche.

Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora