35. Ships y Confesiones

26 2 8
                                    


— Eso estuvo increíble, que bonitos. — dijo Monse emocionada.

— Verdad que sí, Erimil es lo mejor del mundo.

— ¿Eri qué? — pregunté.

— Erimil, Erika más Villamil, es igual a Erimil. — dijo mi amiga divertida.

— Aaa, que ocurrencias las tuyas. — le dije.

— Pues ya ves.

— ¿Cómo sonaría una combinación de nombres entre Isa y yo? — preguntó Monse, la miramos sorprendidas y se empezó a sonrojar levemente.

— Mm, Isarat. — dije.

— Me encanta, son unas genias creando ships. — dijo riendo.

— Para nada. — dijimos al unísono.

— ¿Isa y... tú? Ya sabes, am, ¿te gusta? — dijo Yis y se sonrojó ligeramente — Perdón, si quieres no respondas, no quería sonar tan directa.

— No te preocupes, la verdad es que sí, pero no creo que él sienta lo mismo.

— ¿Por qué?

— No lo sé, solo no lo creo posible, él me ve solo como su amiga, no como algo más.

— ¿Y si hablas con él? — propuse.

— Tal vez lo haga. — sonrió.

Después de eso miramos a nuestro alrededor y vimos que ya no habían personas, por lo que nos dirigimos al camerino de los chicos.

Narra Villamil

Dicen que en el corazón no se manda y no escogemos de quién enamorarnos, pero al enamorarnos de alguien, le damos el poder absoluto a esa persona de destruirnos, porque se vuelve nuestra debilidad. Pero no importa, ella se volvió mi debilidad y podría darle el mundo entero si así lo quisiera, porque no me importaría en lo más mínimo ser destruido por ella, porque es lo más importante en mi vida, porque es la luz de mi vida y mi vida entera.

Nos encontrábamos en el camerino, ahora estaba inmensamente feliz, y nadie podía cambiar eso. Aunque, había estado notando a un Juan Pablo Isaza algo pensativo.

La puerta se encontraba abierta para cuándo llegaran mi novia, Yisley y Monse, la última mencionada estaba con ellas, había llegado hace unas horas, todos sabíamos, excepto Isaza, quería darle la sorpresa.

— Isa, ¿todo bien? — pregunté y todos se quedaron callados.

— Mi vida está bien, mi corazón más o menos. — dijo y abrí mis ojos sorprendido.

— ¿Qué pasa, Isa? — preguntó Simón.

— ¿Recuerdan a Monse? — todos asentimos — No la quiero como amiga, la quiero como algo más, pero me da miedo que ella no me quiera de la misma forma.

— Pri, eso no lo sabrá hasta que no le hable de sus sentimientos, o ya sé, dediquele "Acuérdate de mí" y listo. — dijo Martín y todos reímos.

— Buena idea, pero no, quiero decírselo sin utilizar ninguna canción.

— Eso sonó indirecta para Villa. — dijo Pedro.

— Sin ofender. — Isa levantó sus manos en señal de paz.

— No se preocupen, no todos decimos nuestros sentimientos de la misma manera, Martín lo hizo por llamada. — lo volteé a ver.

— ¿Hoy es el día donde todos sacamos en cara cómo confesamos nuestros sentimientos? — dijo Martín.

— Espero que no, porque tengo hambre. — Yisley ingresó al camerino riendo y Martín se puso rojo.

Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora