Dos Almas De Fuego

#7)Un buen trabajo.

Llevo una semana trabajando en casa de Timothée y la verdad me gusta el trabajo, es bastante comodo y tengo un buen sueldo, a demás de que no tengo que verlo todo el tiempo solo una o dos horas y eso, hay veces que lo tengo que ver minutos y otras en que ni lo tengo que ver. Pero hoy no es el caso ya que hoy es fin de semana y me tocara verlo desde que llego hasta que me voy. Ya que el día de hoy no tiene grabación...

Dios, amo verlo pero verlo y escucharlo siendo mí jefe es...asqueroso. De jefe es insoportable...lástima que lo quiero.

Hago el aseo en su habitación...no lleva trabajo, ya que él es muy ordenado.

Escucho como se abre la puerta de una manera brusca. Miro hacia la puerta y veo a Timothée que esta con cara de furia.

–Y dime, ¿Ahora que hice mal? ¿la cocina o esta vez es el baño? –

–¡Adivinaste! El baño esta una porquería.–

–El baño siempre esta mal para ti, ¿No crees que tal vez necesitas lentes?–

–No, mejor dime, ¿No crees que necesite una mucama que si tenga experiencia?–

–¡Si! consigue una que soporte tus estupideces. Si quieres échame ya. No, ¿Sabes? Te ahorraré el esfuerzo ¡Renunció!–

–¡Eres tan irritante! No te soporto. Vete, renuncia, has lo que se te de la puta gana...–Me da la espalda.

–¡¿Que?! ¡¿tú eres la victima en todo esto?¡ ¡Si tú eres el que no le gusta nada de lo que hago, tengo que soportar que critiques todo mi trabajo y no te importa que me canse de hacer tanto aseo. Como ayer, que me obligaste a que hiciese seis veces la cama y después me toco asear tres veces más el baño! ¡¿Y tú eres la puta víctima en todo esto?! ¡DIME! ¡¿TÚ ERES LA MALDITA VÍCTIMA?!–Agito mis brazos.

–...Isabella...yo...¡Es tu trabajo! ¿no?–

–¡Vamos, Timothée! ¿sabes que?–

En eso me quito el delantal y se lo tiro a la cara. Intento salir pero él me agarra del brazo y me jala hasta él, me pega a su cuerpo y me besa... Un beso que sabe a primavera... Un beso tan bello y tan amargo a la vez... Sigo su beso, y aunque sé muy bien que él no me conviene, no puedo evitar quererlo.

Como siempre mí corazón me hace una mala jugada. Mientras él se quiere quedar, mí cerebro quiere huir para nunca más volver... Porque de los dos, él es quien analiza mejor las cosas... Él no le importa cuanto lo quiera o cuanto piense en él, tiene los pies en la tierra y sabe lo que me conviene y lo que no.

Nuestro beso se vuelve cada vez más apasionado. Puedo sentir como pasa sus manos por todo mi cuerpo, dejando su huella en él.  Con cada toque me dice que soy suya y de nadie más. Hace bastante tiempo deseaba esto y no pienso pararlo aunque mí cerebro ruegue. Somos como un volcán... Nos sentimos como uno. Como dos almas que queman, que arden. Como un incendio. Como dos almas de fuego. Que viven para arder por dentro y esparcir sus llamas entre otros cuerpos gélidos.

Nos separamos para tomar aire. Nuestras miradas se funden una con la otra y Timothée posa sus manos en mí cintura, buscando mi aprobación, que está de más decir que la tiene. Tiene mi cuerpo para hacer con él a rienda suelta... Mi cuerpo es suyo y solo suyo. Puedo sentir como su mano se desliza lentamente hasta mi muslo y lo aprieta con suavidad. Mi respiración se comienza a agitar al ver como su mano se dirige al botón de mi pantalón, su mirada busca la mia en busca de una respuesta.

–Hazlo...–Digo en un suave susurro con mi mirada aun en su mano. Una sonrisa yace en su rostro cuando desabotona mi pantalón y una de sus manos se cuela por este mismo. Al sentir su mano rosar mi piel, mi vientre quema y se me eriza la piel. Sus ojos brillan como dos estrellas cuando juega con la tela de mis bragas. Su mano se cuela en mis bragas y sus dedos comienzan a jugar con mi intimidad, puedo sentir como su pulgar hace círculos en mi clitoris mientras que uno de sus dedos juega en mi entrada antes de hundirse.–Ah...–Suelto un leve gemido, cosa que lo hace sonreír.