Dos Almas De Fuego

Solo tengo miedo...

Lunes...

El día domingo no salí de mí habitación por lo ocurrido...No siquiera pude ver a mí padre. Ya que los domingo no se despierta por nada del mundo...Bueno, los domingo que no tiene que trabajar...

Al terminar de arreglarme bajo a la cocina y busco los cereales y la leche. Cuando estaba comiendo llega mí padre, se acerca a mí y me da un suave beso en la frente, de esos que dan tranquilidad.

–Buenos días cariño, ¿cómo dormiste?

–Bien...creo, ¿y tú?

–Bien, claro que tu madre me despertó porque me dijo que "ALGUIEN" tiro su celular. Me imagino que por eso "Crees" haber dormido bien.

–Ah...eh...es que yo...¿me comprarás otro?

Hago una sonrisa forzada. Él solo cierra los ojos y niega con la cabeza.

–Pero...

–No puedo linda, eso fue lo primero que me dijo tu madre "no le vas a dar otro teléfono" y recuerda que en esta casa se hace lo que ella diga. Asi que no puedo hacer nada–Hace una cara de lástima  y encoge los hombros.

–Está bien...no pasa nada. Igual fue mí culpa, no debí tirarlo.

–Si...en eso tienes razón. No lo debiste tirar.

Él me sonríe y me da un beso en la mejilla, yo sonrió y le digo...

–¿Vendrás a almorzar?

–No podré, linda.

–¿tienes que seguir haciendo la película o solo seguirás con los guiones?

–Hoy solo corregire algunos guiones y mañana seguiremos grabando. Creo que a Timothée le tocará faltar por bastantes días a la Universidad. Hablando de Tim...

Cuando menciona a Timothée me pongo incómoda y cambio rápidamente el tema.

–Ah...mmm, ¿Y no vas a desayunar?

–Jeje, si pero tu madre ya me hizo el desayuno para que lo lleve a el trabajo así que...te veo en la noche linda.

Besa mí frente y sale de la casa

Al terminar de desayunar...

Después me paro de la mesa, limpio mí plato y agarró mí mochila.

–¿lista?

–Si...pero estaría mejor si tuviera un teléfo...

–Ni lo digas porque ya sabes lo que diré.

Me enfurruño y ruedo los ojos

–Si...ya sé "NO TE DARE OTRO TELÉFONO. YO NO TE MANDE A QUE TIRES EL TELÉFONO CONTRA LA PARED"–lo digo fingiendo la voz.

–No seas grosera y mejor vete...–al escucharla enojada me despido rápido y salgo de la casa.

...

Al llegar a la universidad me meto en el baño y me miró a el espejo, el cual está más sucio que los pensamientos de un adolescente.

(No quiero ver a Timothée...bueno, bueno...puedo verlo de lejos...solo no quiero que él me vea a mí)