El viaje

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Al entrar al cuarto de Lorenzo fue algo que me destrozó.

Mi hermano estaba sentado al rincón de su cuarto, jugando con sus dedos y con la mirada perdida.

Estaba más que preocupado.

Estaba muerto del miedo.

Lorenzo siempre ha sido tímido y temeroso, de la vida y de él mismo.

La razón por la que él entrena tanto, va al gimnasio y su apariencia es del típico chico de gimnasio grande pero estupido, es porque siempre le hicieron bullying en la escuela por estar subido de peso. Siempre hemos sido de contextura gruesa gracias a mi padre... Emm, si, también sufrí de bullying pero yo si le dije a mis padres, en el caso de Lorenzo no fue así ya que...creía que le harían más bullying. Recuerdo escucharlo llorará después de de llegar de la escuela...era...una tortura constante no poder hacer nada ya que me hacía prometerle no decir nada. Era una niña, no sabía que las promesas se tienen que romper en ciertos casos.

El caso es que en cuanto cumplió quince se inscribo en el gimnasio y entrenaba día y noche, sin parar...recuerdo su sonrisa en cuanto se empezaron a notar resultados. Era más alegre y más seguro de sí mismo.

Siempre fue temeroso y el gimnasio no le quitó eso. Sip, tú puedes ver a Lorenzo por la calle y decir: «Mierda, este sujeto puede matar gente» pero, la verdad es que es muy dulce... Le dan miedo las mariposas y su peor pesadilla es que mi padre le eche de casa.

Lorenzo nunca se inscribió a la universidad porque creía que era muy tonto para ello. La cosa aquí es que... está pensando que hará para salir adelante con su nueva familia, si es que Emma no decide abortar.

Conozco a Lorenzo y sé que en este momento ve su vida pasar frente a sus ojos...sobretodo porque NO tiene cómo mantener a su futuro hijo. No creo que mi padre este entre sus opciones.

Carraspeo un poco para que note mi presencia...pero sigue como si nada.

Bien, hablaré rápido con él y me iré...no tengo mucho tiempo.

Me acerco con lentitud y tranquilidad a él, quien sigue con la mirada perdida.

–Hola... No tengo mucho tiempo... pero... puedo hablar contigo.–Me siento a su lado y pongo una mano en su rodilla. Él sigue sin mirarme ni decirme nada...es como si fuera la única que estuviera ahí. Su presencia aquí no existe.–Ya Ryan me dijo... yo–Suelto un suspiro–Sé que no debe ser fácil pero...–De repente su voz me interrumpe.

–¿Que no será fácil?–Por fin su mirada se fija en mi, pero con miedo. Eso me muestran sus ojos. La misma mirada de mi pobre hermano de pequeño.–Madre mía, esto va hacer una mierda, ¿Sabes que dirá papá cuando se de cuenta? Mierda, la prensa nos comerá vivos .–Su cara desaparece en sus manos–Siempre soñé con algo así... pero no lo decía en serio. No ahora.–

El silencio se vuelve hacer en la habitación. Lo único que se escucha es el ruido que proviene de la planta baja.

Quiero hablar con él... hasta decirle que sé lo que siente.

No lo haré.

Me muerdo la lengua para no decir algo que me pueda perjudicar y aun peor si hace que me pueda arrepentir por el resto de mi vida. Pero recuerdo que tengo algo que hacer.

Ya quede con Timothée...

Pero es mi hermano. No puedo dejarlo solo en este momento...

Creo... Creo que es mejor que no vaya.

Los siento Timothée pero esta primero mi hermano.

Dos Almas De FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora