Capítulo 17

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Kerry le contó a Marsala todo lo que sabía de Ethan. Algunas cosas no las creyó, y ella no supo si era porque pensaba que mentía o porque pensaba que Ethan le había mentido a ella. Cuando terminó, ella misma ya no estaba segura de qué cosas creía.

- ¿Sabes cómo piensa matarme? -preguntó Marsala.

-No.

- ¿Pero crees que planea hacerlo?

-Él mismo me lo dijo -Kerry se estremeció porque al decirlo estaba admitiendo que ella deliberadamente tramó la muerte del hombre que ahora tenía delante.

Kerry miró alrededor por si alguien estaba escuchando. La pareja sentada detrás se veía animada, compartían unas papas fritas, pero aparte de eso todo estaba igual que cuando llegó. Arrimó su silla a la de Marsala, de todos modos.

Él buscó en su bolsillo interior.

-No te pongas nerviosa -le advirtió.

Con lo cual comprendió.

No acabó de sacar la pistola, solamente se la estaba mostrando.

- ¿Supongo que nunca has utilizado una? -dijo, no muy esperanzado.

Kerry sacudió la cabeza.

-De todos modos, ¿qué puede hacer una pistola contra un vampiro?

-Si se dispara muy de cerca, lo entorpecerá.

Kerry recordó la lavandería, recordó a Sidowski apuntando se revólver a la cabeza de Ethan y diciendo algo muy parecido. Apartó la imagen de su cabeza.

-Sanan rápido, pero no tanto. Además, ésta tiene balas de plata.

- ¿Las balas de plata no son para los hombres lobo? -preguntó Kerry, deseosa de no tener que pensar, de perderse en los detalles.

Por la cara de disgusto de Marsala, adivinó que quienquiera que le hubiera vendido la pistola y las balas seguramente le dijo algo similar.

-Los vampiros no pueden soportar el contacto con la plata -dijo él-. Ni con el ajo. No es tan malo como el ajo, pero será un efecto adicional.

Efecto, pensó ella.

Kerry se preguntó si no sería una superstición más, como que la imagen de los vampiros no se refleja en los espejos, algo que ella comprobó que no era cierto. Ethan no había mencionado nada acerca de la plata, pero, una vez más, si fuera cierto Kerry supuso que no se lo habría dicho.

Si fuera cierto, quizá serviría para morir más rápido, sin dolor.

Marsala dijo:

-Quiero que la tomes y la ocultes. Asegúrate de tener una bolsa suficientemente grande. Si no, puedes metértela en la cintura de los pantalones.

-No me voy a poner una pistola en los pantalones -le dijo Kerry en un murmullo.

-Tiene seguro -dijo Marsala-. Revisa tus bolsillos.

No eran sus bolsillos. Era el abrigo de Ethan, lo que le pareció terriblemente injusto, y sí tenía un bolsillo interior.

-No puedo -dijo-. Soy incapaz de disparar a nadie.

- ¿Ni siquiera sabiendo lo que es? -preguntó Marsala-. ¿Ni sabiendo que ha matado a incontables personas y tiene la intención de matarte, y tal vez decida que tu familia ya vio mucho y los mate también?

Kerry no supo que responder con esta andanada.

-No lo sé -admitió-. Pero aun si quisiera estoy segura de que nunca le daría. Mi puntería es terrible cuando...

Compañeros de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora