Capítulo 5

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Cuatro horas más tarde sonó el despertador, pero Kerry se sentía como si no hubiera dormido más que quince minutos.

En la cocina su papá silbaba mientras se servía un plato de cereales que a Kerry le parecía de "Salvado, Ramitas y Grava". Buscó en la alacena cualquier cosa que tuviera mucho azúcar y figuras de malvavisco.

-Buenos días- dijo su papá, plantándole un beso en la nuca cuando se encontraron frente al refrigerador, él para sacar la leche descremada y ella la leche entera.

Kerry emitió un gruñido neutro. En el mejor de los casos, las mañanas no eran el mejor momento para ella, y por ahora no parecía que su papá hubiera percibido nada fuera de lo normal. Tenía el diario sobre la mesa, lo que significaba que ya había salido. Por lo visto la señora Armendáriz no había salido corriendo a quejarse, ni tampoco su papá vio nada raro en el auto ni en el lugar donde estaba estacionado como para que tuviera que comentar algo. Kerry, que nunca leía nada que no fuera la página de los cómics, revisó los titulares tratando de pasar inadvertida. No había ninguna historia sobre la captura de una banda de cazadores de vampiros, ni sobre la búsqueda de una misteriosa chica por la policía.

De todos modos no bajó al guardia. En realidad no había habido tiempo de que los periódicos de la mañana sacarán la historia. Muy probablemente para la edición de la tarde ya tendrían su retrato. Si le daba tiempo después de que su papá se fuera al trabajo entendería la televisión para ver las noticias locales.

Ian bajó sin que nadie tuviera que traerlo ni amenazarlo, cosa inusual, y le plantó a Kerry un gran beso en la mejilla, algo realmente extraño. Pero tuvo la prudencia de no mencionar nada sobre la noche anterior. Hizo que Patudo también le diera un beso a Kerry, a pesar de que Kerry le soltó un gruñido.

-Qué familia tan agradable- dijo su papá con una sonrisa demasiado reluciente para tan temprana hora de la mañana.

Kerry volvió a gruñir.

Por fin papá llevó a Ian con la señora Armendáriz. Kerry observó escondida detrás de la cortina del cuarto de Ian. Papá tardó más o menos lo mismo de cada día en dejar a Ian. Quizá la señora Armendáriz no oyó ni vio nada la noche anterior de lo que tuviera que quejarse.

Luego papá se subió al auto y salió de la casa, rodeó la glorieta y siguió por la calle. Sin ninguna vacilación, según pudo ver Kerry. Tal vez me salve de ésta, pensó Sí, seguro. Lo más probable es que todo se me venga encima después.

En la escuela, se pasó el día temiendo oír su nombre a través de los megáfonos: "Kerry Nowicki, por favor preséntese en la oficina del director, el FBI está aquí para arrestarla".

En realidad habría sido un alivio. Especialmente durante el examen de literatura del segundo periodo, sobre el libro que no terminó de leer. "¿Cómo se llamaba el narrador?", le preguntó a toda prisa a su amiga Nelle mientras se acomodaban en sus asientos, unos segundos antes de que sonara la campana. "¿Finalmente le dieron un nombre al final del último capítulo?"

Pero nadie vino a llevársela durante las clases, y cuando tomó el autobús que la dejó en el supermercado la policía tampoco estaba esperándola ahí.

-¿Llamó mi papá?- le preguntó a Elaine en servicios al cliente.

Elaine revisó los mensajes.

-No. ¿Esperabas su llamada?

-No, en realidad no. -Kerry se dirigió a los casilleros antes de que Elaine se pusiera a hacer preguntas. En el cuarto de los casilleros alguien había dejado la primera sección del diario de la tarde. Generalmente eran noticias internacionales, pero sí ocurría algo importante en la localidad salía en la primera página. A Kerry le pareció que un secuestro e intento de asesinato en la Calle Principal recibía la categoría de importante, y aun suponiendo que esto fuese algo habitual, sin duda el hecho de que los criminales se consideraran cazadores de vampiros era suficientemente inusual como para no pasar desapercibido.

Compañeros de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora