10| C i c a t r i c e s

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CHARLOTTE:

—Puedes pasar la noche con nosotros.— Soltó Cameron, luego de varios minutos de silencio.

—¿Qué?— pregunté girando mi cabeza hacia él.

—Dije que... Puedes pasar la noche con nosotros si no tienes a donde ir, claro, si tu quieres. No te obligo a nada— dijo rascando su nuca con evidente nerviosismo.

Me quedé pensativa durante varios minutos, y la verdad que él tenia razón.

No tenía a donde ir, mi familia vivía en Bolton, no tenía a ninguna persona conocida en esta gran ciudad.

Madison, mi mejor amiga se encontraba de viaje. Tampoco podía recurrir a ella.

Al fin y al cabo, la idea de Cameron no me parecía tan descabellada, pero de igual manera tenia mis dudas.

—¿Estas seguro?— dije mientras acomodaba un mechón rebelde de cabello tras mi oreja.—No quiero causar molestias.

—No, Lottie, si me molestara tu presencia te hubiera dejado tirada en el primer callejón a la vista.-—Se giró hacia su hija y le pregunto—Cariño, ¿Te gustaría que esta noche, Lottie duerma en casa?

La niña de cabello negro que estaba sentada en el asiento trasero, se asomó con una gran sonrisa a la cual le faltaba un diente delantero y mirando a su padre dijo.

—Sí, papi. Me gustaría muchísimo que Lottie se quedara en casa hoy.

La pequeña niña me dedicó una gran sonrisa de ojos brillantes.

A fin de cuentas, él era mi jefe, pero quería que fuera mi amigo—o algo mas— así que no tenía porque hacerme la cabeza cuando él me estaba dejando quedarme en su casa.

—Solo será esta noche, mañana iremos por tus cosas a lo de Brid.— habló Cameron, él al igual que su hija, me estaban dedicando una sonrisa de oreja a oreja, la imagen me enterneció tanto que no me quedó más remedio que rendirme y decir:

—Está bien, me quedare con ustedes.

Wendy chilló de alegría, dio unas pequeñas palmadas y volvió a su asiento, su padre en cambio, me sonrió y puso el auto en marcha.

—Muy bien señoritas, esta noche tendremos pijamada.

Y así, nos dirigimos hacia el departamento de Cameron y Wendy.

***

—Bien, chicas. Pasen que afuera esta haciendo bastante frío.— dijo Cameron abriendo la puerta de su casa para nosotras.

Y tenia razón, el clima londinense podía llegar a ser bastante frío, este era uno de esos momentos. A pesar de que el otoño había empezado hacía ya casi dos semanas el frío se hacia notar.

La verdad que a mi siempre me había gustado el frío, y más cuando las fiestas llegaban. Ver las luces navideñas haciendo contraste con la hermosa nieve me daba una hermosa sensación de calidez.

Wendy me sacó de mis divagaciones tirando de mi abrigo, bajé la mirada.

—¿Qué sucede pequeña?

—Papi dice que te pongas cómoda.— Al otro lado de la sala, Cameron salía del corredor y asintió con la cabeza, señalándome el perchero que tenía a mi lado.

Una vez me saqué mi abrigo y mi bufanda, me encaminé hacia la cocina, donde padre e hija charlaban amenamente.

—¿Te gustaría tomar algo, Lottie?

—Claro— le respondí a la niña que estaba sentada en uno de los butacones de la barra.

—¿Te apetece algo caliente?— Preguntó Cam acercándose a nosotras.

En el gris de tus ojos [Libro I bilogía "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora