Charlotte.
Había pasado ya mi semana de prueba como niñera de Wendy Lawrence, y hoy era lunes nuevamente. Me encontraba muy nerviosa, según mi parecer no lo había hecho tan mal, pero de todas maneras me encontraba así, porque no era Lorene quien me diría si conservaría el trabajo o no, esa decisión la tenía Cameron y también se debe a que las clases también comenzaban hoy.
Cameron, lo había visto durante toda la semana, pero nunca habíamos mantenido un conversación, exceptuando el día que lo conocí, era el tipo más sexy que había visto en mi vida, no me parecía mala persona, ni de esos tipos malos que aparecen en la novelas, era...¿Cómo describirlo?, era dulce, era lindo, era buen padre.
Saliendo de mis pensamientos, ahora me encontraba frente a la que sería mi universidad, era un lugar pintoresco, bastante moderno, tenía un gran puerta de madera y grandes ventanales. Según había visto en internet, era una de las universidades más grandes de Londres.
Entré en el edificio con una sonrisa pintada en el rostro, estudiaría lo que había soñado toda mi vida. Me convertiría en chef si todo salió como planeaba—aunque no tuviera nada en concreto planeado—. Lo único que mi mente pensaba es en la emoción que recorría mis venas en ese momento.
Llegué a la recepción de la universidad, allí se encontraba un hombre de mediana edad, tenía el pelo rubio, y era bajito y un tanto regordete, ver su físico me hizo recordar a mi profesor de física de la secundaria. Me arrimé al escritorio y carraspeé, haciendo notar mi presencia, el señor levantó la vista y pude ver sus facciones detenidamente. Sus ojos eran de un color extraño que no llegaba a ser gris, pero tampoco eran del todo negros, eran algo lindo de ver, su nariz era respingada, tenía un bigote del mismo color que su cabellera y sus cejas era pobladas.
—Buenos días. ¿En qué puedo ayudarla?—preguntó con tono aburrido, pero que no dejaba de ser amable. Lo entendía, era el primer día, la mayoría de la gente era nueva y debo imaginar que muchos habían pasado por aquella recepción durante lo poco que iba de la mañana, si bien no era el mediodía aún, se podían observar por los pasillos muchas personas que iban y venían.
—Buen día, mi nombre es Charlotte Grant, y es mi primer año. Me gustaría saber mis horarios, por favor.—Respondí hacia el hombre.
—Oh sí, por aquí debo tenerte asignada— buscó entre las fichas ordenadas sobre el escritorio, hasta que dio con una, la firmó y me la tendió.— Aquí tiene señorita Grant, esos serán sus horarios durante el año, cualquier cambio será informado. Ahora puede sentarse allí a esperar, en unos minutos vendrá alguien para guiarla para que conozca la instalaciones. Por cierto, soy Edward, cualquier duda, reclamo o notificación que desee comunicar, contáctese conmigo.
—Muchas gracias, señor Edward, un gusto conocerlo.— Me giré en dirección a los asientos al otro lado de la sala, estaban vacíos, por lo que me senté en un rincón.
Habían pasado alrededor de cinco minutos cuando las puertas se abrieron y por ella entro una chica con el pelo coloreado de distintas tonalidades, todas de ellas eran de la gama de los fríos.
—Hola Edward, lamento llegar tarde, es que me dormí—. Respondió la chica, que parecía mayor que yo solo por algunos años, no sabría decir cuántos.
—Buen día, Bridget, tranquila, la muchacha que debes guiar llegó hace unos minutos.— Respondió Edward mirándola a ella y luego señalándome a mi.
—Ok, muchas gracias Ed, que tengas un día no tan aburrido.— Le dijo Bridget a Edward.
Tomó unos caramelo de la canastita que había en el escritorio y luego caminó hacia donde me encontraba sentada.
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En el gris de tus ojos [Libro I bilogía "Miradas"]
Romans¿Ella? Estuvo perdida durante un tiempo y necesita nuevos comienzos, nuevas oportunidades. ¿Él? Solo necesita una niñera para su hija y ella es la indicada para este trabajo. Pero, ¿Qué pasaría si ella fuera esa persona que por mucho tiempo esperó...