28| D r a m a s

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No hay más que hablar- Morat

CHARLOTTE:

Me despierto por el estridente sonido del  timbre de la entrada sonando, es domingo por la mañana. Aún con rastros de sueño en mi cuerpo, me giro para observar a Cam que duerme como un angelito. El timbre vuelve a sonar de manera insistente y no me queda otra que levantarme.

Descarto la idea de que sea una emergencia, puesto que Bridget y Jaden saben que deben llamar en cualquier caso, al igual que la familia de mi prometido.

Calzando las pantuflas en mis pies, y buscando la bata de seda que Brid me regaló para mi cumpleaños, me encamino hasta la entrada, no sin antes verificar que Wendy esté bien. 

El timbre vuelve a sonar. ¿Quién demonios es?

Al abrir la puerta creo que me encuentro en una pesadilla cuando la persona del otro lado me da una sonrisa como si no hubiera estado hace unos segundos rompiéndome los tímpanos con el timbre.

—¿Quentin?—digo, mirándolo perpleja.

—Hola, Lottie.— No puedo creerlo, de verdad que no.

—¿Qué carajos haces aquí?— hablo con brusquedad.

—Eso mismo me pregunto yo. ¿Qué estás haciendo con tu vida, Charlotte?— Sin permiso alguno, me hace a un lado y entra como si fueras mejores amigos. Escanea todo con su mirada, hasta que vuelve a recaer en mí. Creo que no estoy comprendiendo nada.

—¿Desde cuando te importa lo que haga con mi vida o no? Según tú, soy una zorra.— No entiendo que hace Quentin aquí, y al no entender, el enojo empieza a fluir por mis venas.

—Me importa desde que vas a casarte con ese jodido imbécil. ¿Qué tiene él que yo no haya tenido?¿Dinero?¿El pene más grande?

Él de verdad no puede haber dicho eso. No tiene ningún derecho de venir aquí cuando él fue el jodido que me dejó, no dejaré que se crea que tiene el poder de faltarme el respeto, a mí y a mi prometido.

—Creo que deberías retractarte. No tienes el derecho de venir a humillarme a mi propia a casa. ¿Quieres que te recuerde que quien me dejó fuiste tu? Me fuiste infiel con mi hermana.— Digo hecha una furia, empujándolo con mi dedo índice en su pecho.— ¿Y quieres saber lo que tiene Cameron que tu no? El me ama por quien soy, no me obliga a cambiar. Yo lo amo. Creo que el que está equivocado aquí eres tu. ¿Por qué no vas y te revuelcas en la mierda con mi hermana?

—Joder, tu hermana me dejó.

—Oh, claro, tiene mucho sentido. Mi hermana te dejó y ahora quieres volver a hacerme la vida imposible. ¿Por qué no solo desapareces?— le digo abriéndole la puerta para que se vaya de una jodida vez, pero el sigue parado en el medio de la sala.

—Si, ¿Por que no desapareces? Maldita escoria.— se escucha una voz en el pasillo, y creo soltar un suspiro de alivio. Cameron.

Los colores en el rostro de Quentin desaparecen. Oh, le tiene miedo. Y debe tenerle, si no mal recuerdo la última vez Cameron le propinó un puñetazo.

—¿Qué haces en mi casa?— Cameron habla y sé que está enojado por el tono que usa, el mismo que usó cuando lo vimos la últimas vez. Camina desde el pasillo hasta la entrada dando grandes zancadas. Y ahora sí creo que Quentin está retomando fuerzas, porque se gira para enfrentarlo.

—¿Quieres saber lo que hago aquí? Vengo a reclamar lo que es mío— dice señalándome— Ella me pertenece desde que le quité la puta virginidad. Es mía. Además, ¿Cómo puedes quererla? Está podrida, lo único que hará es joderte la vida. Es una maldita zo. . .— Quentin no llega a terminar su monólogo porque Cameron le estampa el puño en la cara, haciendo que se caiga al piso.

En el gris de tus ojos [Libro I bilogía "Miradas"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora